Lester Toledo 29 de octubre de 2020
@LesterToledo
Definitivamente
la libertad que nuestro hermano Leopoldo López se forjó, su reencuentro con
Lilian y sus amados hijos, su primera declaración a los medios del mundo luego
de siete años de cárcel, persecución, acoso, se silencioso forzoso y censura,
puso a muchos intranquilos, y en especial a los que usurpan Miraflores pues los
puso a “bailar joropo”.
Y es que hablar de Leopoldo es recordar a quien dio la
cara por todo el país en el 2014 y, es recordar también a quien resistió cuatro
años de cárcel en Ramo Verde, a quien soportó con entereza e inteligencia esos
cuatro años de encierro, aislamiento y tortura, y también es rememorar a quien
se mantuvo otros años en casa por cárcel y luego refugiado en una embajada.
Siete años de silencio, siete años de sufrimiento, pero también años
reflexionando, construyendo capacidades y haciéndose aún más fuerte mental y
emocionalmente.
Esos siete años de cárcel y silencio, de persecución e
injusticias, dieron paso a este Leopoldo López que vimos esta semana dando una
conferencia de prensa desde Madrid, España y reunido con Pedro Sánchez, jefe
del gobierno español.
Un Leopoldo centrado, certero, contundente y claro que
llegó para iluminar de nuevo el sendero de la esperanza para los venezolanos
que ya se lucía oscuro, un venezolano que ante más de 50 periodistas de medios
españoles, corresponsales y agencias internacionales llamó a Nicolás Maduro
como lo que es, un criminal y un asesino.
En
20 minutos de su alocución, dijo en su acostumbrado verbo claro y directo que a
nadie hoy le queda duda de que Maduro es un criminal, un asesino, lidera una
estructura que ha saqueado y sigue saqueando el territorio nacional y la
riqueza de los venezolanos y que es responsabilidad nuestra, pero también del
mundo libre, de los líderes democráticos y de los pueblos que creen en la
libertad y la democracia.
Reiteró ante el mundo que Nicolás Maduro es un
dictador por lo que se hacía necesario e imperativo, hacer lo que corresponda
para poder salir del dictador para construir el camino hacia unas elecciones
presidenciales libres, justas y verificables.
Destaco de su discurso un mensaje que envió directo al
corazón y a los esfínteres de Maduro, que seguro estoy, puso presuroso y
nervioso al de Miraflores, por lo que ordenó a sus sirvientes a que le buscaran
sus mejores alpargatas, porque entendió lo que le viene:
“Quiero decirle al dictador que nosotros estaremos
siempre pendientes de cada uno de los pasos que ustedes den, para denunciarlos,
para que no quede impune, siempre estaremos del lado de los Derechos
Humanos…Europa no puede dar la espalda y Estados Unidos tampoco ante un régimen
que, según la ONU, ha cometido crímenes de lesa humanidad”.
Confieso que sus palabras no solo me llenaron de
orgullo, sino además de esperanza y de compromiso.
Y desde ya me sumo a su causa desde el exilio,
promover una elección presidencial libre, justa y verificable en Venezuela,
llevar ante la justicia internacional a los responsables de las violaciones de
Derechos Humanos en Venezuela y hacer lo que corresponda para liberar a nuestro
país.
Conozco de cerca su trabajo y su lucha, y sé de su
profundo amor por Venezuela, por eso estoy convencido que desde el exilio,
Leopoldo trabajará aún con más tesón y voluntad en la dimensión internacional
para rescatar a Venezuela.
Y tal como lo dijo: “Tengo la fuerza, la fe y la
convicción de que Venezuela será libre, no por agentes externos sino por la
fuerza de los venezolanos en coordinación con el mundo libre”.
Ante estos recientes eventos los venezolanos nos
debemos llenar de fuerza y de fe, mientras en Miraflores, lo mejor es que vayan
buscándose las alpargatas, porque gracias a Leopoldo, lo que les viene es
joropo.
Lester Toledo
@LesterToledo
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