Por Valdimiro Mujica,
21/08/2014
Hay algo en la sicología
de los autoproclamados revolucionarios y campeones de la causa del pueblo que
es profundamente perturbador: la inhabilidad para admitir sus propias
limitaciones y entender el valor del conocimiento no como una palabra que se
acomoda a voluntad hasta desproveerla de todo sentido, sino como algo asociado
al estudio y al desarrollo del talento.
Tal parece que sentirse
miembro de una especie de raza cósmica de elegidos les confiere un derecho
innato a saber de todo y a incursionar en cualquier dominio del saber sin otra
herramienta que la voluntad. Por supuesto que la realidad y las complejidades
de la existencia humana en un mundo donde la ciencia y la tecnología tienen un
rol predominante, no se prestan a la manipulación de los aprendices de brujo
revolucionarios, pero en el camino pueden destruir, y de hecho destruyen,
valores, instituciones y logros que son el resultado del quehacer colectivo de
la sociedad.
La condición de
chavista, pseudorevolucionario o autodesignado intérprete del pueblo no se
traduce en mejores ingenieros, ni mejores médicos, ni mejores científicos. En
realidad no se traduce en ser mejor en ninguna actividad que requiera del
conocimiento como condición sustantiva de su ejercicio.
Si no por otra cosa más
profunda, por la simple razón de que el voluntarismo no construye conexiones
neuronales ni comprensión. El voluntarismo y sus primos cercanos, la
irresponsabilidad y la piratería, conducen con frecuencia el desastre de la
empresa que se acometa. La piratería revolucionaria de la oligarquía chavista
es la responsable directa, junto con la inevitable corrupción que surge al
amparo del exacerbado control de la sociedad, del deterioro que se respira en
todos los espacios públicos de Venezuela.
Todo esto viene a
colación porque mi capacidad de asombro es puesta nuevamente a prueba frente a
una de las últimas invenciones de la creatividad populista infinita del régimen
de desgobierno que impera en Venezuela. Copio directamente, citando la fuente
respectiva para evitar cualquier confusión respecto al contenido de la
información, unas declaraciones de la profesora Alejandrina Reyes, viceministra
de Planificación y Desarrollo Académico del Poder Popular para la Educación
Universitaria (MPPEU), quien recientemente moderó, junto al equipo de Gestión
Comunicacional de ese espacio, el programa Pueblo Universitario, producción
para radio que sale al aire semanalmente por el dial de Alba Ciudad 96.3 FM.
Cito pues: “Reyes respecto a la Planificación Académica en el trabajo directo
con las instituciones universitarias, esbozó para las usuarias y usuarios que
“se ha desarrollado un Plan Nacional de fortalecimiento al área curricular
denominado Jornadas Nacionales de Curricultores y Curricultoras, siguiendo el
legado de nuestro Comandante Eterno Hugo Rafael Chávez Frías de democratizar el
conocimiento, promover la inclusión en esa toma de decisiones de manera que lo
curricular no puede ser solo un tema de expertos, porque éste tiene una
intencionalidad y trata de promover que esos contenidos curriculares para la
formación de nuestros profesionales, estén a tono con la Constitución de
República Bolivariana de Venezuela, el Plan de la Patria y por supuesto,
fomenten eso que nos señala este Plan de convertir a Venezuela en un País
Potencia” Resulta pues que lo curricular no puede ser un tema de expertos, sino
que al igual que en los temas de aguas, salud, ciencia y tecnología, es necesario
construir una ficción comunicacional y política de supuestos cultores
populares. No se trata por supuesto de negar la importancia de la educación
ciudadana sobre temas tan importantes, asunto que debería ser un deber
primordial del estado y la sociedad en su conjunto, pero no se necesita mucha
creatividad para imaginarse el grado de preparación y formación de los así
llamados curricultores y curricultoras, en cuyas manos caerá la discusión sobre
el tema curricular de nuestros centros de enseñanza. Ni siquiera se tomaron la
molestia de crear un neologismo menos monstruoso. La fulana palabreja podría
perfectamente referirse a los cultores del curry, dado el hecho de que la
palabra curriculum no puede ser dividida porque carecería completamente de
sentido. Pero estas pequeñeces por supuesto no preocupan a nadie en el
gobierno.
Mientras se practica la
operación de ficción populista y demagógica de pretender que de todo se puede
discutir y conocer sin tomarse el trabajo de aprender, el régimen mantiene en
total oscurana al pueblo venezolano sobre temas absolutamente sustantivos para
el presunto avance del Plan de la Patria, o cualquier otro plan de gobierno si
al caso vamos, como por ejemplo el manejo de los dineros públicos y la enorme
tajada de recursos que el gobierno maneja discrecionalmente al calcular el
precio del petróleo a un precio inferior al del mercado en la elaboración del
presupuesto de la nación. Un detallito sobre el que sin duda convendría la
intervención de los ojos de un pueblo informado.
Mientras tanto,
esperemos las recomendaciones cada vez más parcializadas y destructivas de la
posibilidad de seguir pensando con libertad que nos traerán nuestros
curricultores y curricultoras. El futuro de Venezuela País Potencia está a buen
resguardo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico