Henrique
Capriles 2 de junio 2013
En el mundo en el que vivimos, la
información y la verdad no pueden detenerse por los caprichos de un gobierno
desesperado. Sin embargo, los enchufados siguen viviendo en el pasado. Eso ha
quedado demostrado con las pataletas recientes que han armado al darse cuenta
de que el mundo entero sabe muy bien que la credibilidad y legitimidad del
régimen de Nicolás están en tela de juicio, a diferencia de su incapacidad que
es cada vez más evidente.
Si algo ha demostrado el pueblo
venezolano al mundo entero es que nuestra lucha no la estamos llevando adelante
simplemente para ocupar el poder: nosotros lo que queremos es rescatar a
Venezuela. El partido de gobierno se sigue equivocando. Están perdidos y, como
ya se les ha hecho costumbre, buscan culpables donde no los hay para distraer a
la opinión pública de lo mal que están llevando sus responsabilidades.
Un ejemplo a la vista: en este momento
Venezuela vive una crisis de salud, producto de lo mal atendidos que han sido
los brotes en el pasado por el Ejecutivo Nacional. Hoy incluso cometen la
irresponsabilidad de ocultar información oficial a los venezolanos, a los
medios de comunicación y a los organismos internacionales. Además, desatienden
los protocolos internacionales para abordar este tipo de casos y son incapaces
de dar un reporte serio tanto de la H1N1 como de cualquier otro asunto
vinculado con la salud pública.
Y así como son ineficaces en el ámbito
de la salud, cada uno de los ministerios y dependencias del Ejecutivo Nacional
sigue aplicando políticas equivocadas, sin terminar de entender que su proyecto
de país fracasó y que el pueblo venezolano lo dejó clarito en las elecciones
del 14-A.
Una crisis más que no pueden resolver.
Otra crisis que se suma a la crisis política que ellos mismos construyeron
secuestrando las instituciones y engañando al pueblo que votó el pasado 14 de
abril. Otra crisis que se suma a la crisis de desabastecimiento en la que han
hundido al país por sabotear la producción nacional. Otra crisis que se suma a
la crisis económica que, desde el Paquetazo Rojo que aplicó Nicolás, ha
empobrecido días tras día a los venezolanos y devaluado nuestra moneda. Otra
crisis más, culpa de un gobierno que durante quince años no ha podido resolver
ninguno de los problemas de los venezolanos pero sí se ha ocupado en resolver
problemas a otros países.
¿Qué es lo que desespera tanto a los
enchufados de que nuestro proyecto de país se conozca en el mundo entero? Que
ya no les sirve de nada que su partido tenga secuestradas a las instituciones,
ni silenciar a los medios de comunicación independiente a través de
subterfugios penosos ni que retrasen una decisión del Tribunal Supremo de
Justicia sobre la impugnación de los resultados de las elecciones
presidenciales —del que ya duda hasta su propia militancia— y que el pueblo
sigue esperando sin olvidar nuestra lucha.
Y no les sirve de nada porque contra
la verdad no hay poder que valga.
Sin embargo, lo más penoso de la
pataleta que despertó en los enchufados mayores que nuestros países hermanos se
enteren de lo que sucede en Venezuela es ver cómo los cabecillas de este
gobierno extorsionan y amenazan a los pueblos. Ellos, acostumbrados a comprar
apoyo político, no saben cómo reaccionar cuando ven que se hace política de
altura, ésa que hacemos los líderes que trabajamos para conseguir soluciones.
Ahora demuestran que ya no se
conforman con jugar con la esperanza de los venezolanos, sino que pueden sumar
a eso a nuestras naciones hermanas. Usan a nuestro Libertador cuando les conviene,
pero cada día lo traicionan más y más. ¿Si no cómo puede interpretarse que
Nicolás y su combo amenacen al pueblo colombiano con dejar de apoyar el proceso
de paz con el que se habían comprometido? Pues de una sola manera: no lo hacían
para ayudar a nuestros hermanos colombianos, sino como parte de su plataforma
internacional de mentiras.
Los venezolanos que están viviendo
fuera de nuestro país también forman parte del país que queremos y que
merecemos construir juntos. No en balde en países como Colombia ganamos
casi con el 89% de los votos. Es evidente que eso preocupa a Nicolás y a sus
enchufados: mientras ellos intentan comprar favores a realazo limpio, nosotros
tenemos ciudadanos honestos y con ganas de futuro que demuestran que Venezuela
puede estar mejor, pero que eso será imposible con tantos incapaces al mando de
la Nación.
Afortunadamente, en Venezuela existe
un nuevo liderazgo y una nueva manera de hacer política que cada vez suma más
personas. Me enorgullece liderar esa visión del país que queremos en cada
pueblo de nuestra Venezuela y fuera de nuestras fronteras. ¡El mundo debe saber
que en Venezuela las cosas cambiaron, están cambiando y van a cambiar!
Hemos decidido no abandonar esta lucha
por la verdad y, gracias a este esfuerzo, hemos ido viendo caer las máscaras de
los cabecillas del partido de gobierno, desesperados y hasta quitándose las
competencias, para demostrarse entre ellos quién manda a quién. Pero pronto se
terminará este penoso momento de nuestra historia. Y para eso estamos llevando
a cabo esta indetenible defensa de los derechos y el futuro de todos los
venezolanos.
Venezuela sabe cuál es el camino que
lleva al país que queremos todos los venezolanos: progreso, tranquilidad y
futuro. Y en el resto de los países de la región también lo saben. Tanto los
pueblos como los gobiernos.
¡Qué Dios bendiga a Venezuela! Sigamos
adelante: el futuro y la verdad son indetenibles.
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