Orlando Viera-Blanco 09 de diciembre de 2020
@ovierablanco
”
Nuestra lucha no se reduce a la restauración de la democracia sino de nuestra
cultura. Es la recuperación de nuestra identidad nacional”.
Al
tiempo de escribir estas líneas en Venezuela se dejó al desnudo el mayor fraude
político que ha conocido la república, respondido por el pueblo con la mayor
abstención de nuestra historia. Lo que se propone el régimen es liquidar el
último rastro republicano que queda en el país, la Asamblea Nacional electa en
diciembre 2015. La primera acción ciudadana para rechazar el fraude y respaldar
la continuidad de la AN, es la consulta popular vinculante del 7 al 12 de
diciembre.
La generación del 28 no sólo fue pionera de la lucha
por la democracia, soportando la dictadura Gomecista, los grilletes de la
rotunda, muerte y exilio. Colocó en nuestros genes el compromiso irrebatible
por la libertad. Nuestros padres nacieron con los primeros partidos políticos.
En la UCV germinaban los primeros movimientos estudiantiles por la autonomía,
la democracia y la pluralidad. Poco después de su cierre en 1957, el pueblo se
une a sus líderes políticos y militares republicanos, y salen a la calle a
derrocar la dictadura de Pérez Jiménez. La generación del 28 se reedita cada
década hasta el 2007, y el contador en marcha. De Jóvito Villalba, Rómulo
Betancourt, Rómulo Gallegos y Luis Beltrán Prieto Figueroa a Andrés Eloy
Blanco, Juan Oropeza y Miguel Otero Silva. De Raúl Leoni, Humberto Tejera,
German Suárez Flamerich a Miguel Acosta Saignes a Kotepa Delgado. Más de 250
estudiantes integraron la generación del 28 quienes desde la concentración
estudiantil de la Pastora, no detuvieron su lucha por la libertad que es
dignidad.
La revolución del 7 de abril produjo el
alzamiento militar del capitán Rafael Alvarado y de los subtenientes Barrios, Fernández
y Leffman (de la Academia Militar). Los militares contaron con el inmediato y
amplio respaldo de los estudiantes y de otros sectores de la sociedad
caraqueña. Era el preludio del nacimiento de la transición hacia la democracia
del 36 al 58. Vino la desruralización del país. Crecíamos en una nación de
talante demócrata y emprendedor, calcado del ejemplo de aquellos próceres
paridores de un nuevo ideal de país pujante y en desarrollo, cuya democracia
fue la envidia de Latinoamérica.
Desde
enero de 1958 fuimos una sociedad beneficiada por un pacto de gobernanza, que a
pesar de sus naturales imperfecciones, alumbró un país movilizado, urbano y
educado; complejos hidroeléctricos del primer mundo [capaces de iluminar a
medio continente]; la segunda empresa más rica del planeta [PDVSA]; empresas
básicas de hierro, acero, bauxita y aluminio líderes mundiales; redes
eléctricas, gasíferas; de autopistas, vialidad, universidades, hospitales y
escuelas desde Guayana a la cordillera andina. Nadie puede negar que fuimos por
más de medio siglo la joya entre Yukón y el perito moreno,
principal destino de europeos y latinos.
Ese linaje democrático, urbano, liberal, barnizado de
becarios Gran Mariscal de Ayacucho, fue quedando atrapado en los atavíos de una
sociedad que no tuvo tiempo de corregir su embriaguez petrolera. Y llega Chávez
que no tuvo la nobleza ni la visión de redimir nuestras carencias y
desencuentros, abriendo heridas en vez de sanarlas. Mala cosa…
Eres tú…
Nuestra lucha no se reduce a la restauración de la
democracia sino de nuestra cultura. Es la recuperación de nuestra identidad
nacional. Es el rescate de nuestro genuino acervo hambriento de la misma sed de
oportunidades, paz, libertad y justicia que la de nuestros ancestros. Es
restablecer la emoción ciudadana de nuestros padres y abuelos quienes asistían
a cada emplazamiento de papeletas, fuese presidencial, gremial, patronal,
magisterial, sindical, municipal o estatal a depositar su voto real.
Es darle continuidad tanto al último eslabón
democrático del país que lo es nuestra AN como a nuestras huellas históricas.
Después de la generación del 28 vinieron otros demócratas cómo Carlos Andrés
Pérez, Rafael Alfonzo Ravard, Leopoldo Sucre, Pérez Alfonso, Luis Herrera
Campins, Luis Piñerua Ordaz, Gonzalo Barrios, Jaime Lusinchi, Eduardo
Fernández, Argelia Laya, Teodoro Petkoft, Gumersindo Rodríguez, Moisés Moleiro,
Alfredo Maneiro, Pompeyo Márquez o Américo Martin. Líderes con desencuentros o
errores pero con cabeza y capacidad de enmienda y consenso. Ejemplos a las
nuevas generaciones propias y 2007, que no cedemos frente al abuso y el
autoritarismo. Ejemplo como el de Brito, Acosta Arévalo, Paola Ramírez Gómez o
el violinista Armando Cañizales Carrillo, que cayeron por un ideal. Son ellos
que eres tú…
La redención del bravo pueblo.
Los venezolanos tenemos una deuda con nosotros mismos.
Redimirnos. Al decir del poeta “a veces el alma dice más de lo que hay en la
cabeza”. Es hora de sacudirnos el odio sembrado por una era
antihistórica de violencia. Es momento de reaccionar a una sola voz
y empuñadura contra el control antillano. Como sentenció Rafael Pocaterra, es
librarnos de los cretinos, los generalotes y poetazos indulgentes para darle de
baja a la anomia, la infamia y la acritud.
La consulta popular no culmina el 12 de diciembre.
Termina cuando los venezolanos decidamos que termine. Porque a aquellas
generaciones no las pararon ni las carlancas del castillo de puerto cabello
ni el que no vota no come. EL 7D-20 arrancó una nueva ola
libertaria. Como dijo Santos Luzardo en la obra maestra de Don Rómulo
Gallegos: “Algún día será verdad. El progreso penetrará en la llanura y la
barbarie retrocederá vencida“. Hagamos verdad ese concierto en la llanura…
Orlando Viera-Blanco
@ovierablanco
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