José Luis Farías 08 de julio de 2019
@faríasjoseluis
Corto
y Picante:
En
un mismo día la jauría del radicalismo delirante y del colaboracionismo
dialogante pasó de apoyar a Guaidó en la mañana para condenarlo en la tarde y
viceversa. Del amor al odio en cosa de horas y al revés.
I.
Los
radicales celebraron temprano con verdadero fanatismo su anuncio de volver al
TIAR, la noticia era música celestial para sus oídos ansiosos de lo que solo
quieren oír. Le sonaba a marines desembarcando en nuestras costas persiguiendo
al Pranato rojo para colgarlo por sus partes y saciar así el deseo de venganza
plenamente comprensible contra la pandilla delictiva que destrozó al país.
Más
luego, entraron en shock con la información de volver a Oslo, ahora en la
paradisíaca Barbados, la revuelta hormonal los puso a maldecirlo, resucitaron
los adjetivos de siempre: traidores, entreguistas, cohabitadores y demás
ofensas.
Los
más aguzados dijeron “presentir” una “trampa”, una “carnada” para
“”seducirlos”. Los más, se embriagaron en la orgía de una pronta intervención.
Ambos
se negaron a aceptar la estrategia mil veces repetidas por Guaidó: “vamos a
jugar en todos los tableros”, “no podemos renunciar a ninguno”.
II.
Los
colaboracionistas, por su parte, también reaccionaron ante las declaraciones de
Guaidó, pero al contrario, en su puja por estabilizar a Maduro a como dé lugar.
Aunque
justo es decirlo, con más cautela e inteligencia, pues husmeaban que algo se
cocinaba detrás de ese dato. Claro está, sin dejar de condenar lo del TIAR,
señalando que ese era un viejo instrumento que “nunca se ha aplicado”, como si
ello fuera óbice para que no se use ahora, se inventario que era una suerte de “cadáver
insepulto” de la Guerra Fría.
Total,
siempre que chocarán contra el radicalismo delirante cualquier afirmación le
parecía buena.
Poco
después, pasaron a armar su fiesta cuando supieron lo de Oslo en Barbados. Eso
sí con sus ingredientes colaboracionistas, con los pantalones por los tobillos:
“nada de pedir condiciones”, “nada de negarle participación a Maduro”, “nada de
un nuevo CNE”, nada de nada, siempre con el trasero al aire. Evidenciando
también su desconocimiento a la idea de “jugar en todos los tableros”.
III
Afortunadamente,
Juan Gerardo Guaidó Márquez no se anduvo con cálculos personales y privilegió
el interés nacional para ir a Barbados pero con los cañones del TIAR cargados,
por si a Maduro se le ocurre venir con sus triquiñuelas al modo de Santo
Domingo, a exigir elecciones libres para ponerle fin a esta tragedia
conquistando la libertad, recuperando la democracia y llevando al país por la
senda del progreso y el bienestar.
José
Luis Farías
@faríasjoseluis
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico