AFP 09 de mayo de 2017
¿Será
la Constituyente del presidente Nicolás Maduro el punto de quiebre de la crisis
venezolana? ¿Qué rol jugarán los militares? ¿Podrá la oposición forzar unas
elecciones generales?
Maduro
enfrenta desde el 1 de abril protestas opositoras que dejan 36 muertos que
exigen comicios generales para sacarlo del poder.
En
medio de esa ofensiva convocó una “Asamblea Constituyente popular”, según él
para resolver un conflicto que se agravó luego de que la oposición asumiera el
control del Parlamento en 2016, e inflamado por el colapso económico.
Pero
sus adversarios descartaron participar porque la mitad de los asambleístas
serán elegidos entre sectores controlados por el chavismo, lo que a su juicio
niega el voto universal.
Así,
la convocatoria plantea varios escenarios. He aquí los principales:
–
Confrontación –
El
analista Benigno Alarcón opina que, al cerrar la vía electoral, la
Constituyente “agudizará” el conflicto. “La gente seguirá en la calle tratando
de generar un cambio político. Esto va a complicar las cosas mucho más”, señaló
a la AFP.
Alarcón
cree que la intención es generar un “suprapoder”, controlado por Maduro, que
asuma los poderes del Legislativo, y también “generar un factor de distracción”
para evitar elecciones.
Las
presidenciales están pautadas para diciembre de 2018, mientras este año
deberían celebrarse las de gobernadores (pospuestas en 2016) y de alcaldes.
“Parece
una jugada para distraer la atención y dividir a la oposición, que no
funcionará”, comentó a la AFP Michael Shifter, presidente de Diálogo
Interamericano.
Shifter
estima que, dada la actual volatilidad, “es difícil imaginar que una
Constituyente prospere”.
“Siguen
el comportamiento de los enfermos terminales: sé que me voy a morir, pero si
vivo un día más es ganancia. Andan en esa filosofía, viendo si sucede algo que
los salve milagrosamente: si se descubre la cura, si sube el precio del
petróleo”, subraya Alarcón.
Siete
de cada diez venezolanos rechazan la gestión del heredero político de Hugo
Chávez (1999-2013).
–
Implosión –
Las
manifestaciones dejan además cientos de heridos y detenidos, de los cuales
decenas son juzgados por tribunales militares, según sus abogados.
Los
opositores denuncian una violenta “represión”, pero el gobierno dice que
enfrenta el “terrorismo” de una “insurgencia armada”.
La
persistencia de las protestas obligaría a Maduro a endurecer las medidas de
contención y, eventualmente, podría perder el apoyo de una Fuerza Armada a la
que ha conferido amplio poder político y económico. Los militares le han jurado
“lealtad incondicional”.
Pero
“si las Fuerzas Armadas concluyen que la represión es demasiado costosa y que
habría que seguir un camino constitucional para salir de la crisis, es posible
que se abran paso unas elecciones generales”, afirma Shifter.
Alarcón
cree que el sector militar “está viendo qué tan sostenible es la situación”. No
obstante, un quiebre va a depender de la protesta, pues “si la calle se
apacigua será mucho más complicado”.
La
implosión también podría venir de chavistas contrarios a la Constituyente,
según el analista Michael Penfold.
La
fiscal general, Luisa Ortega, de línea oficialista, se ha convertido en una
piedra en el zapato tras denunciar detenciones arbitrarias y una “ruptura
constitucional” por decisiones -anuladas parcialmente- con las que el máximo
tribunal asumió las facultades del Parlamento.
–
Militarización –
Alarcón
no vislumbra un golpe de Estado militar o una guerra civil, pero sí una
“militarización” creciente, pues la suerte de Maduro está atada cada vez más a
la Fuerza Armada.
“El
gobierno depende enteramente de los militares, que fijan las reglas de juego y
las condiciones para mantener el statu quo o para cambiarlo. El sector militar
decidirá si aquí se va a un cambio o no”, sostuvo.
–
Negociación –
Maduro
logró sentar a la oposición en una mesa de diálogo a fines del año pasado y
desactivar masivas protestas en su contra, luego de que la justicia frenara el
trámite de un referendo para revocar su mandato.
Con la
popularidad golpeada y la brújula pérdida, la oposición se retiró del proceso
auspiciado por el papa Francisco, quien, ante la escalada de violencia, volvió
a pedir en estos días una solución negociada.
“Hay
fisuras en el chavismo y diferencias en la oposición, pero hay tanto en juego,
incluyendo la viabilidad del país, que podría haber un proceso exitoso si hay
voluntad por ambos lados. Sin embargo, no será fácil bajo ninguna
circunstancia”, anotó Shifter.
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