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miércoles, 27 de agosto de 2014

¡Acá estamos!; ¿pero hacia dónde vamos?, por @MiguelBm29

Por MIGUEL BAHACHILLE - ago 26, 2014
@MiguelBm29

Inseguridad personal y financiera, inflación, carestía, criminalidad, secuestros, ruina de infraestructura, éxodo de jóvenes, violencia institucional, entre muchas vicisitudes, configuran un patrón público conducente a la incivilidad y, por ende, entregado al albur de la anarquía. Mientras ese esquema apelotonado en los últimos 15 años coloca al residente contra la pared, el gobierno se distrae con el delirio de “la patria revolucionaria y segura”. Mala señal para el vecino que sobrevive exaltado ante la ausencia del Estado protector y profusa presencia del gendarme interventor. Los apremios vecinales se dirimen ahora ante grupos con potestades especiales, arquetipo “Colectivos”. Así pues, ¡fuera los entes gubernativos formales! Entonces; ¿Hacia dónde vamos? 

El ideal de ascenso prometido por un populista, hoy probadamente imposible de satisfacer, empujan a más personas a buscar futuro en otros países. Ningún oficialista se preocupa por esta constatación. Prefiere rebuscar “traidores de la patria” y polarizar con alusiones ofensivas. Refleja con sus tics el “síndrome de apatía paralizadora”. Aquel que se origina cuando no puede especificar alguna obra de gobierno. Quizá ni sepa dónde está; mucho menos adónde va. 

Citemos un rubro esencial. ¿Dónde estamos y hacia dónde vamos en materia de provisión de alimentos? Las confiscaciones al azar de tierras fértiles evidenció la insolvencia gubernativa para cubrir la producción y distribución no sólo de comestibles sino de cualquier otro bien básico. La creación de aparatos estatales sustitutivos, como Agropatria, ha culminado en enjutas fuentes de corrupción mientras el vecino pernocta durante horas en las puertas de supermercados escudriñando víveres con precios trepados en más del 100%.

Lo mismo sucede en áreas industriales, higiénicas, comerciales, recreativas y de cualquier otro ámbito cotidiano rural o urbano. El gobierno percibe que su reclinatorio más anhelado, la adaptación colectiva a lo peor, está haciendo aguas. Adecuarse a “esto” significa  admitir la institucionalización de la miseria. Los cegados radicales que insisten en negar la devastación, bien les vendría visitar cualquier poblado del país enterarse del quebranto colectivo que ocasionan la carencia y la inseguridad.   

Sufrimos los dislates de hoy sin saber de buena tinta cuál es el plan de gobierno futuro. Sí estamos al tanto que bajo el actual esquema, muy disforme, la nación se hunde aún más en el ocaso institucional. El arreglo social previo a estos 15 años edificado a lo largo de un siglo ha sido desgarrado por una metáfora carente de integridad e incapaz de ofrecer designios sucedáneos racionales. El Consejo de Comunas con rango presidencial, anunciado por Maduro, devela el desprecio oficial por las instituciones tradicionales.

Las auténticas democracias tienden por principio a promover la pluralidad. Razón por la cual también son necesarias organizaciones y métodos pluralistas. Cualquier cosa en contrario es otra cosa, pero no Democracia. La diversidad, por ejemplo, no existe en los regímenes autocráticos del Medio Oriente porque no se entiende. La confesión del conspicuo revolucionario, Rodríguez Araque, en la cual enfatiza que en Venezuela se llega al poder por votos, no de otra forma, intenta llamar la atención de algunos regentes del régimen que detractan cualquier opinión y método disidente.

El miope se altera cuando extravía los anteojos porque rápidamente se da cuenta que comienza a ver muy mal. En esta revolución ocurre exactamente lo contrario. El revolucionarioavista el país a través de lentes deformantes. Los cristales están adheridos a la órbita de sus ojos y no se le ocurre quitárselos para tener una visión más abierta de los desequilibrios creados por esa ceguera auto inducida.

Ojalá no sea tarde para tirar los anteojos deformadores y examinar con cordura el actual contexto económico y social que afecta a más del 80% de la población. El país no sabe hacia dónde va y, al parecer, el presidente tampoco.

Tomado de: http://www.elcolumnero.com/mbahachille/1419

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