Por Gustavo Yepes, 22/08/2014
Por ahí anda diciendo el poeta Leonardo Padrón que hoy eres un tremendo error ortográfico, y de inmediato te visualicé así, con esa B horrible, distorsionada, chocante, tanto, que provoca corregir el error y transformarte en lo que sueño.
Te quiero con V de Vida. Hoy vivimos en la cultura de la muerte, donde la vida no vale nada y hasta se premia a quienes atentan contra ella. Yo te sueño como un país donde los niños que hoy no nacen, puedan nacer; donde los jóvenes que engrosan las estadísticas fatales puedan sobrevivir y triunfar; donde los enfermos que podrían disfrutar de unos años más con calidad de vida, puedan hacerlo; donde la muerte sea la consecuencia natural de haber vivido a plenitud y no una ruptura abrupta, cruel, producto de políticas de un estado inhumano.
Te quiero con V de Variopinta. Hoy estamos separados porque alguien decidió que somos enemigos; hoy prima un solo color porque los demás no tenemos derecho a adornar el paisaje patrio. Yo te sueño como un arcoíris en el que estemos todos unidos apuntando hacia un futuro mejor, sin distingos, sin divisiones artificiales, sin sembradores del odio.
Te quiero con V de Verdad. Hoy estamos desgobernados por unos embusteros de oficio que mienten y mienten y todavía encuentran quien les siga creyendo. Yo te sueño como un país sin misterios, donde la verdad y la transparencia imperen sobre el engaño; donde podamos conocer con certeza cosas tan simples como una partida de nacimiento y un acta de defunción; donde podamos confiar en las acciones y en las intenciones.
Te quiero con V de Volver porque quisiera que mi hija volviera porque decidió que vale la pena volver. Hoy muchos de nuestros compatriotas están probando suerte en países lejanos porque sienten que casi cualquier otro país le brinda más oportunidades que mi país, su país. Te sueño como un país que sea ejemplo porque sus talentos se ocupan de generar bienestar no sólo afuera sino aquí, en casa, en el terruño, en el que nunca dejará de ser a pesar de la lejanía. Sueño con escuchar, una y mil veces, el esperanzador grito de Pérez Bonalde en su “Vuelta a la Patria”:“¡Ya piso el santo suelo en que probamos el almíbar primero de la vida!”.
Te quiero con V de Viento. Hoy no sopla en nuestro país el viento de la libertad sino la angustia asfixiante del prisionero, del ciudadano acuartelado en contra de su voluntad, de las colas y las capta huellas, del cierre de las fronteras físicas y mentales. Te sueño como una casa con un piso donde sentirme firme y un techo que me proteja, pero sin paredes que me aprisionen y me hagan sentir libre, como el viento.
En fin, te quiero con la V de la Venezuela de mis padres y de mi infancia, de la Venezuela de sus proverbiales paisajes y riquezas, de sus hombres y mujeres de bien, que cometen errores y los corrigen, de la bonhomía de sus habitantes, de la belleza y la valentía de sus mujeres, de sus emprendedores, de sus valerosos jóvenes que hoy luchan por algo mejor de lo que hoy se les ofrece y están pagando muy caro por su atrevimiento.
Venezuela, te quiero así, y no como el error ortográfico que te ha desdibujado.
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