Por Luis Ugalde S.J.
Estamos en pleno
desierto, lugar de desolación y tentaciones. ¿Por qué no regresar a la
esclavitud de Egipto y renunciar a la libertad como una ilusión imposible? Se
preguntaban los israelitas hace miles de años. Como entonces Moisés, hoy los
obispos reunidos en Asamblea nos llaman a escuchar la voz de Dios y sentir su
fuerza dentro de nosotros: Yo estoy con ustedes como vida, vocación de libertad
y fuerza para alcanzarla. La dramática Exhortación Episcopal no llega como
debiera, pues la dictadura ha ido cerrando y controlando los medios de
comunicación social. Por eso, reproduciré entre comillas los párrafos que
quiero resaltar e invito a leer íntegramente la Exhortación Episcopal en https://conferenciaepiscopalvenezolana.com/wp-content/uploads/2020/07/Exhortaci%C3%B3n-Pastoral-de-la-CXIV-Asamblea-CEV-del-10-de-julio-de-2020.1.pdf
El Señor siempre
acompaña al pueblo. Viene encabezada por la voz de aliento de Moisés a su
pueblo: “¡Sean fuertes y decididos, no teman ni se acobarden ante ellas! El
Señor, tu Dios va contigo, no te dejará ni te abandonará” (Deuteronomio 31, 6).
Los obispos nos dicen:
“El momento actual nos
exige acrecentar nuestra capacidad de creer, muchas veces, golpeada y frustrada
por la ausencia de soluciones concretas. Allí, donde parece no haber solución,
las sorpresas de Dios pueden aparecer de la forma y en el tiempo menos
pensados.”
“Compartimos la
inquebrantable esperanza en el amor de Dios, que nos sostiene en medio de
tantas calamidades y sufrimientos”.
Nuestra trágica
realidad. “Vivimos inmersos en un caos generalizado presente en todos los
niveles de vida social y personal: servicios públicos básicos muchas veces
inexistentes, acción política divorciada del bien común y del desarrollo,
inseguridad e indefensión, vida familiar vulnerada en su capacidad de gestionar
y satisfacer sus necesidades, economía inflacionaria y dolarizada, golpeando a
casi toda la población, educación paralizada en su gestión con el deterioro de
la calidad de ese servicio”.
“La pandemia del
COVID-19 se ha ido extendiendo de manera exponencial en los distintos estados,
hasta alcanzar, en el momento actual, varios miles de contagios y decenas de
personas fallecidas. Esta pandemia ha sido, al mismo tiempo, un elemento
paralizante de una parte sustancial de las actividades ordinarias y ha puesto
de manifiesto la crisis ya presente, agravada notablemente por la debilidad del
sistema de salud, la triste situación vivida de los emigrantes que vuelven al
país, sin recursos ni expectativas seguras de vida, así como la escasez de
gasolina y de otros insumos necesarios”.
“Ha aumentado
alarmantemente el empobrecimiento de amplios sectores de la población que
sufren los riesgos del hambre y del desempleo. Cada día el pueblo se siente más
desprotegido, sin estado de derecho ni instituciones que den respuestas justas
a las violaciones de los Derechos Humanos”.
“Reconocemos y
bendecimos las diferentes iniciativas de un gran número de agentes que son
verdaderos servidores, que, no sin esfuerzo, han sido y están siendo luz en
medio de las tinieblas, mediante actividades de ayuda social, como también
actos de evangelización en los medios de comunicación: párrocos, Cáritas
parroquiales, movimientos de apostolado se han volcado a prestar su aporte,
grande o pequeño. También diversas organizaciones no gubernamentales y
movimientos religiosos no católicos han actuado acertadamente en la misión de
acompañar y asistir. Agradecemos a los profesionales de la salud la dedicación,
abnegación y amor en la realización de su servicio profesional, y exhortamos a
las autoridades competentes en materia de salud, a proveer a los médicos y
operadores sanitarios de todos los instrumentos, equipos e indumentaria para
que puedan realizar con seguridad su profesión, cuya finalidad es salvar
vidas.”
Dictadura inmoral y
elecciones democráticas. “Los venezolanos queremos vivir en democracia.
Para ello, es necesario celebrar elecciones de modo imparcial para todos los
partidos políticos y de respeto del voto ciudadano. El régimen, más preocupado
por mantenerse en el poder que en el bienestar del pueblo, ha convocado unas
elecciones parlamentarias, valiéndose de un Tribunal Supremo de Justicia sumiso
al Ejecutivo, de un Consejo Nacional Electoral ilegítimo y la confiscación de
algunos partidos políticos, así como realizando amenazas y persecuciones a los
dirigentes políticos e intentando comprar conciencias. Todo esto además de
dibujar una ilegitimidad, provocará la abstención y la falta de confianza ante
estas inciertas elecciones parlamentarias”.
