Por José Luis Carrillo
Exconstituyente y hoy profesor
universitario, Ernesto Alvarenga sostiene que la Constituyente planteada por el
Presidente es ilegal. De las protestas dice: "La represión es condenable y
Nicolás Maduro tiene las manos manchadas de sangre"
A pesar de los golpes
encajados en su trayectoria política, Ernesto Alvarenga no ha perdido su
disposición a expresar claramente lo que piensa ni a hacer su diagnóstico sobre
la realidad nacional y endilgar, a la más alta magistratura del Estado, la
responsabilidad por los hechos ocurridos a partir de las manifestaciones
convocadas por la oposición.
Historiador, exprofesor de la
Escuela de Economía de la UCV y exconstituyente de 1999, sostiene que la
propuesta del presidente Nicolás Maduro para convocar de nuevo al poder
originario, se inscribe dentro de un modelo de extrema derecha. Señala que
dentro del chavismo hay divisiones y expresa su dolor por la separación de las
familias venezolanas.
Aunque siendo políticamente
activo de la izquierda venezolana en los convulsos años de la década de los 60,
Ernesto Alvarenga no participó en la lucha armada. Sin embargo, físicamente
cuenta con heridas, que aunque no oficialmente de guerra, son las marcas de la
extrema polarización política en que ha estado atrapado el país durante los
últimos 18 años. En 2005, siendo diputado, fue herido de bala durante una
agresión a la sede administrativa de la Asamblea Nacional, a partir de lo cual
comenzó a sufrir de hipertensión arterial, que le afectó un aneurisma cerebral
y provocó un Accidente Cerebro Vascular, del que afortunadamente, por estar al
momento en una clínica, sobrevivió. Su hablar, aunque más pausado que cuando
fue constituyente, no ha perdido el sentido crítico y continúa salpicado de
cierto humor negro como cuando hace referencia al de la distribución
“democrática” de los locos en el país.
Desde su residencia en
Caracas, Alvarenga conversó en entrevista exclusiva con Contrapunto y
por supuesto el tema de la Constituyente planteado por el Gobierno del
presidente Maduro abre la charla.
–Cuando usted se incorporó al
proceso constituyente ¿qué pensaba que podía aportar a Venezuela?
–Hay varias aspectos. Las
estructuras políticas tradicionales estaban debilitadas. A Acción Democrática
(AD) la había dividido Carlos Andrés Pérez en su segundo mandato (1989-1992); a
Copei lo había dividido Caldera, y luego había un estigma según el cual todos
los políticos eran unos ladrones. Era la antipolítica. Por allí llega a Chávez.
“En honor a la verdad, yo
conocía a Chávez mucho antes del 4 de Febrero y nunca se habló de un proyecto
procubano, comunista, y en la Constitución de 1999, eso no aparecía. De hecho,
cuando luego del referendo aprobatorio, acompaño a Luis Miquilena a La Casona,
la respuesta de Chávez hacia Miquilena fue: ‘aprobaron la Constitución que tú querías’...,
es decir, no era la que él (Chávez) quería.
–¿Entonces Chávez no estaba
contento con el texto de 1999?
–No lo estaba, y entonces en
2007, con la propuesta de reforma constitucional, logró unir a quienes
aprobaron la Constitución y a quienes se opusieron a ella en su momento. La
Constitución de hoy es un pacto de los venezolanos.
–Luego Usted fue el jefe de la
fracción del Movimiento Quinta República (MVR) en la Asamblea Nacional. En esa
oportunidad ¿los diputados de la fracción discutían los proyectos o se imponían
líneas?
–Se discutía. Ningún diputado
de ese entonces puede decirte que las cosas eran impuestas. Al contrario,
nosotros nos reuníamos en un salón del Hotel El Conde, todos los lunes me
reunía con ellos y no para imponer líneas.
“Tengo muchos amigos en el
Gobierno, entre ellos Nicolás Maduro y Elías Jaua, y yo dirigía mis reuniones.
No me estoy vanagloriando, sino que yo soy democrático. Lo puedes corroborar
con la gente del hotel. Estábamos allí creo que desde las tres o cuatro de la
tarde y discutíamos. Te pongo como ejemplo la ley de Educación, propuesta por
el diputado José Luis Farías, historiador del pedagógico, fue aprobada por
unanimidad.
–¿En qué momento se le activó
esa conciencia de que el proyecto político no era lo que usted pensaba?
–En ocasión de la Ley
Habilitante (2001). En agosto de ese año, cuando se aprueba la Habilitación
hablé con Luis Miquilena (entonces ministro de Interior y Justicia) y con
Alejandro Armas (diputado) y en diciembre renuncié.
–¿En qué cree que se equivocó
el presidente Maduro al iniciar su gestión?
–Yo conozco a Maduro desde que
era muchacho. Es de la generación de Vladimir Villegas, Juan Arias (actual
ministro de Industrias Básicas), Juan Barreto y otros, que, con excepción de
Villegas eran de la Liga Socialista, y siempre fue un negociador. Por eso no
entiendo por qué hoy… Bueno, debo decirte que siendo yo de la Liga Socialista y
él un muchacho, hubo un grupo que fue enviado a Cuba, uno fue Nicolás Maduro y
otro Eduardo Piñate, ahora prácticamente jefe del Psuv… Te digo que era
negociador porque (siendo diputado), en algunos de los puntos difíciles me
llamaba y me decía ayúdame a resolver este problema.
“Creo que todo en la vida
tiene solución si se negocia. Creo que es el camino que (Maduro) debería
retomar. Elías Jaua creía en la concordia. Uno de mis pecados fue tal vez
haberlo incorporado al MVR. Pero ellos creían en el diálogo, el entendimiento,
la negociación.
