Por Carlos Goedder,
04/06/2013
La educación y la salud crean
capital humano, incluyendo temas como nutrición, vivienda, vestido...
A la eminente filósofa Gloria Comesaña Santalices
El premio Nobel de economía 1979 recayó en Theodore W. Schultz
(1902-1998), economista estadounidense. Su obra se dedicó a temas
indispensables para este siglo que amanece: la pobreza y el capital humano.
Schultz hubo de interrumpir sus estudios secundarios para ayudar
en la granja familiar. Consiguió ingresar en la Universidad de Wisconsin y
luego se movió a la Universidad de Chicago. Como decano de esta universidad
firmó los acuerdos académicos que en 1960 permitieron incorporar estudiantes
desde la Pontificia Universidad Católica de Chile. Fueron estos estudiantes
quienes luego emprenderían desde cargos públicos las reformas que modernizaron
la nación chilena.
El interés de Schultz por la economía de la pobreza procedió de
analizar la economía agrícola. Como él señaló en su Conferencia Nobel: "La
mayoría de la gente pobre del mundo se ganan la vida con la agricultura, así
que si conociéramos la economía de la agricultura, entenderíamos mucho de la
economía de ser pobre".
El hallazgo de Schultz, indispensable para desmitificar las
reformas agrarias, es que el problema de los agricultores dista de ser tener
tierras. La tierra es un factor que puede hacerse más productivo con
tecnología; el desafío es tener acceso a estas técnicas que hacen más
productivo el suelo. Siguiendo la Conferencia Nobel de Schultz: "Mientras
la tierra per se no es el factor crítico en ser pobre, el agente humano lo es:
inversiones para mejorar la calidad de la población pueden aumentar de manera
significativa las perspectivas económicas y el bienestar de la gente
pobre". El acceso a la educación es fundamental para mejorar la calidad de
la población.
Schultz denuncia que el gobierno desconfía de la capacidad
emprendedora de los agricultores pobres y frecuentemente pretende asumir por cuenta
propia el papel que cumplen infinidad de pequeñas granjas privadas. La
agricultura es un sector donde impera la descentralización y donde el hogar
está íntimamente involucrado a la granja como unidad productiva, incluyendo el
papel fundamental de la mujer. Schultz opina que los gobiernos han sido
ineficaces en reemplazar a la multitud de pequeños empresarios agrícolas y de
modernizar la agricultura. Las distorsiones de precios que introduce el
Gobierno disuaden al campesino de desplegar sus habilidades emprendedoras. Esta
es una gran tragedia en el campo venezolano.
Para el premio Nobel, la gran falacia al estudiar a los ciudadanos
y países pobres es considerar que la teoría económica convencional no funciona.
Ciertos científicos sociales y políticos demagogos cometen un error que se
vende muy bien al público: los pobres son distintos y merecen teorías nuevas.
Es falso. Los pobres toman decisiones como el resto de la gente y lo hacen con
habilidad. Ante las mismas limitaciones de recursos que enfrentan los pobres,
seguramente decidiríamos igual que ellos.
En sus estudios de campo, Schultz se encontró con una familia de
alegres agricultores pobres. Indagando el motivo de su felicidad -estamos
hablando de finales de los años 1950-, le señalaron que habían conseguido
enviar a sus hijos a la universidad y ellos dejarían atrás la pobreza. A partir
de esta experiencia, Schultz formalizó el concepto de "capital
humano".
Desde al menos Simón Rodríguez y Domingo Sarmiento, los educadores
nos hablan de cómo la educación puede sacarnos de la pobreza y la barbarie. El
mérito de Schultz es incorporar esa intuición en el capital humano. El capital
humano de los economistas incorpora dos dimensiones: el sacrificio que se hace
por la educación y el valor presente de sus beneficios futuros. Esto es: la
educación tiene costos y quita recursos a la generación de ingresos y consumo
en el hogar; por otra parte, las familias donde se opta por educar calculan que
en el futuro se generarán beneficios que hoy día compensan esas renuncias. La
educación y la salud crean capital humano, incluyendo temas como el cuidado
infantil, nutrición, vivienda, vestido y uso del tiempo libre. Schultz aboga
porque las cuentas públicas los reflejen como inversión en lugar de como gasto.
No obstante, Schultz advierte: "estas inversiones en países
de bajo ingreso han sido exitosas en mejorar las perspectivas económicas cuando
no han sido disipadas por inestabilidad política." (Su Conferencia Nobel,
en idioma inglés, está en Internet: http://www.nobelprize.org/nobel_prizes/economics/laureates/1979/schultz-lecture.html)
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