Por Arnaldo Esté
Entusiasma mucho ver y
participar en las organizaciones de la sociedad civil. Crecen y se multiplican
y en sus reuniones y comunicaciones se da un importante crecimiento y
aprendizaje.
Muchos vivimos en la
angustia de saber y sufrir la desintegración del país y tememos que se
desencadenen violentas reacciones. No obstante, la gente opta por reunirse y
comunicarse con cierta formalidad. Reuniones y comunicaciones que descargan esa
angustia a la vez que proponen y discuten sobre necesarias acciones. Son
innumerables y crecientes, una suerte de profundización de la democracia con la
participación directa.
La penuria y el descaro
delincuencial del gobierno propician el pesimismo y, en muchos, la búsqueda de
culpables entre los propios, pero no debe ser así. Nunca ha sido fácil salir de
un gobierno dictatorial que pretende permanecer a pesar de tener la cínica
conciencia del desastre. Saben lo que ocurre y sus refugios ideológicos o de
fidelidad al santón culpable de poco les sirven. Uno siente, en sus reiteradas
oraciones, la flacura de sus convicciones y el temor al desnudo que tiene el
corrupto descubierto.
Hay que persistir, hay que
organizarse y buscar los medios y las maneras.
Nada de quedarse en casa
lamiéndose los dolores. Con Los vecinos, con los de la cuadra, con los colegas
y compañeros de estudio y trabajo. Hay que seguir organizándose.
03-12-16
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