EWALD SCHARFENBERG 06 de agosto de 2017
"Con
la persecución que me tienen, no sé qué me van a inventar ahora por haber
venido hoy a este acto", afirmó este domingo la fiscal general de
Venezuela, Luisa Ortega Díaz, destituida la víspera por la Asamblea
Constituyente chavista. "En este país ejercer los derechos se ha
convertido en delito", añadió la fiscal destituida en un acto celebrado
bajo el lema En defensa de la Constitución, organizado por la jesuita
Universidad Católica Andrés Bello de Caracas. La cita cobró especial relevancia
por reunir, por primera vez entre el público, a parte de la dirección política
de la alianza opositora Mesa de Unidad Democrática (MUD) con las caras hasta
ahora visibles del llamado chavismo crítico.
Además
de Ortega Díaz, en el acto se oyeron las voces críticas de la ex defensora del
Pueblo Gabriela Ramírez; el ex ministro del Interior Miguel Rodríguez Torres, y
el diputado y exdirigente de Polo Patriótico —la coalición de partidos progubernamentales
distintos al Partido Socialista Unido de Venezuela— Eustoquio Contreras. Por la
MUD participaron el gobernador del Estado de Miranda y dos veces candidato
presidencial, Henrique Capriles; el presidente de la Asamblea Nacional, Julio
Borges, y el vicepresidente del Parlamento y dirigente de Voluntad Popular,
Freddy Guevara.
Sin
duda, el mayor impacto lo causó la intervención de la fiscal general constitucional,
quien había sido invitada a última hora. Ortega se ciñó al límite de 12 minutos
previsto por cada orador, pero resultó tiempo suficiente para rechazar la
decisión de apartarla del cargo tomada por "la Constituyente
presidencial", como la llamó, y de asegurar que en Venezuela "no hay
un Gobierno, sino un poder de facto".
"No
debemos tener miedo a sentarnos de manera intercalada", invitó Capriles,
señalando en el estrado a los representantes de ambos sectores, que se habían
colocado por separado. El líder opositor señaló que ninguno de los allí
presentes es "dueño de la verdad", pero insistió en lograr a través
de la política la unidad de los venezolanos para obtener "una solución
pacífica, electoral y democrática" a la grave crisis que atraviesa el
país.
El
gobernador de Miranda también quiso dejar claro que la oposición no va a
"tomar las armas", a propósito del intento de la toma de un cuartel
ayer en la cercana ciudad de Valencia, que fue sofocada por los militares
venezolanos.
Julio
Borges, al frente de un Parlamento que ha sido arrinconado por la Asamblea
Constituyente impulsada por Maduro, pidió una investigación seria que aclare el
episodio confuso que durante horas tuvo en vilo a los venezolanos:
"Queremos que se sepa la verdad, que no nos vengan con otra cacería de
brujas, que no nos vengan a culpar de ello a quienes buscamos un cambio
democrático en Venezuela".
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