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domingo, 5 de enero de 2020

Unidad o agonía por @luisjosemart



Por Luis Martínez


Fenece 2019 sin que los sectores opositores al gobierno logren el objetivo de producir un cambio en el país y sin que hayan podido restablecer la institucionalidad democrática demandada.

2019 nos deja una oposición política dividida y empastelada en hechos de corrupción, sin ruta clara, ni estrategia definida para afrontar con éxito, en el menor tiempo posible, la derrota de un régimen que se envalentona, al extremo de dar prorroga a la seria confrontación interna que tiene y que perdura desde hace unos cuantos años. En gran medida la división opositora, contribuye al relajamiento del régimen.

El gobierno juega a ganar tiempo y lo está logrando. El tiempo le permite obtener mejor escenario para una posible confrontación electoral, aun en el contexto en el que tengan que admitir mejores condiciones, frente a una oposición que si no logra recomponer su fuerza en base a un criterio unitario, lo más probable es que sería nuevamente derrotada, con todo y CNE imparcial.

En lo económico, el gobierno ha soltado las amarras del mercado de precios y divisas, dejando que este fluya sin contención alguna. Con esa decisión busca equilibrar los precios de productos, disminuir la escasez y aminorar la inestabilidad de la divisa, procurando tener una economía más equilibrada en el 2020 y darle una sensación de mejora a una población decepcionada y sin rumbo.

El escenario de precariedad continuara inexorablemente, pues con esa permisibilidad del gobierno, desde el punto de vista económico, no va a producir confianza en los inversionistas y en consecuencia no habrá reactivación del aparato productivo nacional, a excepción quizás del sector petrolero que pudiera tener una leve recuperación, mas por el relajamiento del bloqueo económico y la participación de tenedores de deuda, que por una política de reactivación de la industria petrolera nacional.


Mucho menos podrá atraer capital internacional teniendo a más de 60 países en contra del régimen, con las principales fuentes crediticias cerradas y sin posibilidad de abrirlas, por la precaria institucionalidad que existe en el país.

El régimen hace su tarea. No le importa cuánto tiempo debe esperar. No le preocupa cuantos venezolanos sufran las consecuencias de sus políticas. Tienen como objetivo permanecer en el poder a costa de lo que sea y mientras tengan ventajas, manipularán cualquier negociación para lograr sus objetivos.

El único factor que pudiera incidir de manera determinante para obligarlos a medirse con riesgo de perder el poder es que, la oposición logre la unidad estratégica necesaria para alinear todos los esfuerzos en una sola dirección.
El 2020 puede ser el año de la consolidación del gobierno o en contrario, el año donde se produzca el cambio democrático definitivo. Esto depende más de la oposición política que del propio gobierno. La gran mayoría de los venezolanos siguen repudiando a este régimen.

La mayoría de los países económicamente fuertes, siguen confrontando al régimen y los que no, dudan. La Asamblea Nacional continua siendo la única institución legitima del estado venezolano. Ahora bien, esas fuerzas, con una oposición dispersa, dividida y sin ruta clara, disuelven cualquier posibilidad de cambio. Continuar parcelando la estrategia opositora por apetencias personales, partidistas o por protagonismos innecesarios, condena a la oposición, pero peor aún, hunde las esperanzas de los venezolanos.

Por tanto, lograr la unidad estratégica que contemple una ruta democrática clara para 2020, debe ser la principal tarea de la oposición venezolana para producir el cambio necesario que permita re institucionalizar al país. Unidad o agonía.

Docente universitario


04-01-20




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