Yuleisi abrió los ojos cuando el despertador le taladró el tímpano a las cuatro de la madrugada. Entre dormida y despierta, a sus veintiocho años y en la oscuridad del cuarto con sus dos “barrigones” a cuesta (como cariñosamente llamaba a sus hijos), pensó:....será que nos creen pendejos! ….Seguimos sin vivienda, hay escasez de alimentos y medicinas, aumenta el desempleo, no hay suficientes escuelas , salir a trabajar y regresar viva pasando por el barrio es una proeza y muchas veces tengo que pagar peaje.
Tenemos médico cerca pero si un muchacho se complica no hay hospital donde llevarlo. Hay comida barata, pero con cinco horas de cola y cédula en mano se consigue un litro de aceite y dos kilos de Harina Pan. Esto es mejor vida?, se preguntaba mientras todavía oscuro el barrio escuchaba en la radio de su casa la maravilla de país en que vivimos y lo tanto que se había hecho por los pobres, algunas cosas quizás pensó.
Escuchó a un entrevistado decir la cifra en dólares que se había gastado el país en los últimos años, muchos robados sin que se viera una mejoría real de su calidad de vida y se imaginó las casas, hospitales y escuelas que se hubiesen podido construir para los pobres si ese dinero se hubiese invertido bien.
Realmente vivo mejor ahora se preguntó?. Y la respuesta era obvia: NO.
Desde adolescente cuando tuvo verdadero uso de razón escuchó promesas y ofertas de paraíso. Se sintió tomada en cuenta, y se decía a si misma : ”ahora es que viene lo bueno”…… Se ha quedado esperando….. Será que esperanza viene de esperar se preguntaba? Trabaja en case de una familia que en menos de cinco años pasó de vivir en un apartamento en Catia a una quinta en el este, tenían tres carros nuevos y ahora viajan varias veces al año,como lo hicieron? . El esposo de su jefa consiguió un puesto como jefe de compras de una alcaldía del interior. Ella vio como crecieron y no los envidia, pero se cuestiona como lo hicieron?.
Recordó la sonrisa de Yonni su esposo muerto a balazos cuatro años antes para robarle los zapatos nuevos cuando bajaba las escaleras una madrugada fría para ir al trabajo. El ya no estaba pero los azotes de barrio siguen allí, ahora fortalecidos con armas nuevas obtenidas con el dinero del tráfico de drogas. No hubo justicia. Y la policía municipal, bien gracias!!!!, ni cerca del barrio. Este barrio sigue siendo tierra de nadie. Existen los mismos pobres. El mismo hospital pero más deteriorado y sin medicinas , los equipos dañados, la mitad de médicos y el doble de colas. Entre tanto, el rancho tiene que alojar más gente pus dos hermanas con hijos no tienen donde vivir. Más para comer, menos comida.
Estando en medio de sus pensamientos, la luz del sol le recordó que es hora de despertar a los hijos para que se comieran la única arepa para desayunar, hervir el paquete de pasta con el pescuezo y las alas de pollo que sobraron ayer para que toda la familia almuerce, y después bajar las escaleras del barrio sorteando malandros, para estar en su trabajo en dos horas de paseo en carritos atosigados de gente….
Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.
http://www.fundacionhumana.org/contenidos.asp?id=47&pagina=%BFQu%E9%20hacemos?
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