Por Hugo Prieto
Sólo hasta el pasado viernes,
la síndico municipal tuvo acceso al expediente, que hará cosa de 10 días
interpusieron en forma de amparo varios ciudadanos en el TSJ. “Por lo tanto, no
podíamos oponernos ni a la admisión de ese recurso ni a las medidas cautelares
que sabemos iban a dictar”, afirma Gerardo Blyde, quien además de ser el
alcalde de Baruta es abogado constitucional. El procedimiento guarda una
extraordinaria similitud con los casos de Ceballos y Scarano, quienes en 2014
fueron destituidos, sometidos a juicio y condenados a prisión. El día de
mañana, una vez conocido el escrito de demanda, los alcaldes ejercerán su
derecho a la defensa. Lo curioso es la vía por la cual se enteraron, una rueda
de prensa dada por el presidente de la Sala Constitucional del TSJ.
¿Qué le podría pasar al
alcalde Blyde cuando llegue la notificación a su despacho?
Voy a ejercer todas las
defensas dentro del expediente, que serán inútiles si hay una orden política de
llevarme a una inconstitucional audiencia pública, porque consideren que no he
acatado las decisiones de esas medidas cautelares y determinen, precisamente,
en ese acto que yo debo ser destituido y encarcelado. Ese es un escenario. El
otro es que simplemente observen nuestros alegatos, nuestra defensa y pruebas,
y no se convoque esa audiencia. Esos son los dos escenarios, no hay otros.
¿Ya usted está preparado para
asumir un eventual carcelazo?
Yo creo que nadie quiere estar
encarcelado y menos si no ha cometido ningún tipo de delito. Evidentemente, yo
tengo responsabilidades delante de todos los baruteños. De aquellos que votaron
por mí, que fueron el 80% y de aquellos que no votaron por mí, que fueron menos
del 20%. Además, delante de todo el personal y la administración municipal. No
es mi aspiración estar preso. Pero si hay una orden política, tendré que ir
preso. Vendrá otro alcalde, a quien van a tener que destituir y poner preso y
así en una cadena hasta que esto cambie.
Actualmente hay un
cuestionamiento a la estrategia que está siguiendo la oposición, a lo que está
haciendo la MUD. Uno lo advierte en ciertas preguntas que se hacen en los
medios, al estilo ¿Se ha avanzado con esta estrategia? Y si usted,
efectivamente, es puesto preso, no falta quien dirá. ¿Y ahora fue que Blyde se
enteró que estamos en dictadura? ¿Qué le diría a la gente que piensa de ese
modo?
Aunque no soy ajeno a lo que
escriben en las redes, y sobre todo a los que hacen más bulla en las redes,
creo que la protesta en la calle, siempre y cuando se mantenga pacífica, es la
válida. Es, además, la que tienen los ciudadanos en sus manos, y esto
sobrepasa, va más allá, de los dirigentes políticos. Ni yo, ni ninguno de los
alcaldes, somos importantes. Lo importante es rescatar la democracia, que se
cumpla con la Constitución y se restituya el orden constitucional. Puede haber
errores de táctica, pero yo creo que la estrategia que se ha asumido es la
correcta. Cuando tienes un gobierno que monopoliza todos los poderes del
Estado, cuando tienes un gobierno que cierra todas las vías electorales, incluida
la única arma que tiene el ciudadano, que es el voto, es manifestar, es
protestar de manera pacífica y a eso es lo que ha convocado la MUD y lo ha
hecho, además, con una agenda, con la que podemos estar de acuerdo o en
desacuerdo. Yo, por ejemplo, estoy en contra de los trancazos, creo que son
inútiles e inoperantes. Las grandes concentraciones, unas más grandes, unas más
pequeñas, han obligado al gobierno a mostrar su cara más terrible y represiva.
Es mucho lo que se ha logrado.
Seguramente, habrá quien se
pregunte. ¿Qué sentido tiene desenmascarar a un gobierno claramente
dictatorial? Pero la pregunta que le hago es: ¿Eso es necesario? ¿Se obtienen
resultados políticos?
