Milagros Socorro 28 de octubre de 2020
@MilagrosSocorro
“Jamás
se me había pasado por la mente irme de Venezuela”. Como diputado electo por el
estado Falcón, a los cuatro meses de iniciado el periodo legislativo, el
régimen de Maduro bloqueó los recursos y los diputados de oposición se quedaron
sin salario. Es así como Juan Manaure, en 2018, se va con uno de sus hijos a
Estados Unidos. Meses más tarde se llevó a su esposa e hijas. Hoy trabaja en
una pizzería, mantiene dignamente a su familia, y sigue cumpliendo con su rol
de diputado vía Zoom.
Este lunes corrió por las redes sociales un
video que mostraba a un hombre de lentes, con un delantal negro manchado de harina,
muy concentrado en la labor de estirar discos de masa. Se trataba del ingeniero
venezolano Juan Manaure, diputado del estado Falcón a la
Asamblea Nacional, por Primero Justicia.
Juan Manaure nació
en La Vela de Coro, estado Falcón, el 22 de diciembre de
1964. Su madre murió cuando él tenía 4 años. Y unos años después falleció su
padre. Cuando tenía diez años, su hermano mayor y la esposa de este se lo
llevaron a su casa para criarlo como un hijo. “Se ocuparon de mí en todo, me
dieron estudios y buenos ejemplos. Es a ellos a quienes considero mis padres”,
dice el diputado, en entrevista telefónica.
-Mi hermano, Argenis Manaure, fue el
primer alcalde electo en La Vela de Coro -explica-. Cuando
entré en la Universidad, llevado por su influencia, incursioné en
la política. Cuando tenía 30 años, ya era coordinador de Acción
Democrática en el municipio Colina, aspiré a una
concejalía allí. En 2008, cuando ya estaba en Primero Justicia,
gané la alcaldía del municipio Colina y la ejercí hasta 2015, cuando fui electo
diputado por la Costa Oriental del estado Falcón.
Represento once municipios, desde Coro hasta Tucacas.
Estudió en el Tecnológico de Coro y
luego hizo Ingeniería Industrial en la Universidad
Nacional Experimental Francisco de Miranda, también en la capital
falconiana, donde fue profesor y ahora está jubilado.
-¿Cómo llegó usted a la cocina de una pizzería?
-El camino empezó en la Asamblea Nacional de
Venezuela. Desde que nos juramentamos en la Asamblea Nacional, tras las
elecciones del 6 de diciembre de 2015, asistí a todas las sesiones del Parlamento.
Al principio, nos íbamos, el diputado Gregorio Graterol y yo,
en carro todos los martes. Salíamos de madrugada y llegábamos a tiempo para la
sesión. Estuve tres años y medio asistiendo de manera presencial, representando
mi circuito, interviniendo en los debates y participando en
las Comisiones de Administración y Servicios y la de
Cultura. Siempre he sido muy activo.
“Cuando gané la curul, las autoridades de la
Universidad Francisco de Miranda me extendieron un permiso no remunerado. Yo
quedé, pues, a expensas de mi salario en la Asamblea. Pero a los cuatro meses
de empezado el periodo legislativo, la dictadura bloqueó los recursos y los
diputados de oposición nos quedamos sin salario. Yo no tenía ningún ingreso.
Tenía dificultades no solo para el día a día sino para viajar a Caracas para
asistir a las sesiones. Estaba muy limitado. Pero tenía una pequeña ventaja:
Como diputado podía aspirar a obtener la visa de los Estados
Unidos. Así fue como, a sugerencia de mi hijo mayor (tengo tres hijos),
hicimos el esfuerzo y la solicitamos en 2018. Nos dieron visa por un año”.
-Una amiga de la madre de mi hijo -sigue Manaure- lo
había contratado para trabajar en ventas, en la compañía Royal Prestige.
