Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística la pobreza aumentó entre el segundo semestre del 2012 y el segundo semestre de 2013 en 1.795.884, para cerrar en 9.174.142 personas en situación de pobreza, equivalente a un empobrecimiento de aproximadamente 150 mil personas mensuales (ó 5 mil diarios) de forma continua durante todo el año 2013. Lo que representa el peor desempeño social desde los conflictivos años del golpe y el paro petrolero a inicios del siglo.
Pero lo que parece más preocupante del escenario es que el aumento de la pobreza se da en medio de un continuo aumento del gasto público y, peor aún, del gasto social. Es decir, mientras más se gasta en misiones y demás programas sociales del gobierno central, más aumenta la pobreza, demostrando el rotundo fracaso del modelo.
La pobreza no es sólo un fenómeno económico de bajos ingresos o “ingresos menores al precio de la canasta básica”, sino un hecho mucho más complejo y multivariable. En este sentido, una buena forma de entender la pobreza es como un círculo vicioso que se reproduce a sí mismo, y que impide a las personas desarrollar todo su potencial humano. Entendido así, la pobreza va más allá de un eventual ingreso extraordinario, para centrarse en la persona, sus potencialidades y las condiciones de su existencia.
De igual manera, su contrario, la no-pobreza debe entenderse como el círculo virtuoso que permite a las personas desarrollar sus potencialidades y capacidades para vivir la vida que desean. Se trata de autonomía e independencia, o simplemente de libertad. De tener sueños y poder perseguirlos. Esta es la definición que Naciones Unidas da al término Desarrollo Humano. Una de las características fundamentales del Desarrollo Humano es que los círculos virtuosos que genera son autosustentables, es decir, que una vez las personas adquieren las capacidades que permiten disfrutar de independencia, autonomía y libertad, es poco probable que puedan perderla, mucho menos a velocidades tan impresionantes como las que se experimentan en el país desde 2012.
Así, el importante deterioro en los indicadores de pobreza señalan que los esfuerzos en la lucha contra la pobreza no han logrado generar ciudadanos autónomos, libres e independientes que activen los círculos virtuosos del Desarrollo Humano. Al contrario, indican que más de 9 millones de venezolanos hoy se mantienen atados a la sombra de la dependencia, sentenciados a vivir una vida sin sueños, sin esperanzas, sin libertad.
El país necesita urgentemente construir instituciones que comprendan la pobreza y su opuesto en toda su dimensión. Se necesitan máquinas que doten a las personas de las herramientas para la independencia y autonomía que les permitan competir a los ciudadanos, no sólo en los mercados laborales sino especialmente en los mercados de sueños, ilusiones y esperanzas del mundo globalizado. Se necesita una gran máquina de sueños.
http://politikaucab.net/2014/07/31/la-maquina-de-la-pobreza/
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