Uno, el diagnóstico del
gobierno, nunca había estado tan unificado como en estos 54 días de protestas.
Que exista gente que haya llegado a la conclusión de cuál es el tipo de régimen
que impera en Venezuela, digamos, hace tres años, eso no significa que ese sea
el diagnóstico compartido por la gran mayoría del pueblo venezolano. Sería una
manifestación de soberbia, por decir lo menos, decir: ¡Ah, y ahora es que la
gran mayoría piensa así! Pero resulta que tienen que pasar cosas —grandes
luchas, incluidas— para que la gran mayoría tenga un diagnóstico compartido
sobre quiénes gobiernan, cómo nos gobiernan y qué tipo de régimen nos gobierna.
Eso es un gran logro. Tenemos a una mayoría unificada alrededor de un solo
criterio. Eso no lo teníamos y nadie es amo de la verdad. Puede que yo pensara
que el orden constitucional no se rompió con las sentencias 155 y 156, sino
muchísimo antes, con la designación, por ejemplo, de los actuales magistrados
del TSJ, pero eso es propio del mundo de los abogados y de los profesores de
derecho público. Pero ahora, el ciudadano común, le ha visto los colmillos a la
dictadura en su propia nuca.
Las protestas tienen tres
vías: la calle, la institucionalidad y la esfera internacional. Yo veo, por
ejemplo, que el señor Almagro tiene una posición muy clara frente al gobierno
venezolano, pero también podría decir que una golondrina no hace verano.
¿América latina, el vecindario, digamos, está en deuda con Venezuela en este
tema?
Venezuela apoyó y protegió a
muchos exiliados que tuvieron que salir de sus países (Argentina, Chile,
Uruguay, entre otros) gobernados por dictaduras de derecha que cercenaron las
libertades, los Derechos Humanos y la democracia. Creo que los gobiernos de
América Latina tardaron mucho en reaccionar frente a lo que estamos viviendo
los venezolanos. Pero también tenemos que había como una ola de gobiernos
populistas de izquierda que subvertían la libertad de prensa, que subvierten y
subvertían el estado de derecho, y que corrompieron instituciones del Estado.
Pero esa realidad ha cambiado a raíz de los procesos electorales y en varios de
esos países se han deslastrado de los atavismos de la izquierda populista, que
los mantenía anclados no en el siglo XXI, sino en el siglo XX. Han dejado muy
solo al gobierno de Maduro. Pero los tiempos de los países no son lo rápido que
uno quisiera. Lograr el apoyo de 18 países dentro de la OEA no es poca cosa, el
cambio de sus discursos (México, Chile). Pero la solución a los problemas de
Venezuela es de los venezolanos. Nosotros estamos haciendo lo que nos toca con
la única arma que tenemos: manifestar pacíficamente en las calles.
¿Cuándo habla de “la única
arma que tenemos” es porque todas las demás están agotadas?
En este momento, sí. El
gobierno se metió en un callejón sin salida que es el fraude constituyente, y
por esa razón no es negociable. Resulta aberrante y, además, un error
inexcusable de derecho, que no comete un estudiante de 1er año de derecho, que
Maduro diga que él tiene la convocatoria, confundiéndola con la iniciativa,
para que vaya entonces a producirse la elección y la conformación de una constituyente
que nunca se le preguntó al pueblo soberano, está usurpando y robando las
funciones del pueblo. Ante eso, tú no puedes transigir. Ese no es el escenario
para buscar una salida política acordada entre las partes en conflicto. No es
ni puede serlo, porque simplemente, es un escenario sectario. Un hablar consigo
mismo. Un yo con yo. Un cuarto de espejos, que es lo que va a ser esa
constituyente, donde no se le va a hablar al país, ni a las partes enfrentadas
del país. Entonces, allí no hay solución. Ni se puede buscar una salida
política en ese callejón sin salida. Hay una alternativa mucho más fácil. Vamos
a preguntarle al pueblo si quiere o no una salida electoral.
Gerardo Blyde retratado por
Roberto Mata
Una de las cosas que ha unido
a la protesta, digamos, a Raimundo y todo el mundo en las calles, es la defensa
de la Constitución. ¿No resulta incongruente, por decir lo menos, que en un
hipotético diálogo, se exija una elección general? Es decir, una fórmula que no
está dentro de la Constitución.
En la Constitución está la
misma salida. La Constitución contempla la posibilidad de una enmienda, que la
puede proponer la Asamblea o el propio presidente, mediante la cual se le
pregunte a los venezolanos si desean que se les recorte el mandato a todos los
poderes públicos, y que incluso, en una transacción política, se incluya a la
Asamblea Nacional y vayamos a un proceso adelantado de elecciones de presidente
y de diputados, si fuese el caso. El pueblo decide, pero se le tiene que
consultar en referéndum. Eso es muchísimo más fácil que irse por el callejón
sin salida de una constituyente fraudulenta. Si el pueblo dice sí, apruebo la
enmienda, recorto el período de presidencial, es constitucional por completo.
Esa es la salida constitucional.
El chavismo, quizás siguiendo
una práctica del modelo cubano, no cede, en ningún plano, ya sea institucional
o político. Diría que ni siquiera cede en los espacios que controla. Tomemos
por caso las marchas, que se reprimen justamente en las fronteras que separan
los municipios de Baruta y Chacao del municipio Libertador. ¿Por qué tenemos
que albergar la idea de que puede haber una negociación política, si los hechos
demuestran que en el carro del chavismo la palanca del retroceso no existe?
Uno. En este momento no hay
ninguna negociación política. Dos. Yo creo que hablar del chavismo en general y
asociarlo al madurismo es darle una gracia a Maduro que no tiene. El que no
regresa, el que está en esa posición de no retorno es el madurismo, no el
chavismo. El chavismo se fracturó, pero exponencialmente y en muchos pedazos.
Hay una parte del chavismo, muy importante, que no quiere que cambien la
Constitución del 99 y la está defendiendo. Oye a Héctor Navarro, a Ana Elisa
Osorio, incluso a Mari Pili Hernández. ¿Esos no son chavistas? La propia
fiscal, Luisa Ortega Díaz, cuando declaró a raíz de las sentencias 155 y 156
del TSJ, ¿Qué dijo? Esta es la Constitución de Chávez y se declaró
chavista. Los que están en la cúpula del poder y sostienen a Maduro allí
tienen, y alguna información manejamos, graves conflictos de conciencia.
Incluso, los del 4-f no están apoyando esta constituyente fraudulenta. No hay
un chavismo monolítico. Ahora, ¿Van a negociar? No lo sé. Un estadista lo
haría.
Hemos visto que a raíz del
resultado del 6-D, el chavismo pierde el control de la Asamblea Nacional y más
recientemente, a propósito de las sentencias 155 y 156 del TSJ, se desprende la
Fiscalía. ¿Por qué la oposición no habla con los chavistas que acaba de
mencionar y construyen un frente para la defensa de la Constitución? ¿Eso no
estaría en línea con los desprendimientos que hemos visto? ¿No le haría una
mayor presión al gobierno.
¿Quién te dijo que no se han
hecho esas conversaciones? Muchos de nosotros hablamos con ellos. Estás
asumiendo un hecho que no existe. Es verdad que ellos no van a inscribirse en
Acción Democrática, Voluntad Popular o Primero Justicia. Ellos tienen su propia
ideología. Muchos son militantes de la izquierda de los 60. Otros son más
recientes y sus ideologías no cuadran con la de los partidos que constituyen la
base de la Unidad. No los vas a ver dentro de la Unidad. Ahora, su discurso en
defensa de la Constitución y en contra de la constituyente de Maduro es
prácticamente igual al que el mismo Gerardo Blyde ejerce. Ese frente se está
creando solo. ¿Por qué le quieres dar una organicidad que los llevaría a ser
parte de la oposición y pierdan la auctoritas para hablarle a las
bases chavistas que están descontentas con Maduro? Sería un error táctico
impresionante. Le hablarían sólo a la oposición, pero no a las bases chavistas.
