Por Jesús Alexis González, 30/05/2013
El
desequilibrio macroeconómico en la Venezuela actual con efecto notorio en
escasez, desabastecimiento, carestía, inflación y dependencia alimentaria
(entre otros), tiene un origen holístico de tipo político, ideológico,
económico y tecnológico; y en este artículo sólo abordaremos el aspecto
económico.
Los
ingresos petroleros bajo la figura de un monopolio
de Estado han constituido un eje
transversal del historial económico nacional cuya administración se canalizó,
a partir de 1958, a la luz de un particular Capitalismo de Estado (capitales privados y estatales) donde se
consagró una alianza estratégica con el sector privado (“pequeños monopolios”),
con vigencia (con sus bondades y defectos) hasta 1998 (40 años) cuando se
inicia la instauración de un Socialismo
de Estado (propiedad estatal y trabajo estatal asalariado) en procura de
establecer un único monopolio controlado
por el Estado ejercido mediante la planificación
central de la economía para dirigirla y administrarla en función de acabar con el sistema capitalista de
producción en lo más relevante: empresa privada, mercado y formación de los
precios; alumbrando con claridad que ese socialismo negaría la propiedad privada; pero contradictoriamente asumieron y
agudizaron las contradicciones de las relaciones de de producción del sistema
capitalista relativas al tratamiento de la fuerza de trabajo asalariada y la
forma de propiedad. La subordinación del
hecho económico a los ingresos petroleros (no por si “malvada”) ha sido una característica inalterable
desde iniciada la Segunda República Liberal Democrática (1958) hoy vigente; y
si alguna variante podemos observar en el presente es la animadversión hacia el sector privado de la economía, apuntalado
por la pretensión de transición (sin base Constitucional) del modelo productivo
tradicional hacia un modelo de economía
socialista. A tales fines, el gobierno instrumentó el Plan Nacional Simón Bolívar (1999-2007) con la intención de
construir “su” socialismo (agregándole un indefinido “siglo XXI”), para
posteriormente crear en 2007 la Comisión
Presidencial de Planificación y formular un Segundo Plan de Desarrollo Económico y Social de la Nación 2007-2013
en aras de desmontar el sistema
capitalista para facilitar la construcción de una sociedad socialista apoyada
por un Sistema Económico Socialista
que pondría énfasis en la soberanía alimentaria. En el mismo norte, el
“proceso” aspira que el Sistema
Económico Comunal constituya la nueva estructura de producción, distribución
y consumo impulsada por el Poder
Popular; para lo cual desde hace más de 7 años se encuentra en marcha como
propósito ideológico el Estado Comunal.
Con base
a lo expresado, asumimos (sin negar sus bondades inmediatas) que el reciente
acercamiento del gobierno (de estilo keynesiano) con el empresariado privado (y
la Misión dólares) es una salida de
emergencia y transitoria ante el déficit de producción (de carácter
intrínseco) que refleja hoy la economía
planificada durante 14 años; dejando suficientemente claro que la calificación de un sistema se logra no
por los fines enunciados sino por los
medios para conseguir esos fines; e igualmente que procurar la justicia social es más viable a través
de las relaciones de producción que por
intermedio de la distribución y el consumo rígidamente controlados.
Econ. Jesús Alexis González
@jagp611
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