Boletín Año 2, Núm. 5, 7/11/2012
Red de Encuentro Ciudadano
La frustración de la derrota
Con
la perspectiva que da el tiempo me animo a escribir estas líneas a casi un mes
del 7 de Octubre, día aciago en el que un amplio sector del electorado
venezolano se sumió en una profunda depresión producto de la derrota de la
candidatura de Enrique Capriles Radonsky, única opción que garantizaba que
nuestra amada Venezuela retomara el camino de la democracia, prosperidad y del
crecimiento.
Cierto
es que, por primera vez en estos largos catorce años, las fuerzas democráticas
tuvieron una oportunidad real de desalojar del poder a Chávez y sus
colaboradores. Lamentablemente, como en ocasiones anteriores, desde los líderes
políticos, pasando por los medios de comunicación, expertos politólogos y otros
formadores de opinión, se construyó la falsa percepción de que esta sería la
última oportunidad de salvar la república.
Todos
terminamos por creer, una vez más, que de perder estas elecciones no habría más
esperanzas y el país se disolvería irremediablemente en manos del corrupto e
ineficiente régimen chavista.
Pues
bien, nada más falso, ya que, aunque si bien es cierto que de haber logrado las
fuerzas democráticas el triunfo el pasado 7O, el proceso de rescate del país
hubiera tomado menos tiempo, la realidad es que los países en general, y el
nuestro en lo particular, no desaparecen o se disuelven. Es más, a diferencia
de lo que suponen muchos, nuestro país, en
los momentos actuales, dista mucho de ser una nación fallida.
Sin
embargo, esa sensación de que estábamos irremediablemente ante la última
oportunidad de salvar al país, es lo que fundamentalmente ha llevado a que buena parte de las filas opositoras
cayeran en el estado de postración en la que se encuentran actualmente.
Nadie
tiene porqué sentirse mal por la depresión, desasosiego, frustración,
impotencia, decepción, incredulidad y/o desconfianza que nos pudo embargar
desde las primeras horas de la noche del 7O. Más aún, nadie tiene el derecho de
reprocharnos esa actitud, pues más allá del signo trascendental que se le quiso
dar a la fecha, lo cierto es que la campaña de Capriles Radonsky fue
excepcional y emocionó a propios y extraños; él fue el mejor candidato en el
peor momento, y por eso se ganó nuestro afecto y respeto.
¡Entonces,
nos merecemos el tiempo para llorar nuestra pérdida, descargar nuestra rabia y
sanar nuestras heridas!
Tiempo de retomar la lucha
Pero
llega el tiempo en que debemos levantarnos, sacudirnos el polvo y seguir la
lucha sin desfallecer, pues “hay un Camino”
pero debemos construirlo y, como dice la canción, “se hace camino al
andar”.
El
calendario electoral nos obliga a acortar el tiempo dedicado a la autocompasión,
pues de lo contario correríamos el riesgo de perder territorios ya conquistado
en gobernaciones, consejos legislativos y alcaldías del país, con lo que
dejaríamos la vía libre al proyecto de control total del gobierno, el cual
busca desmontar los gobiernos regionales y locales y reemplazarlos con la
figura de las Comunas.
Queda
sobrentendido que el gobierno no piensa cambiar su rumbo. Lo ha dejado muy
claro desde el mismo día de las elecciones cuando, mucho antes de que se
conocieran los resultados de los primeros exit pool , el entonces
vicepresidente Elías Jagua dijera en una entrevista que el gobierno continuaría
con su política de expropiación de los medios de producción estratégicos; así
mismo, se desprende de la prioridad que el presidente reelecto ha dado a la
conformación de las Comunas.
Logros alcanzados
Viendo
las cosas en perspectiva y tratando de no caer en los mismos lugares comunes
tantas veces mencionados en los últimos días, que a muchos pudieran parecerle
solo consuelo para perdedores, lo cierto es que, a pesar de no lograr ganar la
presidencia, la fuerzas democráticas alcanzaron importantes logros, entre los
que merecen destacarse las siguientes:
· Por una parte se alcanzó una votación que
representa un crecimiento de más del 53% respecto a la de las elecciones del
2006.
· Por otra parte, las fuerzas democráticas lograron su mayor y mejor acercamiento, en estos últimos 14 años, a las regiones y zonas populares.
· Así mismo, las fuerzas democráticas logran, por primera vez, tener testigos en poco más del 90% de las mesas electorales.
· Finalmente, y no menos importante, se logra consolidar un liderazgo, el de Capriles Radonsky, el cual levanta pasiones entre amplios sectores de la población.
Todos
estos logros no deben subestimarse, al contrario, deben ser defendidos y dados
a conocer, deben levantarse como banderas para animar a la participación masiva
en las elecciones de gobernadores y consejos legislativos del próximo16 de
Diciembre; así como en la elección de alcaldes y concejales que se efectuarán
14 de Abril del 2013.
Del fraude y otros mitos, al abuso de
posición dominante
Desde
el mismo 7O, en parte producto de la frustración causada por la derrota y, por
qué no, tal vez como parte de algún esquemas de guerra sucia lanzado desde
alguna de las salas situacionales del gobierno, con la intención de destruir el
liderazgo de Capriles, han corrido diversos rumores sobre la posibilidad que se
hiciera fraude en las elecciones, o de que Capriles hubiera aceptado la derrota
en medio de amenazas de violencia, etc., etc.
Considero
que si bien estas acusaciones son muy graves y delicadas, no se debe cerrar la
puerta a aquellas denuncias serias en las que presenten pruebas que las
respalden; no así en el caso de denuncias basadas en especulaciones peregrinas
y que solo consiguen desmovilizar al elector opositor y corroer de forma
gratuita la imagen de Capriles, en estos casos no debemos hacernos ecos de
dichas denuncias.
De
ninguna manera debemos caer en el error del 2004, cuando después del
revocatorio corrieron infinidad de hipótesis de fraude, los cuales jamás
llegaron a ninguna conclusión y, solo contribuyeron a desmovilizar al
electorado opositor y servir la mesa para la abstención de las parlamentarias
del 2005.
Lo
que sí es innegable es que, el pasado 7O asistimos al momento culminante de la
campaña electoral en donde se ha hecho el mayor despliegue de revanchismo y
abuso de poder en estos 14 años.
No
solo pudimos ver cómo, sin la menor muestra de vergüenza, se usaron los
recursos financieros, materiales y humanos del gobierno central, así como de
los gobiernos regionales y locales identificados con el chavismo. También
fuimos testigos de la más patética muestra de sumisión y parcialidad política
hacia el Ejecutivo, de parte de los demás poderes del Estado, empezando por el
CNE y las FANB. Finalmente, asistimos al mayor despliegue de extorsión,
intimidación y compra de votos al elector del que se tenga noticia en la
historia republicana de nuestro país y que, seguramente, traerá consecuencias
nefastas para la institución que ha representado el voto.
Es
en esos hechos innegables, pero difíciles de probar, donde reside lo que
algunos pudieran llamar fraude, pero que no se ajusta a la forma tradicional de
fraude.
Finalmente,
la dirigencia opositora debe reconocer sus errores y corregirlos; también se
debe seguir trabajando en minimizar el revanchismo del gobierno, pero no se
debe abandonar la arena electoral, no se deben abandonar los espacios sin
pelear.
Que
no se nos olvide que somos muchos más que 6,5 millones y que parte de los 8
millones del gobierno fueron obligados.
Para leer el Boletín año 2, número 5 completo, haz
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