Por Carolina Gómez Ávila
Si bajan de un helicóptero
ataviados de comando y exhibiendo una televisiva pancarta de varios metros
cuadrados o empuñan en video casero las armas de la República, asegurando
que no se trata de un Golpe de Estado pero exigen que la Asamblea Nacional
nombre un anticonstitucional “Gobierno de Transición” (o lo que es lo mismo:
intimándola a consumar lo que ellos, fusiles en mano, no se atreven); entonces,
de cobardes será la dictadura que viene.
Si la lideran aspirantes a
políticos que aseguran defender la República mientras proponen violar sus leyes
y principios fundamentales, acompañados de figuras del periodismo y la
farándula, del mundo intelectual, de empresarios y de académicos que difunden
argumentos torcidos u ocultan porciones vitales de la información para
justificar una acción armada de civiles o de fuerzas internacionales, como
única vía para deponer a la dictadura actual; entonces, de criminales será la
dictadura que viene.
Si es empujada por un batallón
de muchachos legítimamente angustiados por su propio futuro y por el del país
-en ese orden- apoyados por poderosos financistas que invierten en propaganda y
viáticos a fin de sumar simpatizantes a la antipolítica y a las acciones
inconstitucionales que no comprenden bien; entonces, de manipulados será la
dictadura que viene.
Si cuenta con la
aprobación de un pueblo que desconoce o desprecia su Constitución, que se niega
a leerla o a seguir las opciones que esta le ofrece para ser restituida, que no
sabe discernir el contenido de preguntas realizadas en limpia Consulta Popular
y sólo repite lo que dicen influenciadores y medios de comunicación
nacionales y extranjeros dedicados a destruir la reputación (de por sí,
bastante frágil) de los políticos y de los partidos que representan; entonces,
de ignorantes será la dictadura que viene.
Y final -y más dolorosamente-
lo será de generaciones de oprimidos, si ante esto callamos o aplaudimos los
millones de desesperados por hambre y medicinas, sin tomar conciencia de que
nuestra única opción es la constitucional y de que, incluso vencida esta
dictadura, no habrá solución pronta servida en nuestra mesa ni en el sistema de
salud y que aún sufriremos un buen rato antes de volver a gozar de los
beneficios de la República, si es que logramos que esta dictadura no sea
sustituida por la dictadura que viene.
12-08-17
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