Por Luis Manuel Esculpi
Creo haber visto los
diversos montajes de «El día que me quieras», desde el del estreno donde el
propio Cabrujas hacía de Pío Miranda, asistimos un grupo entre los que se
encontraba Enrique Porte quien ya se había iniciado con sumo entusiasmo a la
actividad teatral. Aunque seguíamos con atención toda la actividad de José
Ignacio, las mayores referencias las teníamos por su militancia, Jacobo Borges
narraba con el entusiasmo que le caracteriza, sus encuentros con Cabrujas y el
grupo de jóvenes, en la Plaza Pérez Bonalde de Catia, entre quienes se
encontraban Cesar Bolívar, Abigail Rojas y Oswaldo Trejo. Incluso el General
Italo Del Valle Alliegro algunas veces participó en esas tertulias.
Tanto el pintor, como
el escritor siempre recordaron sus orígenes, la infancia y adolescencia vivida
en la popular parroquia caraqueña. La mayoría de los contertulios de la plaza
que lleva por nombre el del poeta autor de «Vuelta a la patria», eran
militantes comunistas tal como recordaba Cabrujas.
En su época de
estudiante del liceo Fermín Toro, como consecuencia de su participación en las
protestas contra la dictadura de Pérez Jiménez fue hecho preso por la Seguridad
Nacional junto con varios de sus compañeros. La Continuó militando en el viejo
partido, hasta la fundación del Movimiento al Socialismo, su ruptura con el
dogmatismo en buena medida está reflejada en la obra que lleva por título el
del famoso tango interpretado por Carlos Gardel.
Una vez me correspondió
junto a Eduardo Pozo proponerle a José Ignacio que participará de un acto del
MAS no como animador o presentador roles que ya estaba acostumbrado a
desempeñar, sino como orador. No recuerdo si a inicios de la década de los
ochenta ya había pronunciado la famosa frase que definía su relación
contradictoria con el partido: «El MAS de mi tormentos», en todo caso, aceptó
de buen grado participar tal como le propusimos. En el acto teníamos previsto
hablara un dirigente del interior, José María Cadenas, José Ignacio Cabrujas y
Freddy Muñoz.
Nos reuníamos en su
residencia, una bella casona ubicada en Los Rosales, nos citábamos al finalizar
la mañana al culminar las sesiones de trabajo de la novela que estaba
escribiendo: La Dueña. En una gran sala un grupo discutía las escenas de la
referida telenovela, mientras Eduardo y yo esperábamos para informarle la
marcha de los preparativos de la actividad y escuchábamos sus sugerencias.
En una de esas esperas
recordaba el dilema que se le había planteado cuando decidió ingresar a la
televisión, tenía referencias porque compartió esas vicisitudes y las
aprehensiones de sectores de la izquierda sobre su decisión, ya que entre
quienes les comunicó e intercambió opiniones sobre sus inquietudes estaba uno de
sus grandes amigos y referente en la militancia: Teodoro Petkoff.
En la última reunión
antes del evento, nos señaló que había decidido leer el discurso y propuso que
le echáramos un vistazo, cosa que por supuesto nosotros rechazamos
tajantemente. De ese discurso hay algunos señalamientos que aún permanecen en
mi memoria: Al referirse a la ruptura con los viejos dogmas, mientras hablaba,
volteó hacia el presidium donde se encontraba Pompeyo Márquez y haciendo
referencia a la utilización de un multígrafo clandestino, dijo palabras más
palabras menos: «Aquí está Pompeyo, quien me metió en la cueva del multígrafo y
me sacó de la cueva del multígrafo»…
Al referirse a la
rutina de la célula del viejo partido y sus reuniones: enunció el orden del
día: Organización, Finanzas y Varios para concluir que en el punto Varios era
donde estaba la vida. Allí era donde participaban con entusiasmo los
integrantes de la célula, allí era donde estaba el encuentro con la
cotidianidad.
En una oportunidad
dedicó uno de sus artículos a reprochar la conducta asumida por mí, el 4 de
febrero del 92, asumiendo la vocería de la Fracción Parlamentaria del MAS, lo
que provocó mi inmediata respuesta. Con muchas expectativas esperé su réplica,
el día pautado para su columna estaba algo quebrantado y escribió: «Tenía
pensado una descarga para Pastor Heydra y una repuesta solidaria para Luis
Manuel Esculpi». Así era José Ignacio como militante.
27-10-20
https://talcualdigital.com/cabrujas-el-militante-por-luis-manuel-esculpi/
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