Miguel Méndez Rodulfo Caracas 7 de diciembre de 2013
Votar el 8 de diciembre es un deber
moral y un imperativo político. Estas elecciones, son cruciales porque
verdaderamente marcarán la debacle del régimen. Esto ya quedó patente el 14 de
abril, pero ahora hay reales posibilidades de que asistamos al derrumbe de esta pesadilla que ha asolado al país por
15 años. El gobierno lo sabe y por eso ha apelado al expediente oportunista,
pero suicida políticamente, de ordenar los saqueos e imponer la baja compulsiva
de los precios. Una maniobra burda que no ha sido tan bien recibida por la
población como los jerarcas gubernamentales pensaban. Si es cierto que les dio
réditos electorales, no fueron suficientes para ocultar el desmoronamiento. En
lo que el gobierno se equivocó fue en subestimar la reserva moral de los venezolanos.
Creyeron que la gente iba a avalar el despojo y la ruina del sector comercial,
pero se equivocaron. Aún muchas personas
que hicieron las colas, estaban claras que más que agradecerle al gobierno, se
anticipaban a la carestía que sobrevendrá, sabedores de que el
desabastecimiento imperará en el corto plazo.
Las elecciones municipales son quizá
los comicios que más debían interesarle a los ciudadanos, porque se eligen las
autoridades y los legisladores que van a cambiar, para bien o para mal, la
realidad que los circunda. Por ello es tan importante votar y hacerlo con
conciencia. La MUD ha presentado al país una selecta baraja de mujeres y
hombres dedicados al servicio público, para que los venezolanos tengan garantía
de una buena gobernabilidad, que sea capaz de darle a las ciudades y pueblos
del país, un vuelco en su manera de enfocar el gobierno municipal, con una
visión estratégica de progreso, con equipos de gente preparada, con planes y
programas que recogen las políticas públicas que dan efectiva solución a los
problemas de la gente, con una perspectiva gerencial de los asuntos públicos y
con una actitud proba de manejo de los recursos financieros.
Los venezolanos tenemos que
proponernos hacer de estas elecciones la respuesta contundente que el pueblo le
dé a este mal gobierno, con relación a su ineficiencia, impericia y
mediocridad, de manera que los jerarcas del régimen entiendan que ya no son los
encantadores de serpientes que gozaban del favoritismo popular. Esta es una
manera privilegiada de decirle NO a este experimento de viejo cuño comunista
que Nicolás y Fidel intentan imponer en Venezuela. Por si quedan dudas, las
últimas y desesperadas medidas gubernamentales indican a las claras hacia donde
nos quieren llevar, cual es el tipo de gobierno que el aventajado alumno de la
escuela de cuadros políticos de Cuba, quiere para Venezuela. De manera que
tomemos este evento electoral como una especie de plebiscito contra el modelo
que nos quieren imponer.
Las últimas tendencias indican que ganaremos
las más importantes alcaldías del país, pero también las de ciudades y pueblos
de mucho peso político y económico en todo el territorio nacional. Tenemos
chance de ganar en Libertador, en Guarenas, Maturín, Cumaná, Puerto Cabello,
etc., otroras feudos impenetrables del oficialismo. Las cosas han cambiado, hay
un despertar del pueblo, un cansancio de la gente que se traduce en un
agotamiento del modelo. El venezolano pide un cambio, ya está harto de los
insultos, el arrebato y el juego sucio, la imposición avasallante del partido
de gobierno usando descaradamente los recursos públicos para su proselitismo
político. La posibilidad de que el país se sobreponga a la incertidumbre y
conmoción social que viene, es que cuente con buenos gobiernos locales que
permitan estabilizar al país. Razones para votar sobran, cumplamos nuestro
deber para con Venezuela.
Caracas 7 de diciembre de 2013
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