Por Marino J. González R.
El año 2016 cierra en las
condiciones más críticas para la vida de los venezolanos. Los efectos terribles
en el acceso a medicamentos y alimentos están a la orden del día. Las colas
para las compras son más largas y frustrantes, ante las mayores dificultades para
conseguir los productos. La caída en el ingreso de las familias se agrava ante
la ausencia de políticas económicas que puedan revertir este curso desastroso.
Ya el BCV ha anunciado el nuevo cono monetario. Demostración muy clara de la
destrucción económica que ha sufrido Venezuela. El anunciado billete de 20.000
bolívares representa 200 veces el valor del billete de mayor denominación de la
actualidad. Sin embargo, al calcular en dólares representa la décima parte del
valor de ocho años atrás.
La causa fundamental de este
total desastre económico radica en la visión ideológica desfasada del actual
gobierno. La creencia de que era posible fortalecer al Petro-Estado para tomar
control de la sociedad y desde ahí dictar todas las pautas, ha llevado al país al
estado más deplorable que se pueda imaginar. A esa visión ideológica debe
sumarse la mayor incompetencia en el manejo de la gestión pública en la
historia republicana de Venezuela. Sin embargo, los responsables de este
formidable fracaso no asoman ninguna autocrítica, ninguna conciencia del daño
realizado. Más bien, es obvio que tratan de sacar provecho de esta nueva etapa
de deterioro, por supuesto, para sus fines particulares, nada que ver con las
realidades concretas de los venezolanos.
En el curso de las políticas
económicas del actual gobierno, el escenario no puede ser más preocupante. El
FMI ha informado, desde finales del año pasado, que al cierre de 2016 la tasa
de inflación del país estará en 720%. La más alta del mundo. Los pronósticos
para los años siguientes son escalofriantes. Para el año 2017 se estima que la
tasa de inflación cerraría en 2.200%, en 2018 alcanzaría 3.000% y a finales de
2019 en 3.500%. Tal es la dimensión de las consecuencias económicas que ha
sufrido el país. Si a ello agregamos el pronóstico de crecimiento, se completa
que Venezuela tiene al día de hoy el peor escenario económico del mundo. El FMI
estima que todos los años hasta el 2019 tendremos reducción de la actividad
económica (es el último año estimado). En otras palabras, a seis años de
recesión económica (entre 2014 y 2019) habría que agregar que tendríamos la
segunda hiperinflación del Siglo XXI.
Con este escenario queda muy
poco que decir sobre la desastrosa gestión del actual gobierno. Prácticamente
ha aniquilado la capacidad productiva del país y las reglas básicas para
manejar una economía moderna. Las consecuencias que esta situación tiene en la
vida de los venezolanos ya han llegado a extremos inimaginables. Es bastante
obvio que el actual gobierno es la primera amenaza de la vida de los
venezolanos, es el mayor factor de sufrimiento de la gran mayoría de las
familias del país. Cada día que pasa es más evidente que un gobierno así debe
ser sustituido a la brevedad por las vías democráticas e institucionales que estén
disponibles. La tarea no puede ser más urgente.
07-12-16
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