Esa señora nos dio los pasajes (porque tampoco teníamos para eso). Yo decidí
acompañar a mi hijo y tratar de trabajar por unos tres meses, para ganarme
algo. Así viajé. Llegamos aquí, a Charlotte, Carolina del
Norte, el 1º de febrero de 2018. Mientras tanto, las cosas en Venezuela
empeoraron todavía más. Decidí quedarme. A los siete meses les envié los
pasajes a mi esposa y a nuestras dos hijas.
-El viaje a los Estados Unidos, ¿era un viejo proyecto
suyo?
-En lo absoluto. Jamás se me había pasado por la mente
irme de Venezuela. Yo no había ido nunca a los Estados Unidos. De
hecho, no hablaba una palabra de inglés. No es que ahora lo hable bien. Me
cuesta mucho, la verdad.
-¿Cuál es su estatus en la actualidad?
-Tengo casi dos años aquí. He estado posponiendo las
diligencias para formalizar mi estatus de inmigrante porque
siempre doy una semana más a mi apuesta de que las cosas en Venezuela pueden
cambiar de un momento a otro. A mí me sostiene la esperanza de
que la situación vaya a cambiar. Pero, como se ha tardado más de lo que
pensamos, pedí asilo. Y eso está en proceso.
“En Royal Prestige estuve hasta
noviembre de 2019, cuando abrió un restorán de comida italiana,
llamado Capisce, y me contrataron como dishwasher (lavador
de platos). Lavé platos por seis meses y entonces fui ascendido, pasé al área
de preparar comida. Y hace cuatro meses me pasaron a la línea de pizzería.
El domingo 11 de octubre invité a un amigo, falconiano también, a comer en el
restorán, con su familia. Fue él quien, al verme trabajando la masa, grabó el
video. Al día siguiente, el alcalde de la Vela de Coro, Argenis
Leal (PSUV) preguntó en sus redes sociales que dónde
está Juan Manaure. Al ver el tono malicioso con que este hombre me
había aludido, otro amigo, a quien yo le había enviado el video, lo puso en
las redes, sin consultarme, como respuesta al funcionario chavista.
Y entonces se armó un revuelo. Mis amigos le echaron en cara a Leal que yo
estaba trabajando dignamente en otro país, porque en el mío no puedo hacerlo; y
le reclamaron que por qué estaba pendiente de mí en vez de ocuparse de las
carencias del pueblo, al que tienen abandonado, sin agua, sin
luz, sin gas doméstico, sin alimento ni medicinas.
-¿Usted sabía trabajar con la masa?
-No. Cuando entré a trabajar en el restorán, sabía de
cocina lo que sabe cualquiera que comparte las labores de su casa, pero nada
más. A mí me favoreció el hecho de que, desde mi puesto en el lavaplatos, podía
ver a los trabajadores en la línea de pizzas. Así aprendí,
viéndolos. A los seis meses, cuando me ascendieron, ya yo tenía el oficio bien
observado.
-¿Qué sintió, al verse en las redes pringado de
harina, desempeñando un trabajo manual?
-Yo estoy fuera de mi país, como lo están millones
de venezolanos, muchos de los cuales están peor, en situaciones más
precarias. Yo me siento bien, tranquilo. Satisfecho de hacerle frente a mis
responsabilidades con mi familia, que está aquí conmigo, y con la que está en
Venezuela, a la que ayudo con unos pocos dólares cada dos semanas, para que
puedan comer. Siento el orgullo del hombre que trabaja con dignidad.
Y me siento agradecido con este país y con quienes me han permitido ganarme la
vida. Mi estadía y mi trabajo aquí, en los Estados Unidos, no son
ningún secreto. Desde luego, la dirección de Primero Justicia está
al tanto, lo mismo que mi jefe político, el diputado Gregorio Graterol,
y mis amigos, a quienes suelo enviarles fotos y videos de lo que hago.
-En algún momento se habló de que el Gobierno interino
asignaría una ayuda económica a los diputados de oposición, a quienes la
dictadura les quitó sus salarios. ¿Qué pasó con eso?
-Sí, se habló de eso. Pero creo que se privilegió a
los Héroes de la Salud. Hace un mes o dos nos dieron una ayuda,
pero algo ínfimo, que no alcanzó para nada.
