David Alandete 20 de julio de 2020
@alandete
Durante sus 17 meses como máximo asesor de Donald
Trump en materia de seguridad nacional e internacional, John Bolton (Baltimore,
1948) dice que se marcó un objetivo: forzar la caída del chavismo en
Venezuela. Este político conservador, veterano de todas las
Administraciones republicanas desde Ronald Reagan, cree que Nicolás Maduro
estuvo a punto de huir a Cuba el 30 de abril de 2019, pero, según revela a ABC,
los cubanos lo impidieron. Tras varias agrias disputas con Trump, dimitió
- o
según Trump fue despedido- el 10 de septiembre del año pasado, tras
boicotear una visita de los talibanes a Washington en la que se había empeñado
el presidente. Tras abandonar el cargo, Bolton escribió un libro de memorias
titulado «La
sala en la que ocurrió» (Simon & Schuster), que la Casa Blanca ha
intentado secuestrar sin éxito. Habló con este diario en Washington el jueves.
Dadas las circunstancias actuales en la Casa Blanca
¿cree usted aun que puede haber un cambio de régimen en Venezuela?
Creo que, en última instancia, sí, Maduro será
reemplazado. Es algo que tiene que ver más con las condiciones en Venezuela que
con quién está en la Casa Blanca. A la oposición la apoya un 90% de la
ciudadanía. El régimen está respaldado por unas pocas personas de la élite que
se financian con el tráfico de drogas y la extorsión, además de por Cuba y
Rusia, que están muy involucradas en ayudar a mantener a Maduro en el poder.
Pero creo que es importante que los otros países del hemisferio mantengan la
presión económica sobre Maduro. Y creo que eso es todavía más importante aquí
en EE.UU., donde existe un amplio apoyo a Guaidó y la oposición entre demócratas
y republicanos. Aunque Trump de vez en cuando hable de verse con Maduro, creo
que se equivocaría si lo hiciera. Él lo sabe, y por eso no lo ha hecho, hasta
ahora.
¿Cree que el presidente lo dice en serio? ¿Cree que se
vería con Maduro o es una provocación?
Se ha reunido con Kim Jong-un, el primer presidente
estadounidense en hacerlo. Le gusta reunirse con líderes autoritarios,
incluso cuando no recibe nada a cambio. Y con eso les da legitimidad. En el
caso de Kim Jong-un, legitima a un dictador sanguinario. Creo que sería un
error para él verse con Maduro. Y siempre hay un riesgo de que lo haga. Y sí,
creo que habla en serio cuando lo dice. Lo bueno es que hemos sido capaces de
impedírselo hasta el momento.
Le dedica usted gran parte de su libro al pronunciamiento
del 30 de abril de 2019. ¿De verdad creyó usted aquel día que Maduro se
montaría en un avión y se marcharía de Venezuela?
Creo que estuvo a punto de hacerlo. Pero este tipo de
operaciones está plagadas de riesgos. Creo que muchos de los dirigentes del
régimen que estaban negociando con la oposición actuaron de mala fe o se
echaron atrás en el último minuto. Pero lo importante es que la oposición a
Maduro está tan arraigada que si nos mantenemos fuertes con ellos, firmemente
Maduro caerá.
¿Se arrepiente de haber confiado en chavistas como
Vladimir Padrino o Maikel Moreno?
No era el único que creía que ellos cumplirían lo
prometido. Tampoco diría que me fiaba de ellos. No creo que nadie en la
oposición se fíe de ellos. Pero en aquel momento pensábamos que el régimen de
Maduro iba a caer, y creímos que se pondrían del lado correcto al menos por su
propio interés, por su propia seguridad. Puede que mintieran desde el
principio, o puede que se asustaran a medida que avanzaba la jornada. Lo
sabremos algún día. Falta saber cuál fue el papel de los cubanos. Estoy seguro
de que conoce usted esta historia. Dicen que la esposa [de Maduro] quería irse.
Pero los cubanos se lo llevaron a Fuerte Tiuna. Y no le dieron la opción de
irse. Para mí, eso pone de relieve la amenaza de los cubanos y los rusos en
nuestro continente.
¿Por qué llevó EE.UU. la ayuda humanitaria a Cúcuta en
aviones militares?
Cuando la Agencia de EE.UU. para el Desarrollo
Internacional brinda asistencia humanitaria en casos de desastres naturales,
suele recurrir al transporte militar, dadas las capacidades logísticas de las
Fuerzas Armadas. Fue debido a sus capacidades logísticas, no para intimidar con
el Ejército.
Recuerdo que el 3 de mayo de 2019, usted fue al
Pentágono y dijo abiertamente que estaba allí para repasar planes de
intervención militar en Venezuela. ¿Era aquello cierto?
