Lester Toledo 09 de julio de 2021
@LesterToledo
Hablamos
de “El Koki”, Carlos Luis Revete, el nuevo General en Jefe de las Bandas
Armadas Nacionales Bolivarianas de Nicolás Maduro, o por lo menos ese parece
ser el título y las estrellas que recientemente le confirieron desde el régimen
al delincuente que ha mantenido, durante estas últimas 48 horas, en estado de
sitio al centro oeste de la capital del país.
Es
conveniente recordar que “El Koki”, a quien también podríamos llamar el
engendro de Nicolás, surgió con este régimen, fue el régimen el que alimentó a
esta jauría de delincuentes, los armó y concedió territorios a los que llamó
zonas de paz, se ocupó de inocular odio y hoy, embriagados de poder y con una
potencia de fuego inocultable, pretenden adueñarse de más territorios, ampliar
su radio de acción y participar, aún más, de los grandes negocios del régimen.
Las
incursiones armadas de “El Koki”, “El Vampi” y “El Garbi”, entre otros líderes,
en el oeste de Caracas no es algo nuevo, ya hace más de un año se han
registrado enfrentamientos de alto calibre y tiroteos en esa zona de la
capital, y ante ello, el régimen siempre ha guardado silencio, extrema
discreción y sospechosa condescendencia.
Pero
es que mientras el régimen, a lo largo de estos últimos años, se ha ocupado de
encarcelar, perseguir y montar ollas en contra de defensores de los Derechos
Humanos, como el caso de Javier Tarazona de Fundaredes, o líderes estudiantiles
o de la oposición, sobre quienes ha desplegado todo su poder de fuego por el
hecho de reclamar justicia social, curiosamente, al tratarse de estas bandas,
no han demostrado el mismo poder, ni la misma convicción para contraatacar o
frenar a estos delincuentes.
Y este
trato especial hacia los delincuentes lo hemos visto, en el caso de “El Koki” y
de la zona metropolitana desde el año 2015 aproximadamente, cuando al régimen
se le ocurrió incluir a la Cota 905 en el programa de “Zonas de Paz”, mediante
el cual el régimen le dio el control territorial a las organizaciones
criminales, a cambio de que estas redujeran la violencia.
La
mismísima Delcy Eloina Rodríguez se ha encargado de dar trato con mano de seda
a estos delincuentes, para ello apelamos de nuevo a la memoria para remontarnos
al mes de agosto de 2017, cuando la entonces presidenta de la Asamblea Nacional
Constituyente, visitó la Cota 905 para “negociar”.
Y
posteriormente, también en representación del régimen, el Director del Cicpc,
Douglas Rico, propuso una mesa de conversaciones con “El Koki” para solicitarle
amablemente que depusiera las armas y cesara la violencia en la capital,
conversaciones que no llegaron a mucho, y que podemos evidenciar con los hechos
actuales.
Mientras
escribimos estas líneas, civiles inocentes están cayendo heridos y muertos en
medio de esta balacera, y producto del mismo siguen cayendo funcionarios y
delincuentes.
Hablamos
de venezolanos envueltos en una guerra no declarada, no contra una nación, no
una intervención, sino un conflicto bélico interno, una guerra que el mismo
régimen se encargó de alimentar, hablamos de muertos que se suman al largo
expediente criminal de Nicolás Maduro Moros. Porque estas muertes que se están
registrando en las calles de Caracas, son también imputables a quien dirige el
régimen.
Lo que
agrava la situación, es que paralelamente a que “El Koki” y sus secuaces están
haciendo de las suyas y toman Caracas, Maduro se plantea cambios en el
estamento militar, al tiempo que encarcela y judicializa a varios activistas de
Derechos Humanos.
El
gran detalle esta es que tales hechos pueden acelerar el avance de la Corte
Penal Internacional hacia una nueva fase en la causa que se le sigue a Nicolás
Maduro por crímenes de Lesa Humanidad, decisión que será anunciada este 23 de
julio, fecha de la que nos atrevemos a decir que será una parteaguas para los
Derechos Humanos en Venezuela.
Lester
Toledo
@LesterToledo
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