Por Marianella Herrera
Cuenca
Decidir entre comer o
contaminarse, o decidir comprar alimentos o medicamentos, ese, definitivamente
no es el deber ser, pero el mundo y particularmente Venezuela se enfrenta a ese
dilema. Las medidas hasta el día de hoy, que impiden contaminarse de covid-19
siguen siendo las básicas y descritas desde el inicio de la pandemia: lavarse
frecuentemente las manos, guardar distancias de 2 metros entre las personas,
uso de tapabocas adecuadamente, reforzar las medidas de higiene en superficies
de trabajo, entrenar al personal que manipula alimentos, cuidar al personal de
salud con los trajes, e indumentaria adecuada.
En fin: aislamiento
social, #QuedateEn Casa y lávate las manos tan frecuentemente como cada veinte
minutos si estas en algunas líneas de servicio como atención en salud,
alimentación o farmacias. Suena fácil y descomplicado, hasta que llega la hora
de hacer las compras del mercado y no tienes dinero para pagar la compra o hasta
que vives en un barrio muy podre y debes cargar agua por dos horas antes de
poder pensar en lavarte las manos.
Ahí se complica,
quedarse en casa implica para muchos no trabajar y dejar de generar los
ingresos del día que les permiten comer. Pero salir a trabajar en un ambiente
inhóspito, puede llevar a la contaminación con este virus altamente contagioso
y cuyas características, evolución y tratamiento todavía se encuentran en
estudio.
La ciencia tiene sus
ritmos, un ensayo clínico se toma su tiempo, la prueba en la eficacia de los
tratamientos también, aprobar una vacuna para uso masivo implica una
responsabilidad inmensa…
Decir en estos momentos
que hay un tratamiento exitoso, no sería responsable pues está a la luz
que algunos funcionan en determinadas circunstancias y otros en otras, lo cual
nos lleva a la individualización de los casos. Pero, así como la ciencia tiene
sus tiempos y marca las fases de una investigación, los tiempos económicos y
sociales también existen, y se distinguen precisamente por la requerida
inmediatez de las acciones y las consecuencias inmediatas de las decisiones que
se toman…. O que dejen de tomarse.
En Venezuela nos queda
claro, cada día que ha pasado sin tomar las decisiones apropiadas, es un día
más perdido, es un día más de deterioro. Los tiempos sociales, económicos,
políticos y epidemiológicos se han desalineado desde hace tiempo.
La economía, parece ir
a un ritmo que sin importar el peso de la salud y de la alimentación se
salió del camino y asumió su propia ruta, como dirían algunos: tiene vida
propia.
Los procesos políticos
de transformación que se instalaron de manera lenta en el país, también
continúan lentos en la transformación sin importar las vidas que se cobran en
el camino. Y ahora como la guinda del helado, el ring de boxeo lo ocupan en una
esquina el covid-19 y sus medidas de aislamiento y la otra la debacle económica
por el enlentecimiento de las actividades en las distintas áreas de desempeño.
No estábamos
preparados, el mundo no sabía lo que le esperaba y Venezuela tampoco. Pero la
sensatez y el sentido común nos dicen que en general hay que prevenir, y que
cuando algo muy grave pasa y tú lo sobrevives, debes impedir que te vuelva a
suceder.
El covid-19, vino para
enseñarnos varias cosas y mi apreciación personal, que me siento en la
obligación de compartir aunque definitivamente no he descubierto la rueda es
que:
1- nos recuerda que es
importante prevenir y que todo lo que se invierta en prevención tendrá un fruto
maravilloso, no solo en reducción de costos económicos a largo plazo, sino en
costos sociales, personales y familiares que valen la pena;
2-Como he dicho en
oportunidades anteriores, hemos recuperado en buena parte la cocina casera, y
desde ahí habrá que repensar incluso a los emprendimientos gastronómicos, desde
la cocina en casa.
3- Vino a recordarnos
de los fracasos repetidos en las emergencias experimentadas por la humanidad
cuando no se toman las medidas en el momento preciso, las medidas a destiempo
nunca son eficientes, y de esto último los venezolanos tenemos ya una
experiencia invalorable.
Decirle a la gente lo
que estaba pasando en Venezuela no fue suficiente, se pedían pruebas y más
pruebas, en el tiempo las vidas perdidas nadie las recupera, y finalmente es
hora de iniciar un camino nuevo desde la conexión interior con el propio ser,
con la autorreflexión del aprendizaje, de la humildad y de la
compasión. Seguimos aprendiendo y seguimos el camino. La economía debe
acompañar sin duda a la economía.
28-07-20
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