LUDMILA VINOGRADOFF 29 de diciembre de 2016
@ludmilavino
Venezuela es
el segundo país más violento del mundo y este problema tiende
a crecer a pesar de los planes del Gobierno de Nicolás Maduro para
combatir la delincuencia. El Observatorio
Venezolano de Violencia (OVV) registró este año 28.479
asesinatos, frente a los 27.875 homicidios de 2015, con una tasa de 91,8
muertes violentas por cada 100.00 habitantes. El director del OVV, el
sociólogo Roberto Briceño León, explicó durante una rueda de prensa
que Venezuela está precedido por El Salvador y seguido por Honduras,
con 103 y 59 homicidios por cada 100.000 habitantes respectivamente.
Briceño
se ha convertido en el portavoz autorizado de las cifras sobre violencia puesto
que el régimen chavista no publica cifras oficiales desde hace doce años. Solo
el pasado febrero la fiscal general de Venezuela, Luisa Ortega,
situó la tasa de homicidios en 58,1 por cada 100.000. habitantes.
El
director de la ONG atribuye el repunte de la violencia en 2016 al aumento
de las masacres y los llamados «delitos
de hambre», y señaló a la profunda crisis económica que atraviesa
Venezuela como una de las causas de este aumento. Este país sufre cada semana entre
una y cuatro matanzas (tres o más asesinatos en un mismo hecho) y
experimenta el «fenómeno nuevo» de los delitos y violencia vinculados al hambre.
Los delincuentes no roban productos de lujo, sino alimentos.
Esta
clasificación excluye a países en guerra o con conflictos
armados, aunque Briceño precisó que Venezuela llega a superar a países que
sufren bombardeos en número de homicidios. El informe del OVV sitúa a Caracas
como la capital más violenta del mundo. Pero existen lugares menos
poblados, como El Salvador, que registran tasas de homicidio superiores,
subrayó el sociólogo.
De las
28.479 muertes violentas, 18.230 son homicidios legalmente aceptados como
tales; 5.281 personas murieron al poner resistencia a la autoridad y los 4.968
restantes son los casos de asesinatos considerados bajo investigación.
Planes del Gobierno
Para combatir
la violencia, el Gobierno ha aplicado más
de 22 planes de seguridad. El último consiste en otorgar zonas a los
llamados «colectivos» para que se encarguen de la seguridad de los barrios.
Además de los delitos vinculados al hambre, han aumentado los linchamientos y
ajusticiamientos de paramilitares.
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