Me permito aclararle que no
estoy asumiendo nada, yo estoy haciendo unas preguntas.
Sí, pero como parte de esas
preguntas también haces unas afirmaciones con las cuales no estoy de acuerdo y
tengo que rebatirlas.
¿No es mejor que eso se
visualice? Lo digo por lo siguiente. Han transcurrido 55 días de protesta, 56
personas han sido asesinadas y este país está prácticamente paralizado. ¿No
sería un alivio que, en medio de la desesperación, la gente advierta la
conformación de nuevas fuerzas políticas y avances en otros frentes?
Te repito, sería un gran
error. Crear un frente con ellos los anula como voceros ante el chavismo. Y
creo que ni ellos quieren, ni conviene. Ellos le están hablando a su gente, que
los oye y los ha seguido y lo van a seguir haciendo, a pesar de la censura en
los medios oficiales. Nadie los puede obligar a que ellos asuman la agenda de
protestas de la MUD, por ejemplo. Ahora, el país no está paralizado por los 55
días de protesta, sino porque un gobierno ineficiente nos llevó a esto. Y la
protesta es consecuencia de la crisis del país, de la escasez de alimentos, de
medicinas. No es la causa, es la consecuencia.
Justamente, una de las cosas
de las cuales no se habla, porque estamos inmersos en la historia del día a
día, que no es otra que el balance de la represión, de la lista de jóvenes
asesinados y los nuevos contingentes de presos políticos, es de la crisis
económica, que está haciendo su trabajo en forma silenciosa. Pongamos el precio
del cartón de huevos: 12.000 bolívares. ¿Qué podría desencadenar la combinación
de los elementos arriba mencionados en términos sociales, en términos
políticos?
Yo le temo mucho a una cosa,
que es la anarquización total del país. Creo que nuestros sectores populares
sienten una orfandad muy grande frente a un gobierno que no sólo se
comporta como un padre irresponsable, sino que llega borracho y le pega a la
familia. Pero ese pueblo huérfano, que además padece cada vez más los efectos
de toda una política desastrosa, de la crisis social, hospitalaria y de
seguridad que estamos viviendo, en su trajinar diario, en su trajinar
existencial, puede sobrepasar a la dirigencia opositora, porque ya se
desprendió sentimentalmente de lo que significa este gobierno y entrar en una
etapa muy complicada de anarquía. ¿Cuál va a ser la contención del gobierno, de
ese mal padre de familia? Más represión, más fuerza bruta. Y eso es explosivo.
Uno lo advierte claramente y
para muestra un botón: lo que ocurrió en Socopó, en Barinas. ¿Qué podría
ocurrir si esa espiral de violencia estalla en forma simultánea en 10 ciudades
del país?
Socopó es un pueblo pequeño de
Barinas. Yo hablé con su alcalde, Ronald Aguilar, quien está muy preocupado por
lo que está sucediendo allá. Pero eso puede reproducirse en muchos sitios, de
manera anárquica y espontánea. Lo cual significa que podemos entrar en un
periodo muy explosivo en el país. Este gobierno debería entender que así no se
puede gobernar, que así no puede seguir en el poder, que está mantenido
solamente por la fuerza de los hechos y de las armas y que no está aportándole
ninguna solución real a la crisis que viven los ciudadanos. Hay que buscar la
salida política para que esas explosiones no se den y para solucionar los problemas
de la gente. De eso se trata la política. Maduro no puede aislarse y darle la
espalda a los ciudadanos para aferrarse al poder. Eso no tiene ningún sentido.
Ojalá que entendieran eso quienes están en la cúpula.
¿Qué podría ocurrir si alguna
de las bisagras institucionales que aún controla el chavismo se fractura?
Creo que se cae el gobierno.
