Por Pompeyo Márquez
Escribimos la semana que
debe iniciarse el juicio en la Asamblea Nacional contra Maduro por abandono del
cargo, ponerse de espalda de la Constitución y ser responsable de los tormentos
que sufre la inmensa mayoría del pueblo que pide sanciones contra Maduro. Ese
es un sentimiento casi unánime cuando oscila entre un 85 y un 90% que condena a
esta dictadura que ha llevado a la ruina a nuestra patria.
Cada día de este aprendiz de
dictador usurpa funciones, torpedea salidas democráticas como el Referendo
Revocatorio, y sabotea las propuestas tanto del exterior como de la mayoría de
nuestro pueblo que pide que abandone el cargo. Para colmo Maduro se burla de El
Vaticano y del propio Papa Francisco, interesado en encontrarle soluciones a la
crisis venezolana que es de tal magnitud que quienes la sufren pueden ser los
testigos en el juicio de la AN. El Cardenal Porras por su parte expresó que el
diálogo puso de relieve que el gobierno es un gobierno desligitimado y debía
por tanto ser revocado.
Es urgente el diálogo entre
la fuerza disidente, recomponer la Unidad, ampliar la MUD, a partir de una
conclusión elemental: ¡todos somos necesarios! Por eso hay que cesar las
descalificaciones, los ataques contra la MUD, lo que no significa expresar las
críticas a que haya lugar.
Una experiencia cuando la
dictadura de Pérez Jiménez fue que ningún partido o sector de la sociedad por
sí solo era capaz de salir del dictador. Una de las primeras conclusiones del
año 1956 fue cesar las descalificaciones: por ejemplo llamábamos a la unidad y
al mismo tiempo calificábamos a Betancourt como “Agente del Departamento de
Estado de los EEUU”, cuando éste recorría el continente denunciando las
torturas y persecuciones de centenares de opositores tanto en las cárceles como
en el exilio.
Como decíamos en el artículo
anterior, después del asesinato de Carlos Delgado Chalbaud, el dedo acusador
apuntaba hacia el dictador que tuvo que dar un paso atrás, designar a Suárez
Flamerich como presidente de la Junta de Gobierno y cumplir con el ofrecimiento
de llamar a elecciones que fue ganada clamorosamente por la oposición, pero
como no hubo unidad ello facilitó el golpe del 2 de diciembre y que se desatara
la más feroz represión que bajo la máscara de una seudo democracia se convirtió
en la práctica en una sanguinaria dictadura militar.
Las bases de la Unidad están
echadas: la victoria del 6D 2015 y las grandes manifestaciones del año que
concluye. También el sector institucionalista de las FFAA juega un papel
importante para salir del aprendiz de dictador y reconstruir al país, salvar a
Venezuela. ¡Si se puede!
19-12-16
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