–18 años después de elaborada
la Constitución actual, el presidente Maduro llama a una Constituyente. ¿Cree
que con la situación actual del país la ANC pueda resolver los problemas?
–Primero, esa convocatoria es
ilegal. La Constitución (dice que) puede ser una propuesta presidencial, como
la que hizo Chávez, pero él consultó si la gente quería. No fue un acto
ejecutivo. Tú y yo estamos hablando acá y podemos firmar un documento. ¿Cuánto
tiempo podemos demorar para que ese documento quede definitivo? Uno, dos, tres,
quince días, un mes. Además, esa Constituyente es corporativa.
“El autor Poulsen estudió el
modelo de Mussolini, y ese es el modelo que están aplicando acá, que es
corporativo. Los sindicatos, que estaban vinculados a Mussolini, eran los que
elegían. ¿Sabes con cuántos puntos ganó las elecciones? Con 98%. Eso es lo que
se está haciendo aquí.
–¿Cree que se está aplicando
un modelo de extrema derecha?
–Yo creo que sí. Es fascismo.
–¿Ha tenido contacto con el
presidente Maduro?
–Hace dos años dijo
públicamente que quería hablar conmigo y me mandó como intermediario a David De
Lima, con quien me reuní con testigos, porque tú sabes que vas a esas
reuniones, que fue en un restaurante y luego dicen ‘salió con una bolsa’. Así
que me cuidé. Con todas mis dificultades fui con diputados; pero al final la
reunión con Maduro no se dio. De Lima me dijo ‘Nicolás quiere reunirse contigo’
y yo le pregunté ¿El presidente Maduro? Me respondió ‘pero él no es amigo tuyo,
cómo le vas a decir así’ y le dije, bueno porque el Nicolás Maduro que conocí
no era presidente y ahora lo es, es una “pequeña” diferencia.
–¿Qué es lo que le preocupa de
todo este proceso?
–El país. Por la escasez de
alimentos, de medicinas, la inseguridad. Yo tengo tratamiento de por vida y me
cuesta conseguir los medicamentos. Me duele la fractura de la familia, tengo dos
hijos, Ernesto que vive en Caracas y María Gabriela vive en Toronto (Canadá),
con quien tengo tres nietos y conozco a dos. Se ha dividido a la familia en
general. Todo el que se puede ir se va.
–¿Cuál es su evaluación de lo
que está ocurriendo?
–Esto va a tener un fin. No
creas que las Fuerzas Armadas son un espacio distinto al país. Si eres mayor
general tal vez puedas tener en tu casa todo lo que quieras tener, pero si eres
sargento no. Es una fractura. Hace dos meses conversé con Clíver Alcalá Cordones
(excomandante de la Cuarta División Blindada de Maracay) y me dijo “profesor,
esto no es sostenible”.
–¿Cuál es su postura frente a
la represión de las manifestaciones por parte de los cuerpos de seguridad?
–Para mí la represión es
condenable y Nicolás Maduro tiene las manos manchadas de sangre. No justifico
que haya 39 muertos, la mayoría jóvenes.
–El Estado alega que los
organismos han actuado ante actos de violencia. ¿Qué hace el Gobierno en estos
casos?
–No son movilizaciones
violentas. Tú eres más joven que yo. Recuerdo que uno marchaba de la UCV a la
Plaza San Jacinto y no pasaba nada. Había alguno que otro encapuchado que
rompía un vidrio u otras cosas, pero esta cantidad de muertos no ocurría.
–Funcionarios gubernamentales
dicen que si la oposición llega al centro de Caracas, entonces ocurren
destrozos como el que hubo en la sede de la Fiscalía General de la República en
2014. ¿Se justifica entonces que no entren?
–¿Sabes que allí mataron a un
señor que trabajaba en la Alcaldía de Caracas y había sido policía? Ese fue el
que dijo que había que matarme. Cuando renunció a la Quinta República, en 2002,
uno de los del grupo Carapaica dice que hay que matarme, que es cuando mi mamá
tuvo que pasar 72 horas en cura de sueño. Esa persona estaba allí como civil y
lo mataron, porque ellos a veces no se conocen. ¿Quién te dice a ti que los que
están marchando son todos de la oposición? ¿Cuántos infiltrados? Este país es
democrático y los locos están democráticamente distribuidos en todas partes.
–¿Cree que la Constitución de
1999 tenga algo que deba ser cambiado?
–Pueden haber enmiendas y
reformas. Ahora, lo que quieren hacer es una nueva Constitución para evitar las
elecciones de gobernadores, alcaldes y presidenciales y sacar el tema de los
muertos, el hambre, la inseguridad. Pero no hay acuerdo entre ellos.
Afortunadamente me llegan informaciones de eso. Hay intenciones de avanzar
hacia el modelo cubano y si no hay elecciones esto una dictadura. ¿Cómo están
inhabilitando a Guarulla (al gobernador del estado Amazonas, Liborio
Guarulla)?; le están abriendo un juicio a Alfredo Ramos (el alcalde de
Barquisimeto, estado Lara); tienen preso a Antonio Ledezma (el exalcalde
metropolitano de Caracas); a Leopoldo López; inhabilitan a Henrique Capriles
por unos 15 años. Es una cuestión ridícula. Por eso hay que continuar con la
protesta y buscar un entendimiento con los factores democráticos que existen en
el Gobierno. El país no es de unos y de otros.
–¿Cree que corremos el riesgo
de ir a una guerra interna?
–Pueden haber enfrentamientos,
pero una guerra civil no. La última confrontación militar que hubo en Venezuela
fue en 1903 cuando Gómez derrotó a Nicolás Rolando en Ciudad Bolívar. Lo demás
son escaramuzas.
14-05-17
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