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jueves, 21 de agosto de 2014

¿Quiénes se están quedando en Venezuela? Por @VzlaEntrelineas

María Denisse Fanianos de Capriles 20 de agosto de 2014
@VzlaEntrelineas

La situación política, económica, social, etc. que estamos viviendo los venezolanos es sumamente dura. Por esta razón muchas personas están buscando nuevos horizontes fuera del país. Dicen que más de un millón de venezolanos han decidido por esta opción, siendo los principales destinos Estados Unidos, Canadá, España (por la gran cantidad de españoles inmigrantes que llegaron a nuestras tierras y dieron la nacionalidad española a sus hijos o nietos), República Dominicana, Panamá, etc.

Y es que no es nada fácil vivir en un país donde hay que tener velas listas y potes de agua llenos por si nos quedamos sin luz y agua. Donde tenemos que hacer horas de cola para comprar los productos básicos. Donde quizá no conseguimos la medicina urgente que necesitamos. Donde podemos morirnos en un hospital esperando que nos atiendan o que no nos puedan operar porque no hay los insumos necesarios. Donde no sabemos si nosotros, o nuestros hijos, regresaremos a la casa vivos cada vez que salimos a la calle por la desbordada delincuencia.

Pero aún así, con todos esos terribles problemas que nos agobian día a día aquí hay mucha gente decidida a quedarse hasta el final. Hasta el final de lo que sea. De lo que Dios quiera.

Porque si es verdad que algunos se van, y se entiende de corazón, también es verdad que si todos los venezolanos que soñamos con un mejor país para nuestros hijos y nietos nos vamos y abandonamos la lucha, les dejaremos este terreno que Dios nos encomendó cuando nacimos para que lo trabajáramos y sembráramos cosas buenas. Ese terreno no lo podemos abandonar y dejárselo a quienes están haciendo las cosas de manera equivocada.

El amor a la patria no es una quimera, es algo real, que se vive y que se siente, con la mente, con el alma y con el corazón. Es algo tan cierto que hasta en el Catecismo de la Iglesia Católica se puede leer en el Cuarto Mandamiento, punto 2239, que “El amor y el servicio a la patria forman parte del deber de gratitud y del orden de la caridad”.

Y más allá de lo que dice el Catecismo, pienso que muchos sentimos el amor a Venezuela como una pasión inmensa, como algo que nos tiene amarrados a nuestra tierra, a nuestras raíces, a nuestras familias, a nuestros hermanos venezolanos, a nuestra historia, a tantos recuerdos, sentimientos, olores, sabores…

Uno puede pensar en lo difícil que es vivir en un país que está como en guerra. En esos momentos es bueno recordar a San Juan Pablo II quien vivió dos totalitarismos de estado terribles, pero él amaba a su Polonia con todo su corazón y con muchos polacos que se quedaron en su tierra rezando y luchando, sin cansancio, lograron la libertad.

Aquí se está quedando mucha gente buena que está dejando hasta los tuétanos para que en este país reine la justicia, la verdad y la paz. ¿Cómo irse y dejarlos aquí? ¿Cómo dejar a nuestra Santa Iglesia Católica Venezolana, donde nuestros obispos, sacerdotes, religiosos, laicos, etc. están dando un ejemplo de entrega y desprendimiento total?

Cuando uno conoce, vive y trabaja con tantos que se están quedando en este país por su propia voluntad, porque podrían irse, es cuando uno recuerda a personas que lucharon sin descanso para conseguir libertad y desarrollo para sus naciones. Tantas personas, en tantos países, que en momentos de grave crisis no abandonaron su nación y vieron con sus propios ojos como fue la reconstrucción. Eso lo vimos aquí muy cerca en Colombia, en Perú. Y eso es lo que esperamos ver quienes aquí nos quedamos, porque somos muchos, muchos abuelos, padres, madres, niños y muchos ¡muchísimos! jóvenes ejemplares.

Aquí se están quedando muchas personas que están trabajando en silencio y sin descanso, y que serán los protagonistas de una historia grande, ¡Digna!, la que al final quedará en los libros de historia como el ejemplo que hay que seguir.  Será la historia del triunfo de la perseverancia, del trabajo, de la honestidad, del estudio, de la preparación, de la fortaleza, de la paciencia, de la oración, de la unión en la lucha incansable por la justicia, ¡por la verdad y por la paz! para todos los venezolanos.

Aquí se están quedando muchísimos venezolanos ¡buenísimos! luchando por ser mejores cristianos cada día, luchando por recuperar los valores en nuestra Patria amada. Y no tendremos nada que perder, así dejemos la vida en el camino, porque si dejamos esta vida terrena en el camino, por culpa de la desbocada delincuencia, alcanzaremos la vida eterna en nuestra Patria definitiva: el Cielo, porque no le debemos ¡nada! a nadie.

¡Por eso no tenemos miedo y seguiremos adelante, sin descanso, con la ayuda de Dios y hasta que Él quiera, hasta que la vida nos lo permita aquí en nuestra amada Venezuela! ¡Virgen de Coromoto, madre nuestra, protege a todas nuestras familias!


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