Por Miro Popic
¿Cuánto tiempo hace que no
comemos pescado? Si no lo hemos hecho antes, menos lo haremos en estos días de
Semana Santa. Todos los indicadores alimentarios nos dicen que los venezolanos
somos (o éramos) un pueblo carnívoro. Sin embargo no siempre fue así. Antes del
primer desembarco de reses en Tierra Firme a comienzos de la conquista, éramos
un pueblo eminentemente ictiófago.
PLATO ÚNICO
La proteína animal de nuestra cocina prehispánica se saboreaba entre espinas. Con 3.726 kilómetros de costa frente al mar Caribe (2.718 km) y parte del océano Atlántico (1.008 km), 1.700 kilómetros de playas, 311 islas, y varias decenas de miles de kilómetros de riberas fluviales y lacustres, no podía ser de otra manera.
Prácticamente todos los
escribidores de Indias que fabularon sus hazañas en el Nuevo Mundo, dan cuenta
de la gran cantidad de peces que abundaban en los mares y ríos recién
descubiertos por ellos, de las curiosas maneras que tenían de atraparlos, de
las técnicas y herramientas diseñadas para sus capturas, y de la forma de comer
y conservar su carne.
Gran parte del pescado
consumido provenía de fuentes fluviales y lacustres, cuya captura se
acrecentaba en épocas de ayunos, que eran bastantes, y que no se referían a la
abstinencia de carne sino a una sola ingesta diaria “cuya cantidad no pase de
ocho onzas, y su calidad sea frutas, dulces, etc., no pescado, huevos ni otras
cosas, de que se componen las viandas del mediodía”, como estableció el Sínodo
Diocesano de Caracas de 1687.
En época de cuaresma se
incrementaba el consumo de pescado ante la prohibición de comer carne, cosa que
no todos respetaban, especialmente los militares al servicio del rey (nada
nuevo para nosotros). Fray Juan Antonio Navarrete, en Arca de Letras y Teatro
Universal, da cuenta de un decreto de 1776 en el que les concedía a los
militares alistados bajo las banderas del rey de España el poder comer carne
todos los días de cuaresma, salvo el viernes y sábado de cada semana, y toda la
Semana Santa, tal como lo reseña Pedro Cunill Grau en Geohistoria de la
sensibilidad en Venezuela. También se prohibía mezclar carne y pescado de una
misma comida.
Para poder suministrar el
pescado necesario y sustituir la carne en días de abstinencia, se permitía la
pesca incluso en los día de guarda, donde, según el Sínodo Diocesano, “los
pescadores podrán pescar, habiendo oído misa, en los días de fiesta de
cuaresma, y en los demás del año, que cayeren en jueves, o vísperas de vigilia,
exceptuando las pascuas, días de Corpus Christi, y Asunción de Nuestra Señora”.
Ya desde 1579 hay documentos que indican como los indígenas de El Tocuyo “cada
año, por cuaresma, traen pescados para sus encomenderos”. Desde la jurisdicción
de Guanaguanare, en 1720, “sus ríos dan de 1.500 a 2.000 arrobas de pescado que
llevan a vender en tiempo de cuaresma a los valles de Barquisimeto y al
Tocuyo”. De los ríos cercanos a Valencia, según cuenta Antonio Manzano, en
Ciudad de Valencia, de 1778, se sacaba abundante pesca para satisfacer la
demanda: “Todos tienen peje, pero el de Valencia es con grande abundancia, pues
cuando lo quieren coger, que lo hacen con facilidad, se abastece la Ciudad de
él, de formas que la cuaresma, o días de Viernes, es admiración lo que produce
pues dan por medio Real seis ó siete de más de cuarta de largos, ignorase el
motivo de su mucha producción…”
02-04-16
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico