Williams Perdomo 30 de junio de 2021
Jessica
Ramella dejó el país hace 13 años. Nunca abandonó sus sueños y ahora tiene un
contrato por un año con el empresario Chatri Sityodtong, primer ejecutivo de
ONE Championship en Singapur
Transformación.
Con esa palabra describe Jessica Ramella su
experiencia en la competencia El Aprendiz Singapur. Ramella
es la primera venezolana en ganar el programa en todas sus versiones. En
2012, Dayana Mendoza y Patricia Velásquez lo intentaron en Estados Unidos, pero
no lo lograron.
Para
Jessica Ramella la persona que entró al programa no es la misma que salió ocho
semanas después. La competencia, dice, la obligó a descubrirse y la hizo
conocer su capacidad.
Llegar
al programa con el que ahora tendrá un contrato de 250.000 dólares al año no
fue fácil. Lloró muchas noches lejos de su país porque creía que no podría
cumplir sus sueños.
Luego
se mudó a Londres para intentar terminar su carrera universitaria, pero no fue
posible. Su primer trabajo fue vender helados. De allí, alguien la recomendó
para trabajar en Apple como vendedora. A pesar de las dificultades, nunca pensó
en abandonar sus sueños.
«Nunca
me imaginé que iba a llegar aquí, pero siempre lo soñé. Aunque me fui de
Venezuela hace 13 años, la situación era totalmente distinta a la actual,
llegué a tener ese sentimiento de no saber qué quería hacer con mi vida o de
cómo iba a construir un futuro como el que tuvieron mis padres. También tenía
hambre de conocer diferentes culturas y soñaba con salir para conocer el
mundo», dice.
El
Aprendiz en el camino
Poco a
poco fue creciendo en los trabajos que hacía. En 2021, una amiga le dijo
que The
Apprentice: ONE Championship Edition estaba recibiendo
postulaciones y que querían más mujeres en el programa.
Comenzó
a investigar sobre El Aprendiz y se dio cuenta de que tenía
una vida muy parecida a la del empresario Chatri Sityodtong, primer ejecutivo
de ONE Championship -la compañía que realiza el reality-. Por ello, pensó que
sería una buena oportunidad para continuar persiguiendo sus objetivos.
El
Aprendiz: ONE Championship Edition invitó a 16 candidatos
seleccionados de todo el mundo a competir en un juego de alto riesgo que
involucró desafíos físicos y de negocios. El ganador recibió una oferta de
250.000 dólares para trabajar directamente con el presidente y director
ejecutivo de ONE durante un año como su protegido en Singapur.
«Nunca
en mi vida pensé en aplicar a un reality. Me dí cuenta de que mi vida era muy
similar a la de Chatri. Me pareció que la coincidencia era muy grande, y si
quería algún mentor lo mejor sería alguien que haya pasado por lo mismo que yo.
Dos meses después estaba encerrada en hotel para participar en la competencia»,
señala.
Explica
que el programa quería un deportista corporativo y por eso agregaron un
elemento físico a las competencias. En ocho semanas durmió dos horas por noche.
«Nadie que ve el programa tiene idea de lo que sucede detrás. Vives en un
hotel, en la burbuja del show. Tuvimos que hacer cosas para las que no nos dio
tiempo de prepararnos. Cada episodio se graba en tres días, prácticamente no
duermes», afirma.
Su
intención también era romper con el estereotipo que se tiene sobre la mujer
latina en el mundo. Demostrar que más allá de tener carácter fuerte y luchadora
también puede ser una ejecutiva seria que se sienta en una mesa para negociar y
al mismo tiempo ir en la noche a bailar salsa. Eso es la mujer latina, dice.
«Ser
una venezolana que había sido aceptada en el show, dentro de tantas
nacionalidades, y además ser la única que representaba a Suramérica, se sentía
como un honor. Pero al mismo tiempo era mucha presión. Cuando ya estaba en el
final de la competencia comencé a pensar que sería increíble demostrar que las
venezolanas ganamos más que el Miss Universo y eso me daba ilusión de seguir
haciéndolo», manifiesta.
Ahora
tiene como meta seguir creciendo como la aprendiz de Chatri Sityodtong durante
este año. Pero también han nacido otros proyectos que piensa desarrollar.
«Quiero ayudar a inspirar a las mujeres en todo el mundo. Inspirarlas a que
sigan sus sueños y a que sean ellas mismas. Puedan conseguir todo lo que
quieran. Tengo miles de sueños que aún me quedan por alcanzar, así que seguirán
escuchando de mí», expresa.
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