DANIEL LOZANO 28 de diciembre de 2016
En El
Porvenir se quedaron sin él. Seis jóvenes y tres adultos, pescadores de este
barrio de Cariaco, en el estado Sucre, fueron masacrados en noviembre en una de
las matanzas que han marcado otro año sangriento en Venezuela. Como la de
Barlovento en octubre, cuando un grupo de guardias nacionales detuvieron,
torturaron, ejecutaron y enterraron a 12 jóvenes en una fosa común.
La
violencia mata en Venezuela cada 18 minutos, según las estimaciones del
prestigioso Observatorio Venezolano de la Violencia (OVV), que cada año airea
las cifras aterradoras que el chavismo censura. Un nuevo récord trágico, 28.479
homicidios, que superan los 27.875 del año pasado.
Con
una tasa de homicidios de 91,8 por cada 100.000 habitantes, el país
sudamericano vuelve a ocupar la segunda plaza en tan sangriento ranking,
superado por El Salvador y sus 103 homicidios por cada 100.000
habitantes. Los cálculos del OVV precisan que 18.230 casos son homicidios
aceptados como tales, 5.821 son producto de la resistencia a la autoridad y los
4.968 restantes están en averiguación.
La
tasa de muertes letales se sigue ensanchando entre Venezuela y Colombia (25,3
en 2015) y Brasil (25,1). El vecino sudamericano, en pleno proceso de paz,
continúa disminuyendo, año a año, sus cifras violentas.
El parte
de sucesos de un solo día desvela el estado de violencia nacional, en un país
donde se han multiplicado los linchamientos y las ejecuciones extrajudiciales ante
una sociedad, aterrorizada y harta de tanta muerte, que prefiere mirar hacia
otro lado. En Caracas, en el barrio de El Valle, los familiares de Daniel
Enrique Rodríguez acusan a la Policía Nacional Bolivariana de matar al joven de
18 años y disfrazarlo como si se tratara de un enfrentamiento.
El
mismo cuerpo de seguridad señalado la semana pasada en otro caso que delata el
nivel de impunidad, una de las claves de las olas de violencia, una tras otra,
que sacuden el país: un comerciante preguntó a un pareja de agentes, que
custodiaba el Terminal de Autobuses de La Bandera, por la dirección de una
entidad bancaria. El hombre fue retenido y llevado a la fuerza a una comisaría.
Allí fue golpeado, violado y le fueron robados los 150.000 bolívares obtenidos
en su negocio que pretendía depositar.
También
esta semana el Comando Nacional Antiextorsión abatió a dos agentes implicados
en un secuestro en Trujillo y la Fiscalía acusó a tres detectives de la policía
científica por el asesinato de un trabajador en Amazonas.
Un año
que será recordado por tres grandes matanzas y por las temidas OLP (Operaciones
de Libertad del Pueblo), despliegues de la Guardia Nacional y de la Policía
donde primero se dispara y luego se pregunta. Así lo confirman distintas ONGs,
como Provea, que han denunciado hasta 850 ajusticiamientos.
Además
de las dos que abren esta crónica, en Tumeremo murieron
28 mineros ilegales en una carnicería que dio la vuelta al
mundo. "Estas masacres son una expresión conocida, pero los estimados
nuestros en que en 2016 ocurrieron al menos 22 asesinatos múltiples en cada mes
del calendario. Una cifra preocupante que muestra la expansión de la violencia
en el país", concluye el informe del OVV.
Precisamente
familiares de las víctimas de Cariaco protestaron con furia el pasado martes
para exigir la detención de quien consideran culpable de la masacre, el alcalde
chavista Ángel Ortiz. Los manifestantes incluso aseguran que los fiscales han
dado orden de detener al primer edil, pero este se mantiene en libertad.
Más del 90% de los homicidios no son
juzgados
El OVV
apunta que la violencia desmedida está provocando desplazamientos, incluso
fuera del país. También destacan cómo han surgido los crímenes por
hambre y los linchamientos, entre uno y tres cada semana.
"La
violencia está acabando con el futuro del país. Lamentablemente, la impunidad
nos come día a día y por eso la violencia es usada como mecanismo para resolver
conflictos", protestó el gobernador opositor Henrique Capriles.
Los expertos destacan la impunidad (más del 90% de los homicidios no son
juzgados) como una de las claves de la violencia superlativa que sufre el país
desde la llegada de la revolución bolivariana. La corrupción y mala preparación
de los cuerpos policiales, el crimen organizado y la proliferación de armas son
otros factores clave.
Durante
años, el chavismo ha acusado de la violencia al capitalismo, a los
videojuegos, a Superman, a Spiderman, a las telenovelas de narcos y a las
conspiraciones imperialistas. Nicolás Maduro insistió ayer, una vez más, en
acusar a unas supuestas "mafias paramilitares de ultraderecha que atentan
contra la patria. Las vamos a combatir".
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