Cristian Silva Potellá 23 de noviembre de 2019
Se
entiende por diáspora la dispersión por el mundo de personas obligadas a
abandonar sus lugares de origen por razones políticas, sociales, étnicas, religiosas
o económicas, hacia otros destinos donde consigan rehacer sus vidas y
desarrollarse como ciudadanos.
En
Venezuela, estos desplazamientos se han originado por el deterioro de la
economía, del tejido social, delincuencia, crimen desenfrenado; aumento de la
inflación, carestía de alimentos, medicinas, combustible; dinero en efectivo,
servicios de salud, excesivos controles gubernamentales, deterioro de servicios
públicos, pérdida del poder adquisitivo de la moneda, entre otros factores
limitantes de los derechos humanos.
Al
principio se producía en los niveles altos y medios de la sociedad:
profesionales, técnicos especializados, empresarios; pero en la medida del
recrudecimiento de la lucha por la sobrevivencia, invadió todos los estratos, a
tal grado de emprenderse el éxodo caminando sin documentos, sin dinero”. Una
aventura con rumbo incierto.
Testimonios
reales cuentan de precarias circunstancias y condiciones, donde abunda la
xenofobia, abuso sexual, violencia de género, abuso laboral, acoso policial.
Dormir en calles, plazas, refugios, carreteras, sufriendo inclemencias del
clima. Hambre, falta de seguridad personal y hasta perdida de la vida.
Mientras
padecen estas penurias los venezolanos en el extranjero, el Ministro de
Información inventa fábulas y leyendas sobre nuestro el presidente Juan Guaidó.
Este funcionario psiquiatra de quien en una oportunidad el secretario general
de Acción Democrática, diputado Henry Ramos Allup en entrevista de televisión
manifestó que tiene “los intestinos en el cerebro” –o sea, anatómicamente
irregular-, intenta confundir el país.
En
el campo venezolano se conocen como “rastrojos” las montañas deforestadas para
hacer conucos y una vez perdida la fertilidad, se dejan descansar un tiempo
para su natural repotenciación.
Tal
como sucede en la península de Paria, donde gran porción de tierras
‘rastrojadas’ no han podido utilizarse nuevamente por la presencia de bandas
armadas con fusiles automáticos que se apoderaron de esas poblaciones.
Sería
bueno ver al ministro psiquiatra en cadena de televisión, explicándonos la
ubicación, el modus operandi de estos irregulares con sus respectivas
fotografías, videos, testimonios, y los trabajos de inteligencia realizados por
el Ejecutivo Nacional para neutralizarlos y eliminarlos… A manera de
coordenadas le señalo, entre otras, las comunidades de Río Seco, Irapa y Campo
Claro donde la gente huye incorporándose a la diáspora porque los roban,
secuestran y asesinan.
También
le informo al mencionado ministro que en el estado Sucre están disponibles las
minas de sal en la península de Araya y el lago de asfalto más grande del
mundo. Ubicado en Guanoco, parte sur de la población de El Pilar, municipio
Benítez, cercano al estado Monagas. Para que procedan a desmantelarlo y
entregarlo proporcionalmente a cada gobernador de estado, tal como ocurrió con
las minas de oro de Guayana.
Esto
es, en vista de su “incapacidad manifiesta” para producir y generar bienestar a
través del trabajo sistemático y creador. Su especialidad es exterminar las
riquezas naturales del país convirtiéndolas en ruinas.
En
Unidad Visión Venezuela, tal como lo afirma nuestro Secretario General
Nacional, Diputado Omar Ávila, “nuestra propuesta es un llamado a todos
aquellos líderes que a diario muestran su voluntad de lucha contra el régimen,
a encontrarnos y ponernos de acuerdo en una sola ruta (…) Basta ya de
divisiones, de anteponer los intereses personales por encima de los intereses
de nuestra Venezuela. Pero, sobre todo, por encima de un pueblo que lucha por sobrevivir
en medio de esta tragedia”.
Tomado
de: https://talcualdigital.com/diaspora-venezolana-rumbo-incierto-por-cristian-silva-potella/
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