Por Luis Manuel Aguana, 31/05/2013
La
calma “chicha” que se apoderó del país después de la declaración del fraude del
14A y que todos esperábamos que tuviera un desenlace, aun no tiene final ni
mucho menos cauce visible. Hay como una energía latente que no se ha
manifestado. Esa calma se ha matizado con el suspenso creado por Capriles y que
desembocó en el famoso audio del presentador predilecto de Chávez. Muchas
interpretaciones, nacionales e internacionales, pero al final nadie puede decir
que sabe verdaderamente lo que sucede.
Es por
eso que es necesario darle paso a la reflexión, tratando de entender lo que
está pasando al margen de la infinidad de informaciones que llegan y las opiniones
de muchos que “creen” saber lo que en realidad pasa dentro del gobierno y la
oposición. Todo esto por una simple razón: todos los venezolanos seremos los
afectados finales de esa novela por capítulos.
Son
muchas las piezas de ese rompecabezas, y si se intenta cuadrar de la manera
equivocada, por lo que se ve a simple vista, la interpretación será
descabellada. Es por eso que partiré del criterio según el cual debemos
identificar la naturaleza de cada actor en esta ópera de acuerdo a su origen,
estableciendo para cada uno una pauta lógica de conducta. ¿Qué significa eso?
Lo
expondré mediante un ejemplo. En estos días una persona amiga me indicaba que
tuvo que hacerle una reingeniería a su negocio para adaptarse a las nuevas
realidades del país. Si quería sobrevivir y darle viabilidad a su empresa debía
necesariamente cambiarla y reenfocar objetivos, o cerraba el negocio. Es claro
que un empresario debe hacer eso porque no controla el entorno. Ese es el rol
que juega un empresario: SOBREVIVIR. Eso está en su naturaleza. El empresario
no está allí para cambiar las reglas, vive con las que le dan. Es de otros la
responsabilidad que esas reglas sean las más justas para que la economía y el
país pueda avanzar y desenvolverse. ¿Entienden ahora a Lorencito Mendoza?
Pero
¿a quién corresponde cambiar y administrar las reglas? Los políticos son
aquellos personajes que elegimos para que lo hagan. Y ellos tienen un rol en
este rompecabezas. Los hay del gobierno y de la oposición. Una oposición
verdadera debe “oponerse” a las políticas que aplique el gobierno que vayan en
detrimento de la población. Ese es el deber ser.
Es por
eso que la política, entendida de la manera correcta, es muy importante porque
es a partir de ella que se definen las reglas del juego y como deberán
comportarse los diferentes actores de esta ópera que vivimos todos los días los
venezolanos. Pero si los políticos actúan de una manera conceptualmente
distinta a la de su definición establecida, se pierde el norte y el sentido de
la ubicación. Eso es lo que nos está pasando ahora. Si tuviéramos claro quién
es el malo y quien es el bueno todo sería una maravilla. Pero lamentablemente
las cosas en la Venezuela actual no son blancas y negras. Nos han condenado a
vivir en el gris de la incertidumbre.
Y así
como los empresarios, los políticos tienen un rol. Cuando se es un empresario,
se piensa como tal. Sus intereses están claramente definidos. Cuando se es un
político de verdad, no debería existir otro interés que el del bienestar del
país más allá de cualquier consideración. Nótese que aquí estoy deliberadamente
siendo purista en la definición de ambos roles.
Cuando
un empresario tiene un canal de televisión que funciona como una empresa, y se
niega, por la razón que sea, válida o no, a cambiar o adaptarse a lo que su
ambiente le exige, esa empresa deja de ser viable y muere. Esta “muerte” puede
manifestarse de muchas maneras. Una de ellas puede ser su desaparición física
(caso RCTV) y otra un cambio forzado de su esencia original (caso Globovisión).
Cuando
unos políticos dejan de lado su razón de ser en la política que es la de
defender los intereses de la población, dejan de serlo en la conceptualización
del término para convertirse en “mercaderes de la política”. Al hacer eso se
transforman en bienes transables a los intereses de cualquiera que tenga
suficiente dinero para comprarlos. A veces la moneda de intercambio no es el
dinero, sino además de él, prebendas y poder. Esa es la desnaturalización de la
esencia política.
Si
partimos del hecho- que damos por cierto-, que el famoso audio demuestra la
infinita corrupción del régimen en detrimento de uno de los bandos en disputa
del poder dejado en herencia por el dictador; y que este es usado, no solo para
desacreditar al gobierno-ya suficientemente desacreditado “per se”-, podemos
llegar a la conclusión que la oposición política está jugando del bando de uno
de los factores en disputa. Esta desnaturalización, no solo de la esencia de lo
político, me lleva a afirmar que dejaron de ser de lejos representantes del
bienestar ciudadano para convertirse en esos bienes comprables por el mejor
postor de la disputa del gobierno. Allí no hay ingenuidades posibles.
No
entraré aquí a elucubrar de donde salió ese audio-o los próximos-, o porque la
oposición los usa, más allá del hecho mismo de prender un ventilador que
confirma lo que ya sabíamos todos, a menos que tengamos claro en lo conceptual
el rol que cada actor está jugando, que evidencia una crisis profunda dentro de
las filas opositoras acerca del curso de acción ante esta calma “chicha” que le
grita “¡¡¿¿Qué van a hacer??!!”. Sencillamente NO LO SABEN. Y no hay viento
bueno para el barco que no sabe para dónde va, Séneca dixit.
Lamentablemente
Capriles no quiere dejar de ser candidato presidencial para convertirse en lo
que la gente le pide ahora que sea, el conductor de esta crisis. Ya el gobierno
SE ROBO las elecciones, o corres o te encaramas. La lucha en contra de esa
situación no se podrá hacer con la gente en su casa, ni tampoco desde fuera del
país, ni mucho menos a través de Twitter. El problema se resume de la siguiente
manera: o planteas una lucha real o te retiras. Oportunidades como las del 17A
no se presentarán en un futuro previsible salvo que tengan un plan con el que
no han evidenciado contar más allá de esperar un TSJ que sabemos cómo se
pronunciará y un CNE que ya terminará pronto de hacer su auto-auditoria
exitosamente.
Y
entonces, con ese curso de acción escogido-no hacer nada-, llegará el momento
de la verdad porque el tiempo juega a favor del gobierno. Ya comienza a decir
que vamos a las elecciones municipales, sin haber resuelto el entuerto del
fraude. Tamaña contradicción será difícil de tragar para los sectores de
oposición sin aceptar que son colaboradores del gobierno. O eres chicha o eres
limonada, no hay otra. Si la situación no cambia- ceteris paribus economista-,
se decretará el final verdadero de la candidatura de Henrique y comenzará otro
capítulo de esta historia. Habrá que ver si con él en pie todavía.
Pero
lo fundamental, lo que es realmente esencial en toda esta ópera con actores que
tienen intereses comunes, gobierno y oposición, es que no se resolvió nada el
14A y la inestabilidad del sistema se ha agravado. ¿A qué juega en realidad la
oposición con los vladi-audios? ¿A lograr la estabilidad del sistema o a
colaborar con el gobierno para vivir en la inestabilidad? ¿O la oposición
tendiéndole la red al gobierno para que no se termine de caer? Miren bien y
obtendrán su respuesta, lo que parece no es…
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