Por Simón García
La decisión de Capriles es
el renacimiento de su liderazgo. Ante la convocatoria de elecciones bajo
condiciones autocráticas, Capriles reformuló la participación en términos de
luchar o abstenerse. Así que, cuando, se decidió por luchar, optó por enfrentar
al gobierno en el terreno donde es más débil y donde los ciudadanos pueden
derrotar al despotismo con el arma insurgente de un voto.
Lejos de los micrófonos y
junto con el diputado Stalin Gonzáles, formularon unas exigencias al gobierno
que pusieron en marcha una dinámica de lucha y acuerdo para que Maduro
produjera medidas claras que abrieran una rendija democratizadora en el proceso
electoral. Y tuvieron éxito.
Hechos matan retórica:
fueron excarcelados un centenar presos políticos y el gobierno decidió invitar
a la ONU y la U.E como observadores internacionales. Se habla de otros
compromisos relativos a auditorias o la prohibición de los puntos rojos. Lo
notable es que se invirtió el esquema tradicional que, al ofrecer sin tener el
cómo, genera la paralizante sensación de que no hay nada que hacer. Primero se
produjeron las medidas y después surgieron las expectativas, bases de la
esperanza.
Nadie pensó que el paso de
Capriles llevaría al gobierno a ceder en puntos que ninguna otra negociación
había podido lograr. El resultado rápido ensanchó el agujero en la estrategia
opositora que acumula fracasos y reabrió un debate, en todos los actores,
contra la rutina impuesta por esa maestra de la pasividad que es la costumbre.
El valor fundamental de la
decisión de Capriles es que desafía a cambiar de opinión al proponer una
estrategia de reemplazo a la fracasada línea insurreccional, ya sin medios para
sostenerse siquiera como inflamada prédica extremista. Un surgimiento
fulminante que pone fin a la fase donde el árbitro del conflicto es la
violencia y las balas. Los actores no son ya ejércitos extranjeros invadiendo
ni una fuerza armada fracturándose en facciones rivales, sino electores que
deben decidir a conciencia frente a una contienda llena de ventajismos como el
2015: ¿luchar o fantasear?
El giro de Capriles,
adoptado por un conjunto plural de dirigentes sociales y políticos,
independientes y partidistas, es acompañado por centenares de miles de
venezolanos que desean encender una luz en el túnel. El reto es extender esa
voluntad a millones. Y es posible
Se ha puesto en marcha un
movimiento que rebasa la etiqueta de caprilista, que busca sumar líderes para
una conducción colectiva y no para tener una manada tras algún mesías. Un
movimiento que no incurrirá en la pequeña diatriba ni en revestir de mitos
temas como la unidad.
Los objetivos comunes exigen
un reequilibrio constante de coincidencias/diferencia para enfrentar con mayor
inteligencia una dominación que no es una dictadura bananera ni una pétrea
rosca de mafias como lo caricaturiza el simplismo extremista.
La nueva referencia se nutre
de las orientaciones emanadas de las instituciones y sectores con mayor
credibilidad como la Iglesia, las Universidades, los estudiantes y Fedecámaras.
Ella está también abierta a todos los actores con aportes para la reconstrucción
del país, determinados menos por de donde provienen y más por la sociedad que
quieren a futuro.
El propósito es abrirle
caminos a un entendimiento nacional, atender la crisis de hambre con pandemia y
salir del hoyo con un plan, a mediano plazo, económico, institucional y social
que se corresponda con un tiempo de innovación y ajustes dentro de una
transición civilizatoria. Un plan que concite los aportes de gobierno y
oposición en un ambiente democrático y sin la asfixia del autoritarismo de
Estado.
El énfasis está en desplazar
estrategias no dirigentes, cuya vigencia depende de la sostenibilidad de sus
planteamientos. La nueva estrategia es para acumular logros y victorias, para
cambiar y ganar. Una meta alcanzable con movilización, organización y una nueva
cultura cívica que haga valer la superioridad de la democracia frente al
autoritarismo.
Es una lucha que ya comenzó
y en la que el ganador será el país porque el fin es salvar a Venezuela.
06-09-20
https://talcualdigital.com/la-emergencia-de-una-estrategia-por-simon-garcia/
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