San Josemaría 07 de noviembre de 2020
@sJosemaria
Ama
y busca la ayuda de quien lleva tu alma. En la dirección espiritual, pon al
descubierto tu corazón, del todo —¡podrido, si estuviese podrido!—, con
sinceridad, con ganas de curarte; si no, esa podredumbre no desaparecerá nunca.
Si acudes a una persona que sólo puede limpiar superficialmente la herida...,
eres un cobarde, porque en el fondo vas a ocultar la verdad, en daño de ti
mismo. (Forja, 128)
Me produce una pena muy grande enterarme de que un
católico –un hijo de Dios que, por el Bautismo, está llamado a ser otro Cristo–
tranquiliza su conciencia con una simple piedad formularia, con una
religiosidad que le empuja a rezar de vez en cuando, ¡sólo si piensa
que le conviene!; a asistir a la Santa Misa en los días de precepto –y ni
siquiera todos–, mientras cuida puntualmente que su estómago se quede
tranquilo, comiendo a horas fijas; a ceder en su fe, a cambiarla por un plato
de lentejas, con tal de no renunciar a su posición... Y luego, con desfachatez
o con escándalo, utiliza para subir la etiqueta de cristiano. ¡No! No nos
conformemos con las etiquetas: os quiero cristianos de cuerpo entero, de una
pieza; y, para conseguirlo, habréis de buscar sin componendas el oportuno
alimento espiritual.
Por experiencia personal os consta –y me lo habéis
oído repetir con frecuencia, para prevenir desánimos– que la vida interior
consiste en comenzar y recomenzar cada día; y advertís en vuestro corazón, como
yo en el mío, que necesitamos luchar con continuidad. Habréis observado en
vuestro examen –a mí me sucede otro tanto: perdonad que haga estas referencias
a mi persona, pero, mientras os hablo, estoy dando vueltas con el Señor a las
necesidades de mi alma–, que sufrís repetidamente pequeños reveses, y a veces
se os antoja que son descomunales, porque revelan una evidente falta de amor,
de entrega, de espíritu de sacrificio, de delicadeza. Fomentad las ansias de
reparación, con una contrición sincera, pero no me perdáis la paz.
(...) Os insisto en que os dejéis ayudar, guiar, por
un director de almas, al que confiéis todas vuestras ilusiones santas y los
problemas cotidianos que afecten a la vida interior, los descalabros que
sufráis y las victorias. (Amigos de Dios, nn. 13-15)
Tomado de: https://opusdei.org/es-ve/dailytext/que-os-dejeis-ayudar-guiar-por-un-director-de-alma/
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