Voz de América 23 de julio de 2020
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Analistas
examinan los efectos políticos de la oferta estadounidense de sumas millonarias
por información que permita capturar a altos dirigentes del chavismo, como el
mismo Nicolás Maduro.
La
recompensa de cinco millones de dólares por información que derive en la
captura de Maikel Moreno, presidente del Tribunal Supremo de Justicia de
Venezuela, ofrecida este martes por el Departamento de Justicia de Estados
Unidos, es una medida adicional de presión al madurismo para forzar su salida
del poder, coinciden expertos en ciencias políticas.
El
estímulo se suma a una lista de ofertas similares que la justicia
estadounidense ha divulgado en los últimos cuatro meses, que incluye al
presidente en disputa Nicolás Maduro, por 15 millones de dólares.
Los
ofrecimientos de recompensas también prometen 10 millones de dólares por
Diosdado Cabello, líder de la Asamblea Nacional Constituyente, el exjefe de
inteligencia Hugo Carvajal, y Tareck El Aissami, vicepresidente económico.
El
gobierno en disputa de Maduro repudió en marzo los incentivos económicos de
Estados Unidos y los calificó de “nueva modalidad de golpe de Estado”. El
canciller Jorge Arreaza criticó en un comunicado, entonces, el ofrecimiento de
recompensas “al estilo de los vaqueros racistas del lejano oeste”.
Analistas
venezolanos difieren sobre la eficacia de ese tipo de acciones con fines tanto
penales como políticos. Pablo Andrés Quintero, politólogo y profesor de la
Universidad Central de Venezuela, no las ve como un portal hacia la transición
ni a una salida negociada en el país.
“No
puedes generar ningún tipo de negociación partiendo de la premisa de que ‘te
voy a capturar por tanto dinero’. No estimula el diálogo ni hacen que los
jerarcas del madurismo estén abiertos a una negociación, sino todo lo
contrario”, dice en entrevista con la Voz de América.
Quintero
asegura que las recompensas son “atípicas” y no constituyen una estrategia
política productiva por sí solas. Advierte que sirven de pulmón para la
radicalización discursiva y de acción de quienes permanecen en el poder.
“Se
ha comprobado que las sanciones generan a los países la narrativa y los
justificativos para atrincherarse más en el poder. Ningún gobierno ha salido
por sanciones. Son traducidas en bloqueos y justificativos que buscan darle una
narrativa lógica al accionar del gobierno para mantenerse en el poder”,
asegura.
Las
recompensas, acota Quintero, son “caldo de cultivo para la opinión pública”, si
bien las valora como un elemento que debilita la credibilidad del chavismo.
“Pero, puertas adentro, los cohesiona, especialmente a la elite militar y
política. No tienen ningún tipo de impacto. Desde el año pasado, ha sido como
lanzar comida al lorito y que aún no se la haya comido”, añade.
Quintero
no descarta que las recompensas tengan un efecto positivo para la dinámica
electoral del presidente Donald Trump en estados con notoria población latina,
de cara a su intención de reelegirse en noviembre.
Entre
negociación y resultados
Para
Giulio Cellini, abogado de la Universidad Católica Andrés Bello y experto en
asuntos de política exterior, las recompensas “forman parte de la presión” para
finiquitar la salida del poder de Maduro y sus aliados, Moreno entre ellos.
Opina
que el anuncio del departamento de Justicia revela el compromiso de las
instituciones de Estados Unidos con una transición factible en Venezuela.
“Esto
debería llevar a los jerarcas del régimen a buscar una negociación. Ya no se
trata de cambiar las sanciones del departamento del Tesoro, sino que los
jerarcas del régimen eventualmente tendrán que cumplir con las penas por haber
cometido delito o buscar atenuantes a las penas”, comenta a la VOA.
La
oferta de dinero por información que permita la captura de Moreno, Cabello o
Maduro no impide el diálogo, a su entender.
“Estas
recompensas deberían abrir aún más las vías del diálogo. Estas personas ahora
tienen aún más intereses para negociar y darle cauce al proceso democrático que
Venezuela requiere en este momento”, observa.
No
cree casual que las recompensas reveladas en marzo estuvieran a solo días de
distancia de la descripción de un plan de transición política en Venezuela de
parte de Mike Pompeo, secretario de Estado. Todo está vinculado, a su juicio.
Cellini
subraya que las recompensas se publican luego de 10 años de investigaciones
penales sobre líderes de la política chavista.
Ricardo
Ríos, politólogo de la Universidad de los Andes, echa mano de un viejo adagio
para evaluar las recompensas por Moreno y otros dirigentes del madurismo: “la
amenaza es más efectiva que el cumplimiento de la misma”.
“Se
trata de una estrategia de presión que hace Estados Unidos sobre la
nomenclatura política del madurismo para llevarlos a un terreno donde tengan
que abandonar el poder, que no parece una jugada simple”, examina.
Cuestiona,
no obstante, la efectividad de acciones políticas y penales de Washington como
las recompensas y las sanciones económicas.
“La
gente ve con simpatía las sanciones personales, pero las generales, que
perjudican a todos, no son tan bien vistas. Pasa lo mismo con las recompensas”,
dice Ríos, quien remarca, además, la inexistencia de un ejemplo reciente de la
captura de algún jefe de estado por esas ofertas millonarias.
Entiende
que la recompensa por Moreno busca “fracturas internas” en el chavismo en
momentos donde predomina un “basamento ideológico pobre”.
No
interpreta como una tarea sencilla sopesar los beneficios y dificultades de dar
información sobre Moreno u otro jerarca del chavismo.
“Son
una medida comunicacional para calmar la ‘jauría anti-Maduro’ en vista de la
falta de resultados” hacia una transición o una negociación, opina.
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