Por Ángel R. Lombardi
B.
Trabajar por tantos
años nuestra Independencia Nacional nos ha llevado a comprender éste proceso de
una forma más realista. Seguimos repitiendo formulas conceptuales producto de
la ideología y propaganda de Estado que no tiene nada que ver con lo
estrictamente ocurrido.
Es bueno precisar los
hechos por encima de los recuerdos frondosos revestidos de un orgullo nacional
tallado de ilusiones. Los historiadores no trabajamos esto y mucho menos
estamos obligados a exaltar las glorias patrióticas.
El pensamiento mágico
es propio de los pueblos primitivos y la sociedad venezolana debe hacer un
esfuerzo para seguir ésta recomendación del mismo Simón Bolívar cuando dijo
que:
“La esclavitud es hija
de las tinieblas, un pueblo ignorante es el instrumento ciego de su propia
destrucción”. Los mitos patrióticos se pueden mantener pero no para negar la
realidad, tanto la pasada como la presente. Cuando el mito es un ancla hay que
cuestionarlo y superarlo.
Para que exista una
guerra de liberación tiene que haber una fuerza o ejército de ocupación y
España nunca tuvo en América esto. Sólo algunos Regimientos de Fijos y
Veteranos que se rotaban en las principales fortalezas y eran una tropa muy
escasa. España nunca temió a una revuelta interna de la población la cuál a
pesar de estar estratificada brutalmente y bajo el sometimiento de la élite
blanca no representó una seria amenaza a la Metrópoli. No así los ingleses,
franceses y holandeses que asolaron el Caribe.
1.500 españoles
peninsulares; 2.500 Mantuanos, la élite blanca criolla a la que perteneció
Simón Bolívar; 10.000 canarios (inmigrantes); 190.000 canarios criollos;
400.000 pardos; 70.000 negros esclavos y 120.000 indios. Total en 1810 de
800.000 habitantes. Esta es la población de Venezuela antes de la
Independencia. Los datos lo aporta John V. Lombardi un inminente historiador
estadounidense experto en el tema y que goza de un amplio reconocimiento
internacional y cuyas cifras son las que los principales expertos repiten.
Lo primero que llama la
atención es que prácticamente no hay españoles en Venezuela y que sus fuerzas
armadas mucho menos. Y es bueno acotar también que España entre los años 1808 y
1814 tuvo ella misma su propia Guerra de Independencia en contra del invasor
francés.
La inmensidad del
Océano Atlántico y lo rudimentario de los medios de navegación de la época
fueron barreras muy altas para garantizar intercambios fluidos entre Europa y
América.
Luego está la élite
blanca mantuana herederos de los primeros conquistadores y que nacieron en el
país, los llamados Amos del Valle. Esos mantuanos fueron los que hicieron la
Independencia en primer lugar en nombre de España como junta autonómica en 1810
y luego de la mano de los más radicales el 5 de julio se declararon
independientes. Y nunca sospecharon que habría guerra y destrucción.
Luego están los
canarios, un número elevado, también nacidos en el país pero excluidos de las
prebendas sociales y acumulando odios y resentimientos. En 1812 fue el Partido
Canario con Monteverde a la cabeza los que acaban con la Primera República
presidida por el Generalísimo Francisco de Miranda.
Más abajo los Pardos,
la población mayoritaria, la carne de cañón en la guerra, los llamados sectores
populares y excluidos por parte de la sociedad legal. Al vivir en las sombras
odiaron a los blancos criollos más que a los mismos realistas lo cual explica a
Boves en 1814 y las arengas de connotados líderes del realismo como Cortabarría
que desde un inicio los alentó para rebelarse contra sus amos: los blancos
criollos. Tácticamente se hizo esto para ganar el apoyo de la mayoría pero sin
ofrecerles una sincera reforma social. Morillo, en 1815, acabó con todo esto
restaurando el Antiguo Régimen e imponiendo la dictadura militar.
Negros e indios fueron
invisibles. Y aún hoy, luego de 200 años, a pesar de la palabrería igualitaria
siguen siendo invisibles en la actual sociedad criolla. Para entender todo esto
hace falta abrir muy bien los ojos y empezar a conocer los hechos y sustraernos
de la ideología.
En 1919, un
libro, «Cesarismo Democrático», explica todo esto no como una guerra de
liberación contra España sino como una guerra civil pavorosa entre los mismos
españoles americanos que lo eran todos a excepción de los 1500 peninsulares que
fueron aliados de la élite blanca. Hay un dato sobrecogedor y se lo debemos al
historiador inglés John Lynch que la mayoría de los venezolanos también ignora:
en la guerra murieron 262.000 americanos españoles que estaban en
Venezuela. Poca gloria se puede exaltar en un cementerio del tamaño de una
bóveda celestial como terminó siendo nuestra Guerra de Independencia.
Nuestra Independencia
fue una guerra civil y esto echa por tierra todo el discurso de los héroes y la
gloria patriótica alrededor de Bolívar, el Negro Primero y Josefa Camejo.
Discurso mitológico
encubridor de la verdad histórica que es importante conocer a todo riesgo.
Decía Nietzsche: ¿Cuánta verdad estamos dispuestos a soportar los hombres? Y en
la Biblia hay una arenga en Juan acerca de la verdad como liberación
humana. Los ciudadanos nos merecemos vivir en la verdad como integridad
filosófica que asume el control de su propio destino y para ello hay que hacer
las paces con nuestro pasado.
Hay que esperar hasta
el año 1815 cuando España, luego de zafarse del invasor francés que tenía
ocupada la península ibérica, fue capaz de enviar un Ejército Expedicionario de
veteranos en la guerra (12.000 soldados) para reconquistar a Venezuela y la
Nueva Granada, algo que realizó con éxito. Es a partir de ese momento en que
podemos decir a ciencia cierta que la guerra civil intentó ser atajada,
sobretodo, entre los años 1813 y 1814 en que Bolívar y Boves desparramaron el
terror, para dar paso a una confrontación con dos bandos más o menos delineados
con sus propósitos definidos.
Los realistas
partidarios de seguir viviendo en una sociedad patriarcal y de Antiguo Régimen
enfrentados a unos rebeldes alzados en armas partidarios de una República sin
tener claro en sí mismo como tenía que funcionar esa República en el supuesto
de terminar triunfando en contra de sus adversarios.
Director del Centro de
Estudios Históricos de la Universidad del Zulia
16-07-20
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