Francisco I. Buchart D. 25 de octubre de 2020
@FRIBUD
“Un hombre auténtico tiene como ideal moral hacer el
bien…
El bien sólo puede venir de la verdad, nunca del
error. El error es el veneno de la inteligencia.” JGH[i]
La vida de José́ Gregorio Hernández Cisneros no sólo
es interesante y admirable, es atrayente. ¡Es una persona genial! ¡Auténtica! Su
vida, ¡valió́ la pena! Buscador, pensador, contemplador, hacedor. Luchó,
trabajó y rezó mucho, con perseverancia, obteniendo, no sólo unos
impresionantes logros académicos, científicos y profesionales, sino que logró
lo esencial, lo más importante, lo que le da sentido a todo: ¡alcanzó la
Cima!, esa donde se es feliz, para siempre, para siempre. Alguien con los pies
en el suelo y los ojos en el Cielo. Vivía trabajando y contemplando, buscando
la verdad, desgastándose por los demás. ¡Una vida ordinaria
extraordinaria!
La veneración[ii] que
se le tiene y que ha trascendido las fronteras de su país, no pasa
desapercibida ni se puede ocultar; y se propaga aún más con el anuncio de su
beatificación. Admiración y aprecio que se manifestaron el mismo día de su
muerte, el domingo 29 de junio de 1919, cuando de regreso de
comprarle medicinas a una paciente, fue atropellado accidentalmente por uno de
los pocos coches que había en Caracas.
El día siguiente, fue un día de duelo no
decretado. “De manera espontánea los comercios, oficinas, teatros y establecimientos
públicos se unieron en un cierre de 24 horas… El entierro fue todo un
acontecimiento que mantuvo paralizada la ciudad.”[iii] Asistió
una multitud: más de 30.000 personas, que se dice fácil. De su casa fue
trasladado al Paraninfo de la Universidad Central de Venezuela (UCV) con
permiso especial, pues la institución había sido cerrada[iv].
Luego fue llevado hasta la Catedral. De allí́, una inmensa cantidad agradecida
de pacientes y sus familiares, de pueblo llano, arrebatando el féretro a sus
portadores, lo cargaron hasta el cementerio exclamando con emoción y a viva
voz: – ¡El Doctor Hernández es Nuestro! Reconocimiento espontáneo al
que llamaban “médico de los pobres”, por su asiduo servicio y entrega
desinteresada y preferente a los más necesitados. ¡Por sus frutos los
conoceréis![v]
“Recuerda que cuando abandones esta tierra, no
podrás llevar contigo nada de lo que has recibido, solamente lo que has dado:
un corazón enriquecido por el servicio honesto, el amor, el sacrificio y el
valor”. (Frase atribuida a San Francisco de Asís) ¡Se
fue con las manos llenas!
La vida de José Gregorio transcurrió en una Venezuela
desolada, en proceso de construcción, en medio de muchas contrariedades y, cabe
mencionar, delicada para la Iglesia. Después de guerras y caudillismos[vi],
no es difícil imaginar el triste estado de la economía, la escasa estructura
institucional, la ausencia de infraestructura vial, sanitaria, educacional,
etc. Un país rural, con un “75% de los habitantes viviendo en el campo y
padeciendo de enfermedades como el paludismo, tuberculosis, anquilostomiasis,
disentería y lepra”.[vii]
El “Oro Negro”, esa mezcla de fortuna y desgracia para esta tierra, hacia su
tímida aparición en 1914, pero no sería todavía el protagonista de su vida
económica. En fin, una Venezuela pobre y retrasada, muy lejos de
poder tener algún brillo propio en el concierto mundial, con carencias de todo
tipo. En este país vive, trabaja, destaca y se hace santo José Gregorio. Sólo
se puede cambiar lo que se ama, y José Gregorio demostró con creces su
amor a Venezuela y a su gente.
Nació en el pequeño pueblo andino de Isnotú, el
26 de octubre de 1864, en el seno de una familia cristiana. Huérfano de madre a
poco de cumplir los 8 años. Fue el mayor de 13 hermanos.[viii] A
los 13 años se va a Caracas. Obtiene el Grado de Bachiller en Filosofía. Al
principio quería estudiar Derecho, “pero su padre lo hizo cambiar de
opinión de que la profesión de médico era más necesaria y con ello podría
ayudar mucho a sus paisanos de Isnotú.”[ix]
Se gradúa de Bachiller en Ciencias Médicas
distinguiéndose como el mejor alumno de toda la Universidad. El 29 de junio de
1888 recibe, con honores, el grado de Doctor en Ciencias Médicas. En el acto de
graduación, en el momento de entregarle su título, el Rector le dijo: “Venezuela
y la medicina esperan mucho de usted doctor Hernández”. Y no lo
defraudó…
De 1889 a 1891, enviado por el presidente Rojas
Paúl, estudia con desempeño excepcional en Paris, Bacteriología con el Dr.
Strauss, Histología Normal y Patológica en el laboratorio del Dr. Matthias
Duval, y Fisiología Experimental en el laboratorio del Dr. Charles
Richet. “Fue el mejor médico-alumno en la Universidad de Paris y
le fue otorgada una medalla por la Facultad de Medicina de esa Universidad,
entregada por el Profesor Strauss.”[x] Posteriormente
se traslada a Berlín para
estudiar Histología y Anatomía patológica, a su vez que inicia un nuevo curso
de Bacteriología. En Francia y en Alemania le ofrecen trabajo, pero los
rechaza, pues su compromiso era con Venezuela.
José Gregorio es un hombre de ciencia. Es considerado
uno de los grandes hitos en la historia de la medicina en Venezuela. Primer
técnico histólogo venezolano. Pionero de la Medicina Experimental y Científica
en Venezuela; fundador en la UCV en 1891 de las cátedras de Histología Normal y
Patológica, Fisiología Experimental, Bacteriología y Parasitología. Algunos,
además, lo consideran también pionero de la medicina psicosomática.
El Dr. Leopoldo Briceño-Iragorry lo describe así:
“En 1827 Vargas crea nuestra Facultad de Medicina y, en 1891 funda
Hernández los estudios experimentales de forma científica. Es con él cuando
comienza la verdadera docencia científica y pedagógica…” Fue, además, un gran
fisiólogo y un biólogo eminente, pues conocía a fondo la física, la química y
las matemáticas, ciencias básicas y trípode fundamental sobre la que reposa
toda la dinámica animal. Las aplicaciones prácticas de esas experiencias, las
supo poner al servicio de la finalidad suprema de nuestro arte, que no es otro
que curar enfermos y proteger la vida.”[xi]
Participa en el I Congreso Médico Panamericano
de Washington en 1893, donde se decretó que la Cátedra de Bacteriología
fundada en la U.C.V. por el Dr. José Gregorio Hernández el 5 de noviembre de
1891, fue la primera creada en América. ¡Pionero!
Publicó varios escritos en la Gaceta Médica y “en
1906 publica su obra escrita quizás más importante, “Elementos de
Bacteriología“, calificado por los conocedores como prodigio de concisión y
claridad y que representa el primer texto de esa especialidad presentado en el
país.”[xii]
En 1918 se incorpora a la Junta de Socorro
Nacional, encargada de coordinar la lucha contra la mal llamada Gripe
Española y presidida por el Dr. Luis Razetti. Ambos, con valentía,
declaran públicamente que lo que estaba matando a tanta gente no era la gripe
propiamente dicha, sino el estado de absoluta pobreza y miseria en que vivían
la mayoría de los venezolanos…
José Gregorio es un hombre de fe. Fe que en nada
contradice a la razón, pues “la fe y la razón son como las dos alas
con las cuales el espíritu humano se eleva hacia la contemplación de la
verdad. Dios ha puesto en el corazón del hombre el deseo de conocer la
verdad y, en definitiva, de conocerle a Él…”[xiii]
Y esto es lo que buscaba José Gregorio: La Verdad. El bien solo puede venir de
la verdad. Y “la verdad científica no es toda la verdad. Esa
mitad superior del ser humano siempre estará por encima de los fríos datos
objetivos del laboratorio”[xiv] ¡Coherencia!
Una vez el presidente, General Juan Vicente Gómez[xv],
quien le respetaba mucho, le aconseja no meterse en política porque “ésta es
muy complicada.” Él le responde tajantemente: – “Pues vea
usted, mi General, a mi no me parece tan complicada. Mi política consiste en
servir a Dios a través de la ciencia, porque una ciencia sin Dios, es una
ciencia carente de sentido.”[xvi]
Comenta el Cardenal Urosa Savino: “Un aspecto
muy importante de la personalidad del Dr. Hernández fue, sin duda, su viva fe
católica y su inmensa práctica religiosa; un ejemplo de la coherencia,
compatibilidad y armonía de la fe cristiana con la ciencia. Y no podría ser de
otra manera, pues el tesoro de la fe y la ciencia llevan ambas al conocimiento
de la verdad, reflejo del mismo Dios, la suma y esplendorosa Verdad.”[xvii] Vivía
como pensaba y no pensaba como vivía.
Buscando algo más, se incorpora a la Tercera Orden
Franciscana (para seglares)[xviii].
Hace un par de intentos fallidos de “huir del mundo” y hacerse cartujo. La
salud no le ayuda. Intenta luego ir al seminario. Dios tenía otros planes para
él. Mons. Juan Bautista Castro, arzobispo de Caracas, le dice que ponga en una
balanza su profesión de médico y el hacerse sacerdote. Y él vio clara su
situación. ¡Búsqueda!
José Gregorio es un hombre culto y versátil. Viajó
mucho para su época. Estuvo en Francia, Alemania, España (coincidió con
Santiago Ramón y Cajal), Italia, Nueva York, México… Además del idioma
español, llegó a hablar francés, alemán, inglés, italiano, portugués y dominar
el latín. Le gustaba leer mucho y fue desarrollando dotes de escritor. Publicó
2 libros (Elementos de Bacteriología, y Elementos de Filosofía), 13 artículos
científicos, 5 artículos de otros temas. ¡Aprovechar el tiempo!
¡Multiplicar los talentos!
Fue músico; llegó a tocar estupendamente el
violín y el piano. Le agradaba bailar y dicen que lo hacía muy bien.
Aprendió el oficio de sastre y se hacía sus propios trajes. Le
gustaba vestir bien, pues sobriedad y elegancia no son incompatibles.
Sumamente puntual y exigente, leal, laborioso, sobrio, ordenado, amable,
generoso, alegre, integro, con una sólida unidad de vida. ¡Naguará! [1]
José Gregorio es un hombre bueno. Se le conoce
como el médico de los pobres, igual que a su contemporáneo napolitano san
Giuseppe Moscati[xix],
con quien tiene algunas similitudes interesantes. “Es dándose como se
recibe, es olvidándose de sí mismo como uno se encuentra.”[xx]
En su consulta tenía un bolso llamado el
cepillo de los pobres, donde los pacientes podían tomar dinero
discretamente, para comprar medicinas o alimentos. Le comenta José
Gregorio a su tía María Luisa: “la mayoría de estas personas no tienen
recursos; no les voy a negar la consulta y no les voy a hacer pasar por la pena
de decirme que no tienen dinero. Dios ayudará” [xxi]
“Un día le hablaron de un niñito muy enfermo, fue
a la casita humilde donde vivía. Después revisarlo bien salió de la casa
y regresó un rato más tarde cargado de alimentos, chucherías y un juguete.
Conversó con el niño, jugó con él, ambos se rieron y cuando vio que su
pacientico había prácticamente “resucitado” con su medicina tan “original”,
calmó a la mamá diciéndole: “Su hijo lo que tiene es “tristeza de la
miseria”. Con esas “medicinas” que le dejé ya se puso bueno.”[xxii] ¡Médico
integral!
Mientras estudiaba en París unos coterráneos le
tienden una trampa-tentación. Lo invitaron a una cena para luego dejarlo a
solas con una muchacha “de vida alegre”, que habían contratado para
corromperlo. Pasado un rato regresaron para celebrar su “hazaña”. “La
joven estaba sentada sola en medio del salón, compungida y disgustada. Con
indignación y vergüenza les dijo entre lágrimas: – Por burla me han dejado con
un verdadero santo… Estoy arrepentida de mi vida de pecado… ¡Las cosas que me
ha dicho ese hombre!”[xxiii] ¿Qué
le habrá dicho? De la abundancia del corazón habla la boca…[xxiv] ¡Médico
del alma!
Vivió, no en el plano chato y limitado de dos
dimensiones, sino en el espacio, con esa tercera dimensión que proporciona la
altura, y, con ella, el relieve, el peso y el volumen.[xxv] Cada
día hacia oración, y asistía a Misa, de allí, de Dios, – ¿de quién más? –,
sacaba las fuerzas para vivir y llevar las contrariedades, para multiplicar los
talentos recibidos, para trabajar, para servir. Resaltaba su recia y constante
devoción a la Virgen. Hacía como recomendaba san Agustín: “Ora como si
todo dependiera de Dios, trabaja como si todo dependiera de ti.”
Han sido unas pinceladas compartidas para resaltar la
vida y relieve de este personaje auténtico. El Cardenal Baltazar Porras expresa
con alegría: “José Gregorio Hernández es la imagen más prestigiosa de
la espiritualidad venezolana… Modelo de buen cristiano y excelente ciudadano…
Venezuela está de fiesta y rebosa de agradecimiento por su beatificación.” Y
no sólo Venezuela, también la Ciencia y la Medicina, la Universidad, y toda la
Iglesia. El Dr. Hernández es Nuestro. ¡Gracias, Señor, por José
Gregorio!
[1] Naguará
o Na´guará, expresión muy usada en Venezuela. se utiliza para se refiere
para expresar un sentimiento de admiración de algo asombroso, impresionante,
increíble, extraordinario o cierto. La palabra de origen larense. proviene del
nombre de un pájaro que sólo se veía en Barquisimeto; esta ave se dice que
tenía el aspecto similar al de un loro extinguido.
[i] Ensayo
de Filosofía, José Gregorio Hernández Cisneros, 1912 En su prologo
escribe el autor: “Dotado como los demás de mi nación, de ese mismo amor,
publico hoy mi filosofía, la mía, la que yo he vivido; pensando que por
ser yo tan venezolano en todo, puede ser que ella sea de utilidad
para mis compatriotas, como me ha sido a mí, constituyendo la guía de mi
inteligencia.”
[ii] RAE Venerar:
Respetar en sumo grado a alguien por su santidad, dignidad o grandes virtudes, o a algo por lo que
representa o recuerda.
[iii] Alfredo
Gómez Bolívar y Milagros Soteldo de Gómez, El Doctor Hernández es Nuestro: Tras
los pasos de José Gregorio. – 2ª Edición
[iv] El
General Juan Vicente Gómez (1908-1935) ordenó el cierre de la UCV el 1 de
octubre de 1912. La universidad fue reabierta el 4 de julio de 1922.
[v] Mateo
7, 20
[vi] Las
Guerras de Independencia, la Guerra Federal (1858-1863), la participación en la
Guerra de los Mil Días (1899-1902), el largo período del Caudillismo
(1835-1903). Además, el país sufriría un bloqueo internacional por parte de
Gran Bretaña y Alemania (1902-1903) por falta de pago de deudas contraídas.
Venezuela se mantuvo neutra en la Primera Guerra Mundial (1914-1918) y enfrentó
la mal llamada Gripe Española (1918-1919)
[vii] José́
Lisandro Contreras Velásquez. Demografía histórica en Venezuela: el caso de la
mortalidad en Valle de la Pascua durante el gomecismo en Venezuela, 1908-1935
Procesos Históricos. Revista de Historia y Ciencias Sociales, 19, enero-junio,
2011, 2-20 Universidad de Los Andes, Mérida, (Venezuela) ISSN 1690-4818
[viii] Al
morir su hermana mayor a los siete meses de edad, JG se convirtió en el mayor de
13 hermanos: 7 de sus padres y 6 de las segundas nupcias de su padre.
[ix] Alfredo
Gómez Bolívar y Milagros Soteldo de Gómez, El Doctor Hernández es Nuestro: Tras
los pasos de José Gregorio. – 2ª Edición
[x] Miguel
Yáber Pérez, Dr. José́ Gregorio Hernández: Pionero de la Medicina Experimental
en Venezuela. Conferencia Dictada en el Instituto de medicina Experimental,
Universidad de Venezuela, el día 30 de junio de 2008
[xi] Dr.
Leopoldo Briceño-Iragorry, Individuo de Número, CONTRIBUCIONES HISTÓRICAS de
José Gregorio Hernández, su faceta médica. (1864-1919). Gac Méd
Caracas v.113 n.4 Caracas dic. 2005.
[xii] Ibídem
[xiii] Juan
Pablo II Carta Encíclica FIDES ET RATIO, septiembre 1998
[xiv] José
Ramón Ayllón, ¿Qué es la Verdad? Cap. 5
[xv] Juan
Vicente Gómez gobernó Venezuela de 1908 a 1935
[xvi] Anécdota
tomada de Ernesto Hernández Briceño, “Nuestro tío José Gregorio”-
[xvii] Jorge
Cardenal Urosa Savino, disertación “Armonía entre Ciencia y Arte” en el
Paraninfo de las Academias de Caracas, 26 de junio de 2014.
[xviii] Tercera
Orden de San Francisco o Venerable Orden Tercera (V.O.T.) es el
antiguo nombre de lo que hoy es la Orden Franciscana Seglar. Está conformada
por laicos consagrados con una Regla, por lo que poseen una forma de vida
particular. Fundada por san Francisco de Asís.
[xix] San
Giuseppe Moscati (Benevento, Italia 25 de julio de 1880 – Nápoles, Italia 12 de abril de 1927) fue un médico, investigador
científico y profesor universitario italiano, reconocido por su trabajo pionero
en la bioquímica fisiológica y por su piedad. Canonizado por el papa san Juan Pablo II en
1987, es uno de los santos más populares del siglo XX. (Tomado directamente de
Wikipedia)
[xx] Frase
parte de la “Oración por la paz” o “Hazme un instrumento de tu paz”, atribuida
a San Francisco de Asís, pero realmente la escribió el sacerdote Esther Auguste
Bouquerel, y apareció por primera vez en 1912.
[xxi] Alfredo
Gómez Bolívar y Milagros Soteldo de Gómez, El Doctor Hernández es Nuestro: Tras
los pasos de José Gregorio. – 2ª Edición
[xxii] Ludiana
Altuve, Venerable DR. José Gregorio Hernández, Con Dios siempre ganamos. Web y
Alfredo Gómez Bolívar y Milagros Soteldo de Gómez, El Doctor Hernández es
Nuestro: Tras los pasos de José Gregorio. – 2ª Edición
[xxiii] Alfredo
Gómez Bolívar y Milagros Soteldo de Gómez, El Doctor Hernández es Nuestro: Tras
los pasos de José Gregorio. – 2ª Edición
[xxiv] Mateo
12, 34
[xxv] Cf.
San Josemaría, Camino 279
Tomado de: https://www.fiamc.org/faith-prayer/saints/%ef%bb%bfcon-permiso/
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