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domingo, 6 de septiembre de 2020

La emergencia de una estrategia por @garciasim

 Por Simón García

La decisión de Capriles es el renacimiento de su liderazgo. Ante la convocatoria de elecciones bajo condiciones autocráticas, Capriles reformuló la participación en términos de luchar o abstenerse. Así que, cuando, se decidió por luchar, optó por enfrentar al gobierno en el terreno donde es más débil y donde los ciudadanos pueden derrotar al despotismo con el arma insurgente de un voto.

Lejos de los micrófonos y junto con el diputado Stalin Gonzáles, formularon unas exigencias al gobierno que pusieron en marcha una dinámica de lucha y acuerdo para que Maduro produjera medidas claras que abrieran una rendija democratizadora en el proceso electoral. Y tuvieron éxito.

Hechos matan retórica: fueron excarcelados un centenar presos políticos y el gobierno decidió invitar a la ONU y la U.E como observadores internacionales. Se habla de otros compromisos relativos a auditorias o la prohibición de los puntos rojos. Lo notable es que se invirtió el esquema tradicional que, al ofrecer sin tener el cómo, genera la paralizante sensación de que no hay nada que hacer. Primero se produjeron las medidas y después surgieron las expectativas, bases de la esperanza.

Nadie pensó que el paso de Capriles llevaría al gobierno a ceder en puntos que ninguna otra negociación había podido lograr. El resultado rápido ensanchó el agujero en la estrategia opositora que acumula fracasos y reabrió un debate, en todos los actores, contra la rutina impuesta por esa maestra de la pasividad que es la costumbre.

El valor fundamental de la decisión de Capriles es que desafía a cambiar de opinión al proponer una estrategia de reemplazo a la fracasada línea insurreccional, ya sin medios para sostenerse siquiera como inflamada prédica extremista. Un surgimiento fulminante que pone fin a la fase donde el árbitro del conflicto es la violencia y las balas. Los actores no son ya ejércitos extranjeros invadiendo ni una fuerza armada fracturándose en facciones rivales, sino electores que deben decidir a conciencia frente a una contienda llena de ventajismos como el 2015: ¿luchar o fantasear?

El giro de Capriles, adoptado por un conjunto plural de dirigentes sociales y políticos, independientes y partidistas, es acompañado por centenares de miles de venezolanos que desean encender una luz en el túnel. El reto es extender esa voluntad a millones. Y es posible

Se ha puesto en marcha un movimiento que rebasa la etiqueta de caprilista, que busca sumar líderes para una conducción colectiva y no para tener una manada tras algún mesías. Un movimiento que no incurrirá en la pequeña diatriba ni en revestir de mitos temas como la unidad.

Los objetivos comunes exigen un reequilibrio constante de coincidencias/diferencia para enfrentar con mayor inteligencia una dominación que no es una dictadura bananera ni una pétrea rosca de mafias como lo caricaturiza el simplismo extremista.

La nueva referencia se nutre de las orientaciones emanadas de las instituciones y sectores con mayor credibilidad como la Iglesia, las Universidades, los estudiantes y Fedecámaras. Ella está también abierta a todos los actores con aportes para la reconstrucción del país, determinados menos por de donde provienen y más por la sociedad que quieren a futuro.

El propósito es abrirle caminos a un entendimiento nacional, atender la crisis de hambre con pandemia y salir del hoyo con un plan, a mediano plazo, económico, institucional y social que se corresponda con un tiempo de innovación y ajustes dentro de una transición civilizatoria. Un plan que concite los aportes de gobierno y oposición en un ambiente democrático y sin la asfixia del autoritarismo de Estado.

El énfasis está en desplazar estrategias no dirigentes, cuya vigencia depende de la sostenibilidad de sus planteamientos. La nueva estrategia es para acumular logros y victorias, para cambiar y ganar. Una meta alcanzable con movilización, organización y una nueva cultura cívica que haga valer la superioridad de la democracia frente al autoritarismo.

Es una lucha que ya comenzó y en la que el ganador será el país porque el fin es salvar a Venezuela.

06-09-20

https://talcualdigital.com/la-emergencia-de-una-estrategia-por-simon-garcia/

 

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