Tendríamos que ir, dentro del marco constitucional, a un adelanto de elecciones
presidenciales y quien sabe de qué otros poderes, porque no sabemos qué más se cae.
Esto es impredecible. Nadie puede predecir la intensidad de un terremoto, ni
las cosas que se va a llevar por delante. Y eso sería un terremoto de elevada
intensidad. El gobierno trata de que eso no le suceda. Hasta ahora lo que ha
sufrido son temblores, por decirlo de alguna manera, pero puede venir un
terremoto, que puede estar, incluso, silente en este momento.
Gerardo Blyde retratado por
Roberto Mata
La oposición se ha mantenido
en el cauce pacífico, electoral, constitucional, pero todo espacio tiene sus
límites.
No tenemos otra que
mantenernos ahí, no hay otra salida. ¿Cuál sería la salida? ¿Llamar a un
levantamiento militar? Este es un gobierno militar. Lo que se le está pidiendo
a la Fuerza Armada es que regrese a sus obligaciones y deberes
constitucionales. No reprima ni utilice armas indebidas para el control de la
protesta pacífica. Regresen a sus funciones. Su deber es proteger la
Constitución, no a un gobernante. Eso es lo único que se les está pidiendo, no
un golpe de Estado. Tenemos que buscar una salida democrática que encauce todo
este descontento, todo este malestar, que hay en el país. Y podamos, a través
de un proceso electoral, escuchar la voz del pueblo, que finalmente es el que
decide en democracia. No es la Fuerza Armada ni es Maduro ni son los dirigentes
de oposición. Es el pueblo el que tiene que decidir.
¿Qué podría ocurrir si se
instala la fraudulenta constituyente de Maduro y empieza a tomar decisiones,
por ejemplo, desconocer a gobernadores y alcaldes de oposición y eventualmente
a la Asamblea Nacional?
Todas serán vías de hecho,
todas serán reforzar la ruptura del orden constitucional y el golpe de Estado
continuado, porque esa asamblea constituyente será nula, sus actos inexistentes
y los van a tener que imponer por la fuerza. Cuando tienes una Asamblea
Constituyente convocada por el presidente y no por el pueblo, esa asamblea no
existe. Es nula. Es una situación de hecho, no de derecho. Es una usurpación de
funciones del pueblo. Por lo tanto todas sus actuaciones, incluso si llegan a
sesionar en el Palacio Legislativo, será violando la Constitución y lo que
significa esa instancia. Si nos van a detener o nos van a anular, tendrá que
ser por la vía de los hechos, nunca será por la vía del derecho y, en algún
momento, cuando se imponga la democracia, todos los que actuaron en contra de
la Constitución y en contra del pueblo venezolano, usurpando sus funciones,
tendrán que rendir cuentas a la justicia.
Pareciera que en el juego
político, se acabaron las cartas. La única que queda es buscar esa salida
constitucional que ha mencionado varias veces. ¿Cuál es su opinión?
Debido a que el gobierno se
metió en el callejón sin salida del fraude constituyente, no veo otra. Nosotros
no tenemos otra salida que seguir llamando a elecciones generales en el país y
hay fórmulas constitucionales para hacerlo, como te dije. Creo que a nadie le
conviene una revuelta civil que podría acabar con muchas más vidas de
venezolanos, ni la anarquización del país, ni que se produzca ese terremoto gigantesco
del que hablamos. Ahora la historia de los países no son tan deterministas, ni
sus vidas son tan finitas como la de los seres humanos. A veces queremos que el
futuro llegue ya, pero hay luchas que han durado mucho más de los que nosotros
hemos luchado.
¿Será que un solo hombre, como
dijo Julio Borges, puede cambiar la historia?
Yo creo que la estamos
cambiando todos los venezolanos. Los pueblos producen, yo estoy convencido de
eso, los líderes que requieren en el momento preciso. No sé si los que van a
liderar la reconstrucción del país son los nombres que actualmente están en el
tapete o serán otros. No lo sé, pero muchos de de los líderes actuales, son
suficientemente capaces para hacerlo.
28-05-17
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