“Denunciamos como inmoral
cualquier maniobra que obstaculice la solución social y política de los
verdaderos problemas, así como el cinismo de algunos factores políticos que se
prestan a este juego desvergonzado, con el cual el régimen se consolida como un
gobierno totalitario, justificando que no puede entregar el poder a alguien que
piense distinto. La negativa del ministro de Defensa a aceptar un cambio de
gobierno es totalmente inconstitucional y, por tanto, inaceptable. Mientras se
van endureciendo lineamientos dictatoriales, el pueblo sufre. La oposición es
perseguida como nunca. Por eso exigimos una vez más auténticas elecciones
libres y democráticas para constituir un nuevo gobierno de cambio e inclusión
nacional que nos permita construir el país que todos queremos. Vemos con gran
preocupación cómo las fuerzas armadas, lejos de estar al servicio y defensa del
pueblo, han optado por seguir al lado de una parcialidad política. Esto hace
que crezca la desconfianza del pueblo hacia ella y se desprestigie cada día
más.”
“Ante el deterioro
progresivo de la situación política venezolana hemos señalado en nuestras
recientes Exhortaciones de julio de 2019 y enero de 2020 que se hace necesaria
la salida del actual gobierno y la realización de elecciones presidenciales
limpias, en condiciones de transparencia y equidad. Somos conscientes, y lo
reafirmamos hoy, que los graves problemas del país no se solucionan, sino con
cambios sustanciales que respeten la ley, la institucionalidad y la autonomía
de los poderes públicos.
“No podemos quedarnos
de brazos cruzados. El gobierno, los partidos, la sociedad civil en sus
diversas manifestaciones deben tener propuestas que pongan en primer lugar la
vida y calidad de toda la población, comenzando por los más vulnerables. Hay
que concertar para que la ayuda ofrecida por organismos internacionales llegue
con el consentimiento y aval de las partes: gobierno, oposición, sociedad
civil. (…) La calidad de vida, la supervivencia de la gente está por encima de
cualquier otra connotación. Esto es prioritario porque nuestra gente se está
muriendo y se está desesperanzando cada día más”.
Llamados
urgentes. Como señala el Concilio Vaticano II “las personas y los grupos
sociales están sedientos de una vida plena y de una vida libre, digna del
hombre” (GS, 9). En vista de ello, asumimos, con responsabilidad de padres, la
misión que nos incumbe: de defender al pueblo, especialmente al pobre y
necesitado, dando motivaciones racionales y de fe, que convenzan y den
esperanza a todos”.
“Los cristianos estamos
llamados a reconstruir y reedificar la realidad venezolana, impregnándola de
oración y de fuerza transformadora del Evangelio, pero también de acción.
Implica, en modo particular, renovar nuestra opción preferencial por los pobres
e invitar a sumarse a todos los sectores sociales.”
“Exhortamos, en modo
especial, a los políticos que profesan la fe católica a que, guiados por la
Doctrina Social de la Iglesia, marquen el camino y trabajen por un cambio
radical de la situación del país. No son los intereses particulares ni el afán
de poseer lo que debe guiarles, sino el servicio al pueblo y su bien común”.
“En este sentido, son
cada vez más actuales las peticiones hechas por el secretario de Estado
Vaticano, cardenal Pietro Parolín: “En nombre y por disposición del Santo
Padre”, en su carta al gobierno, el año 2016: “La implementación urgente de
medidas destinadas a aliviar la grave crisis de abastecimiento de comida y
medicinas; el calendario electoral que permita a los venezolanos decidir sin
dilación de futuro; la restitución del rol previsto por la Constitución, cuanto
antes, de la Asamblea Nacional; y la aplicación de los instrumentos legales
para acelerar el proceso de liberación de los detenidos”.
“Pedimos a las
instituciones responsables de administrar la justicia, ser verdaderamente
eficaces en la defensa de los Derechos Humanos; a los organismos de seguridad
les pedimos respetar los Derechos de los ciudadanos y ser garantes de una real
seguridad de la ciudadanía. Rechazamos la tortura, condenada por todos los
convenios internacionales, y exigimos su total erradicación. A los organismos
internacionales, les pedimos estar siempre atentos en la búsqueda de los medios
de ayuda humanitaria: les reiteramos el grito del pueblo, de no dejarnos
solos.”
“Finalmente, hacemos un
llamado a toda persona de buena voluntad, sea creyente en Dios o no, a unir
nuestras manos, para lograr la deseada libertad de nuestra querida patria,
edificando entre todos la civilización del amor”.
16-07-20
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