-¿Usted dejó botada su responsabilidad como diputado
elegido por el pueblo?
-Ni un día. Jamás. Todos los martes me conecto vía
Zoom y participo en las sesiones de la Asamblea Nacional.
No he dejado de estar presente. Incluso, ahora, cuando me asignaron trabajo los
martes, que antes tenía libres, me pongo los audífonos y, mientras amaso, oigo
la sesión; y si tengo que levantar la mano para participar, me aparto un
poquito y lo hago. Por cierto, mis compañeros en el restorán se han ido
enterando de que soy diputado en ejercicio. Les impresiona
mucho esto.
-¿Se ha preguntado qué hubiera pasado si usted hubiera
procedido como los llamados ‘alacranes’, quienes se han visto tan bien
remunerados por sus, digamos, opciones políticas?
-No tengo necesidad de preguntármelo. Lo sé muy bien.
Cuando nosotros íbamos a Caracas, para asistir a las sesiones de la Asamblea,
nos quedábamos la noche del martes en un hotel modesto, que nos pagaba el
partido. Ahí compartíamos con Luis Parra, José Brito, Conrado
Pérez,… comentábamos las dificultades que estábamos pasando, que ya no
aguantábamos la pela. Nos hicimos amigos. En diciembre me llamaron. Los tres.
Ya se sabía de sus viajes a Europa para hacer gestiones en
favor de Alex Saab y se le habían volteado al partido. Me
ofrecieron 700 mil dólares para que yo me sumara a la rebelión
contra Guaidó. Me dijeron que me fuera a Venezuela, que bajándome del avión
me entregaban 200 mil dólares; y que el resto me lo darían cuando
quedara bloqueada la reelección de Guaidó como Presidente de la Asamblea. Les
dije que consultaría con mi familia. Una excusa, porque yo sabía muy bien lo
que tenía que hacer. De todas formas, le conté a mi esposa, a mis hijos, a mis
hermanos en Venezuela. Su respuesta fue unánime. Que ni se me ocurriera. No se
me había ocurrido, de hecho. El presidente Guaidó tiene mi lealtad y mi
respeto.
-¿Qué siente usted cuando ve las imágenes de Luis
Parra contando fajos de euros y de compras en tiendas lujosas?
-Lástima. Qué más puedo sentir al ver cómo alguien
destruye una carrera política, y traiciona a quienes le confiaron su voto y
al partido que lo apoyó. Yo fui alcalde del municipio Colina, por cinco años;
fui presidente de la Caja de Ahorro de la Universidad Francisco de Miranda, por
seis años; y cuando el régimen nos dejó sin salario, me quedé en blanco. No
tenía ahorros. Nada. Nunca me ha motivado la ambición. Muchos menos, de dinero
mal habido. El pueblo los ve con ese montón de dinero y con sus camionetotas,
mientras pasa hambre. Ahí tiene usted lo que les dicen, cómo los insultan y los
desprecian. Los llaman ‘alacranes’. Qué va. Yo prefiero mil veces que me llamen
lavaplatos o pizzero.
-Y su familia, ¿no le han dicho: Mira, estuvieras tú
también contando cobres y no bolas de masa?
-Al contrario. Ven cómo los señalan y se enorgullecen
al ver la reacción de mis amigos, que han hecho viral un video, en respuesta al
alcalde chavista que preguntó que dónde andaba yo, cuando estaba echándole
pichón a mi trabajo. A mi familia, por lo demás, no le
hace falta que su padre sea ladrón. En el restorán tengo dos días de la semana
libres, miércoles y jueves, que los dedico a hacer delivery con
mi carro. Carro que me compré con mi trabajo. No tengo, pues, que bajarle la
cara ni a mis hijos, ni a mis electores, ni a mis compatriotas. A todos los
abrazaré cuando nos encontremos otra vez en Venezuela libre.
Tomado de: https://lagranaldea.com/2020/10/18/la-historia-de-juan-manaure-el-diputado-que-hace-pizzas/
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