El presidente Trump y yo estábamos de acuerdo en que
la opción militar estaba sobre la mesa. No era nuestra primera opción, pero
existía. Y los rusos, los chinos y especialmente los cubanos debían saber que
no les permitiríamos establecer otra base militar más en este continente. De
verdad creo que el grado de oposición a Maduro entre el pueblo venezolano es
tan grande, que solo requiere un poco de ayuda del exterior, algo de presión
sobre Maduro. Necesitamos seguir así.
Menciona frecuentemente a Rusia. En el tiempo que
usted estuvo en la Casa Blanca, el Kremlin se lanzó a salvar a Maduro. ¿Por
qué?
Por un lado, creo que tenían cierto interés en el área
petrolera, en términos financieros. Eran y siguen siendo hoy, creo, el
factor externo más importante de la crisis. Por otro lado, los rusos
claramente se dieron cuenta de que una mayor implantación suya en Venezuela
podría llevarlos a una posición más fuerte en todo el continente, para causar
problemas en América del Sur, en el Caribe, cerca del Canal de Panamá, cerca de
Cuba y cerca de Nicaragua. Venezuela, obviamente, es un país mucho más grande,
con petróleo, con muchos recursos. Es un objetivo muy tentador para Rusia.
Usted trabajó estrechamente con diplomáticos españoles
cuando fue embajador en Naciones Unidas. Conoce España. ¿Por qué cree que el
actual Gobierno español no ha tenido un mayor liderazgo para resolver la crisis
en Venezuela?
Tanto el Gobierno actual en España como el Gobierno
que estuvo en el poder en 2019, desde enero hasta que me fui en septiembre, fue
un gobierno de izquierda. Y Maduro, el heredero de Chávez, se presenta a sí
mismo como un héroe de la izquierda, aunque de hecho es un autoritario que se
impone por la fuerza militar. El Gobierno de izquierda en España fue reacio a
asumir un papel más destacado. Y ciertamente trabajamos con ellos muy
ampliamente para que asumieran un papel más importante dentro de la UE,
precisamente para llevar a la UE a una posición mucho más fuerte. Y en cambio,
nos encontramos con que otros gobiernos, como el de Gran Bretaña, que todavía
estaba en la UE en ese momento, Italia, Alemania, e incluso Francia, estaban
tomando un papel más destacado. Así que creo que la causa fue la
ideología del Gobierno español. Me sorprendió y decepcionó, porque para mí
hubiera sido de gran ayuda si España hubiera ayudado en el continente americano
con algunos de los otros Gobiernos que no eran tan amigos de la oposición
venezolana, como el de México. Pero no sucedió así.
Entonces no fueron de ayuda.
Diría que no es que no fueran de ayuda. No quiero dar
una impresión errónea de lo que hicieron, pero lo cierto es que no querían
tomar la iniciativa para ayudarnos a expulsar a Maduro.
Con el poder diplomático y militar que EE.UU. tiene,
con las sanciones, con la implantación de las agencias de inteligencia, ¿cómo
es que la presión de este país no ha sido suficiente para culminar la caída de
Maduro?
Creo que estuvimos muy cerca el 30 de abril del año
pasado. Si algunas cosas hubieran ido de forma diferente en las primeras horas
de la mañana, Guaidó ya no sería presidente interino. Aun así, diría que hay
dos factores principales. Uno, los ingresos del tráfico ilegal de drogas con
ayuda de las guerrillas de las FARC y el ELN. Hemos sometido al régimen a mucha
presión, pero no hemos tenido tanto éxito como quisiéramos en la lucha contra
el narcotráfico en Colombia, México y otros lugares. Luego está la enorme ayuda
financiera que el régimen obtiene de Rusia y China, además de la presencia de
las tropas y la inteligencia de Cuba. Esto es importante, porque los cubanos
penetraron el ejército venezolano y aunque nosotros y la oposición pensamos que
las tropas de base y los militares acabarían apoyando a la oposición, al final
no pudieron romper filas con sus generales. La lucha continúa y EE.UU. y otros
tienen que aplicar más presión.
¿Qué efecto cree que tuvo la visita de Juan Guaidó a
Washington en febrero?
Fue buena para Juan Guaidó y para la oposición. Creo
que quedó claro en la recepción que recibió de los miembros de la Cámara y el
Senado, que fue bipartidista. Todos lo aplaudieron, tanto republicanos como
demócratas. Usted lo sabe por su trabajo sobre la Casa Blanca, la política en
EE.UU. es muy partidista. Esta fue una excepción. Y, por lo tanto, creo y
espero que le haya otorgado mayor legitimidad a Juan Guaidó para seguir
ayudando al pueblo en Venezuela en estos tiempos tan difíciles, y para
continuar tratando de derrocar a Maduro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico