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sábado, 4 de noviembre de 2017

Concurso de oposición por @cgomezavila


Por Carolina Gómez-Ávila


El aparente desmoronamiento de la Mesa de la Unidad Democrática representa un nuevo reto para la base opositora. Habrá que esperar a que se concreten las nuevas alianzas para evaluar cuál de ellas se acerca más o representa mejor nuestras aspiraciones sobre la cosa pública.

La enorme pérdida por la fragmentación de la oposición nos restará tolerancia a ciertas acciones de cualquiera de los subgrupos sobrevivientes. Admito que esto nos brinda una oportunidad, porque si en aras de la “unidad” teníamos que tragar grueso ante algunas iniciativas y formas de hacer política (o anti política), ahora podremos escindirnos con facilidad y apoyar a la fracción que más se adecúe en discurso y método al país que queremos.

La desaparición de la organización y tarjeta electoral MUD -si muerta, cerciórense de que sea enterrada- nos retrocede lustros en la lucha política pero también nos dará un alivio porque finalmente quedará descubierto que, aunque todos digan oponerse a la dictadura, muchos no quiere vencerla sino sustituirla. Pronto veremos que el fracaso de la “alternativa democrática” se debió a que no todos fueron realmente demócratas.

Albert Camus decía que en política los medios justifican el fin, así que basta evaluar sus declaraciones, propuestas, convocatorias y acciones para descubrirlos. Con ese criterio podemos asegurar que no existe tal cosa como el “chavismo democrático”. ¿O es que entre “no volverán”, “esta revolución llegó para quedarse”, “no se confundan, esta es una revolución pacífica pero armada”, hay algún resquicio por donde pueda colarse la democracia cuyos valores esenciales son alternancia y capacidad para dirimir diferencias sin el uso de las armas? Pienso lo mismo de quienes, haciendo vida política dentro de la MUD, sabotearon todas las iniciativas institucionales, promovieron acciones violentas y se negaron a la vía electoral. Y no fueron pocos.


Es posible que en todos los retazos resultantes quede algún “radical libre” y ya se sabe que son muy inestables, que necesitan captar elementos negativos para apoyarse y seguir su curso en cascada. También creo que cuando queden borradas una docena de organizaciones que presumieron de ser partidos políticos sin serlo, presenciaremos algunas alianzas contranaturales. Aun así habrá que apoyar el fortalecimiento de los partidos políticos que sobrevivan y entender que mientras sigamos comportándonos como clientes proliferarán los populistas. Hablo de los mismos que creen que unas primarias presidenciales decretarán un liderazgo en vez de dejar al desnudo las agallas para cobrar un alza temporal de popularidad, sin garantizarnos antes que no sólo se oponen a la dictadura sino que se comprometen a hacerlo exclusivamente con métodos democráticos.

Me refiero a esos métodos que no han sido agotados aunque los “radicales libres” vociferen lo contrario y tengan a muchos repitiendo -desesperados- que no existe una solución pacífica sólo porque a ellos no se les ocurre, cuando lo que realmente no existe es la disposición a obedecer disciplinadamente un plan elaborado dentro del ordenamiento legal vigente y perseverar en él todo el tiempo que haga falta hasta lograr el objetivo. En vez de proponer una hoja de ruta con valores que fortalezcan a la nación -disciplina y perseverancia- ofrecen un vergonzante concurso de oposición.

04-11-17




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