Luis Manuel Esculpi 31 de octubre de 2017
Los
atropellos no se detienen. Escogen como Gobernadora ilegalmente a una Diputada
con su periodo vencido, para sustituir a un Gobernador electo democrática y
legítimamente. El fraude se mantiene. Las violaciones a la Constitución y las
leyes son actos rutinarios. Una constituyente ilegítima – no aprobada en
referéndum- se asume como supra-constitucional , desconociendo la Constitución
vigente.
Se
convoca nuevamente a la carrera unas elecciones sin la debida presentación de
cronograma. El ventajismo y los abusos permanecen.
La
crisis económica continua agudizándose. Mientras pagan la deuda externa,
sacrifican la inversión social. La inflación y la escasez siguen agobiando la
vida de los venezolanos, la situación se hace cada vez más insoportable.
La
pretendida ofensiva política no disminuye las calamidades del día a día. El
rechazo al gobierno sigue siendo ampliamente mayoritario. Las divergencias en
el campo opositor impiden -en lo inmediato- capitalizar el descontento. Está
planteada como necesidad de primer orden la recomposición y el relanzamiento
político de la Unidad.
La
lucha por lograr elecciones verdaderamente competitivas y transparentes con un
nuevo CNE y observación internacional debe ser una exigencia inmediata, su
conquista tendrá gran trascendencia para el proceso a realizarse el próximo
año.
Todo
indica que lamentablemente las divergencias actuales no posibilitarán que las
fuerzas democráticas se acuerden en torno a una misma política para el mes de
diciembre, lo que no obsta para que se desarrolle una intensa campaña unitaria
con la finalidad de lograr condiciones justas para todos los procesos
electorales verdaderamente libres.
El
fraude continuado se evidenció con motivo de la elección de Gobernadores, si
bien es cierto que coloca en discusión la ruta electoral, no implica
necesariamente que ella esté agotada. Indudablemente ha sido ese el terreno
donde la oposición ha conquistado sus logros más importantes. Quienes
consideran que la abstención debe ser el comportamiento político permanente, no
toman suficientemente en cuenta tal realidad y no ven el sentido de exigir
condiciones para participar. Lo que constituye un grave error de apreciación
que puede conducir a otros desaciertos.
Existen
voces que en medio del desconcierto, la incertidumbre y el desaliento por lo
ocurrido el 15 de octubre, se colocan en una posición totalmente derrotista,
afirman que la estrategia de la MUD fracasó, al igual que las movilizaciones de
calle y el diálogo. No ofreciendo ninguna alternativa y conformándose con
afirmar: ” iEstamos en una dictadura y dictadura no sale con votos! Ignorando
así la experiencia histórica demostrada en la lucha contra ese tipo de régimen.
El nihilismo nunca puede constituirse en opción.
La
fuerzas democráticas están en la obligación -además de recomponer la unidad- de
ofrecer un rumbo que nos conduzca al cambio. Comprendiendo que la lucha social
y política emplea diversas formas y no puede descartar a priori ningún
escenario; menos aún en aquellos donde se han obtenido éxitos importantes y
demostrando especial dominio y destreza.
Una
adecuada lectura de la realidad posibilitará los ajustes políticos y
organizativos necesarios. La reflexión serena no contradice la firmeza y la
pasión para luchar. Hay que evitar a toda costa reincidir en el error de
sobrestimar nuestra fuerza y subestimar al adversario. Las organizaciones
políticas deben continuar jugando un rol fundamental en la presente coyuntura,
orientado la acción, promoviendo con amplitud la incorporación de diversos
sectores sociales y relanzando la plataforma unitaria como proyecto estratégico
imprescindible. Ese es un compromiso irrenunciable de la dirección política
opositora que no puede ser evadido, por el contrario esta llamada a asumirlo
plenamente para cumplir con el papel que le corresponde.
Luis
Manuel Esculpi
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