CARLOS RAÚL HERNÁNDEZ 28 de mayo de 2017
@CarlosRaulHer
La
Fiscal Ortega matiza la situación política. Con serenidad, sin estruendo ni
destemplanzas, devuelve a la Fiscalía funciones que le corresponden en un país
civilizado. Su sex-appeal político basa en que lleva las
palabras hasta el borde, con sutil toque de pudor, y no se extralimita como es
la regla por aquí. Asume sus funciones como sus colegas en Perú, Salvador o
Argentina, por no decir Brasil donde los poderes, luego de decapitar a la
Presidenta, están a punto de detonar el más grande escándalo de corrupción en
la historia latinoamericana. El proceso Odebrecht, la primera gran
multinacional socialista del continente será medalla de oro de corrupción
continental y se coloca en competitividad con las grandes pestilencias del
mundo. Casi todos los países de la región serán afectados cuando estalle el
escándalo.
El
caso lo construye pacientemente el Ministerio Público de Brasil en una
pesquisa que ya lleva dos años. A la Fiscal de Venezuela la tienen
sitiada, los organismos regulares le niegan información sobre brutalidades
contra la ciudadanía durante la movilización por elecciones generales
2017, pero ella la recibe por los caminos verdes. Así pudo desbaratar los
falsos números de heridos y detenidos en las movilizaciones, y la endeble
coartada en el caso del estudiante asesinado por impacto de una lacrimógena en
el pecho. Algunos de su bando comienzan a infamarla, pero dentro y fuera del
país su imagen crece y se convierte en efigie de equilibrio y sensatez,
virtudes tan escasas en el sistema político como los diamantes. La opinión que
emitió sobre el proceso constituyente fue meramente política, pero sabemos que
desde el punto de vista jurídico la propuesta es un ornitorrinco.
Sin
mañana
“Ud. que se hace el copete y yo que se lo rebajo” dice Florentino. Le baja el copete al gobierno al increparlo con lo que piensa la mayoría de los bolivarianos, a los que pretenden tocarles su Constitución, su vellocino de oro. Ella tiene a favor ser una figura histórica del chavismo, pertenecer al inner circle de Chávez, gozar de amplio respeto en la FF.AA, y quién sabe si se exagera al pensar que uno de los fines principales de la tal constituyente es desaparecerla de la cartografía. El balance de los estrategas del gobierno los conduce a una peligrosa jactancia por sus victorias fácticas frente a los gestos de sacarlos desde 2014 con movilizaciones de calle, derivadas en guarimbas. Les ardía la ponzoña por el ascenso sostenido de las fuerzas opositoras, que alcanzó una mayoría demoledora el 5D. Hablan de “sacarse el clavo” con la constituyente. Según Mario Puzzo “odiar al enemigo quita frialdad para derrotarlo”.
La
rabia les nubla el pensamiento estratégico y les hace ver las cosas con
visión de pollito, grano a grano, hormiga por hormiga. Ciertamente se han
lucido hasta ahora al abatir tan grande amenaza estratégica que pondría en
jaque hasta la Quinta Flota de EEUU civiles en las calles y muchachos en
escaramuza con la GN, y por eso asombra que haya tantas bajas como en combates
de guerras regulares. Pero deberían saber que pese a tales victorias
sobre no-amenazas, navegan el Andrea Doria y ganan
altercados menudos mientras la estructura de la nave colapsó. Crece la
ingobernabilidad porque no saben, ni les interesa qué hacer con el hambre
generalizada, y aunque logren gloriosas victorias militares contra estudiantes
y amas de casa armados del 350, el río de rabia truena, salvo en un pequeñísimo
sector de privilegiados. No hay mañana.
Pedro
Navaja, matón de esquina…
Los complicados meandros de esa caricatura llamada constituyente, peligrosa porque se hace real como los pulp fiction japoneses de Tarantino, llevarán la oposición a abstenerse. Y no por falta de ductilidades que apunten a los movimientos reales de la política y desdeñen las ideas fijas, sino porque está concebida para que solo participen los camaradas. Pero alguien debería estar atento porque pueden presentarse catalizadores, fenómenos que induzcan interesantes sorpresas, en virtud de la falla geológica que resquebraja los fundamentos del gobierno. Es posible que el desengaño chavista se haga sentir y le dé algunas sorpresas desagradables al gobierno. Los esfuerzos por hacer cada vez más excluyentes las condiciones de la “constituyente” la harán posiblemente el episodio más grotesco de la política venezolana y sus costos serán incalculables. En el lenguaje político había una pintoresca categoría: los submarinos.
En
procesos de votación, militantes de una tendencia se hacían elegir delegados en
las listas de la opuesta. En el triunfo de Chávez en 1998 el submarinismo se
hizo épico. Los partidos del status, AD, PV, Copei, con las
operaciones electorales acarreaban sus electores a las mesas, solo para que
terminaran votando por “el comandante”. En este caso el REP es desconocido, lo
decide el gobierno, pero pueden llevarse sorpresas. Una de las leyes de la
termodinámica dice que no hay espacios vacíos en el universo y que el lugar de
un cuerpo ausente lo ocupa otro. Hay que estar atentos ante la posibilidad de
que nazca una nueva tendencia crítica en el chavismo, porque otros de sus grupos
disidentes lucen integristas, mormones, hablan un lenguaje que los divorcia de
su base natural y eso pudiera condenarlos a la grupusculización. La
constituyente privada parece una lápida.
CARLOS
RAÚL HERNÁNDEZ
@CarlosRaulHer
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