Luís Manuel Esculpi 26 de noviembre de 2019
@lmesculpi
Al
caracterizar la situación actual de las fuerzas democráticas, desde distintos
círculos se recurría a definirla de “estancamiento”, personalmente era
reticente a la utilización de ese término para calificarla por considerar que
no era el más apropiado para caracterizar el “momento político”; prefería
recurrir a la vieja jerga de la izquierda y utilizar la palabra “reflujo”. En
efecto, la convocatoria nacional del pasado sábado 16, si tomamos solo en
cuenta la asistencia en todo el país, demostró una importante recuperación de
la capacidad de movilización de las fuerzas opositoras.
Esta
introducción la hacemos considerando que experimentados analistas apelaban a la
figura del estancamiento, considerando la lucha como un continuo progreso en la
consecución de los objetivos perseguidos, ignorando u olvidando que toda lucha
social y política está signada por avances y retrocesos. En algunas
oportunidades he señalado tratándose de una gráfica no la podríamos representar
como una línea inclinada ascendente, más apropiado sería emplear una en zigzag.
Ahora
algunos pretenden disminuir la importancia de la concurrencia en el caso de la
convocatoria en la capital, comparándola con las marchas del primer trimestre
del año, sostenemos que tal comparación no es válida, procede hacerla con las
convocatorias más recientes. Cierto es que no hubo la asistencia de los
primeros meses, pero sin dudas fue la mejor de las últimas realizadas. Superado
el debate sobre este aspecto, se apela entonces a señalamientos sobre lo repetitivo
del discurso político o la improvisación de convocatorias al final de la
actividad, critica que podemos compartir, sin negar lo que consideramos el
logro principal.
La
oposición venezolana tiene no solo una inmensa capacidad de resistencia, posee
además otras cualidades:su competencia para superar obstáculos, asimilar los
golpes y superar sus propios errores y reinventarse, eso ha sido demostrado
durante estos largos veinte años. Cuando corresponda escribir la historia de
este periodo esas características tendrán que ser destacadas. No tiene sentido
tampoco la comparación de nuestra situación con la de Cuba, lamentablemente
para la oposición cubana, ella jamás contó con esas capacidades.
Al
reconocer las mencionadas virtudes no pretendemos obviar, el conjunto de
carencias, limitaciones y problemas de los que adolecen las organizaciones
democráticas, se trata de hacer un balance ponderado de las fuerzas; para poder
asumir los nuevos retos que están planteados.
Es
tiempo de redefinir la estrategia para el próximo año, lo que necesariamente
implica realizar un balance del presente, el adversario tiene perfectamente
definido los lineamientos de su comportamiento político para el 2020, ya ha
iniciado un intento de mejoramiento de su proyección internacional, la gira que
realiza por el parlamento europeo persigue ese objetivo, pretendiendo proyectar
con el acompañamiento una imagen de amplitud y diálogo, los parlamentarios del
viejo continente tienen pleno conocimiento de la representatividad del
liderazgo de la Asamblea Nacional representado por su Directiva, de tal manera
que no les será nada fácil al régimen y sus acompañantes lograr ese objetivo en
la Unión Europea.
La
exigencia de elecciones presidenciales libres continúa siendo una bandera
fundamental de las fuerzas lideradas por Juan Guaido, no sólo las
parlamentarias que deben realizarse el próximo año, afinar la estrategia para
posibilitar adecuarnos a las nuevas realidades sigue siendo una necesidad, no
bastaría con enarbolar unos propósitos, se trata de diseñar su viabilidad, ello
solo es posible alcanzarlo si se opera con la claridad y destreza, con la
amplitud que se ha actuado en otros momentos cruciales del pasado reciente,
superando los errores cometidos, para salir airosos de un nuevo desafío.
Luís
Manuel Esculpi
@lmesculpi
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