Julio César Arreaza B 08 de marzo de 2020
@JulioCArreaza
Lo
que está pasando en la economía y afectando nuestras vidas no es fácil de
entender. Intentaré hacerles un relato claro y sencillo.
El
peor gobierno de la historia republicana destruyó el bolívar como institución
social, en 2018 lo fulminó al eliminarle 5 ceros. La dolarización de hecho,
asimétrica e injusta, es consecuencia de una ausencia de políticas monetaria y
fiscal, en un clima de absoluta falta de confianza.
La
dolarización desordenada se da por el caos de la hiperinflación de 36 meses;
con 6 años de caída libre del aparato productivo, 35% cayó en 2019.
El
usurpador devaluó 97,8% el bolívar, restando solamente 3 puntos porcentuales de
usabilidad del bolívar. Es un contrasentido hablar de estabilidad en una
economía que ha destruido su signo monetario, eliminándole las cualidades de
ser unidad de pago, patrón de medida contable y reserva de valor.
El
régimen es el culpable de la repudiabilidad del bolívar, en medio de una sequía
de reservas con sólo 800 millones de dólares líquidas y disponibles.
Sin
embargo, algunos admiten una estabilización chucuta, dentro de una economía
chiquita que alcanza un tercio de lo que era y generadora de profundas
desigualdades. La dolarización no se produce gracias a Maduro, o sí, en el peor
sentido. Todas las hiperinflaciones terminan cuando se logra estabilizar con un
plan creíble y una nueva moneda (tu moneda siempre muere). O por la ocurrencia
de una sustitución de moneda, lo que sucedió de facto. De manera que el fenómeno
surge por incompetencia aunada a la corrupción del narcorrégimen de no poder
estabilizar con el bolívar.
La
usurpación finalmente asumió el barranco. Nada más. Pero eso no es todo. De la
mano de eso vino la liberación de precios y del tipo de cambio. Todo de facto,
por cierto. Por eso notas la reactivación de algunas empresas y ves producción
doméstica. Si vas al automercado consigues algunos productos nacionales, igual
ocurre en las farmacias. Los laboratorios están produciendo porque pueden
cobrar precios que les reportan ganancias. Anteriormente no producían por eso.
Nadie va a invertir mucho más. Pero aprovechan la capacidad instalada que
disponen, porque ahora pueden cobrar lo que les cuesta producir. También se
prendió la lavandería con el dinero de la corrupción que quedó preso en el país
por las sanciones, de allí las edificaciones de lujo de Las Mercedes y las
camionetotas.
El
próximo capítulo será privatizar todo lo estatizado, entre los panas de la
“Robolución”. De este modo se para la caída, no es que vuelves al PH. Te quedas
en el sótano o subes un par de sótanos. Pero no vuelves a lo que eras, y no es
genialidad del usurpador. Se debe en parte a las presiones del lado chavista y
afines encubiertos, que quieren seguir haciendo plata y ya están hartos del
cubanismo.
Dime
con quién andas y te diré quien eres. Mira a los Rusos. Ante el colapso del Estado,
a principio de los 90, aplicaron capitalismo salvaje y los oligarcas se
hicieron millonarios, nacieron con la privatización de las empresas colapsadas
del Estado. Ellos no tuvieron hiperinflación. No perdieron la moneda. Nosotros
sí y los boligarcas medran ávidos de seguir haciendo plata. Pero también hay un
sector privado tradicional que ha estado en modo superviviencia y que ahora
aprovecha la oportunidad de prender las máquinas nuevamente.
La
situación venezolana es frágil y tiene techo bajo, porque la institucionalidad
es supremamente precaria y no hay financiamiento externo. En este sentido,
nadie puede hablar de bonanza, pero si es la transición hacia otro modelo
económico. No parece ser China el modelo al cual quieren converger, esto se
parece más a Rusia.
¡No
más prisioneros políticos, torturados, asesinados, ni exiliados!
Julio
César Arreaza B.
@JulioCArreaza
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