Escrito
por Paciano Padrón Martes, 10 de Diciembre de 2013
@padronpaciano.
Las matemáticas no mienten, ni aun
partiendo de las cifras oficiales del CNE. Al considerar los votos obtenidos en
todo el país este pasado 8-D, los candidatos postulados por partidos distintos
al PSUV y sus aliados -es decir de la alternativa- obtuvieron 51,31% del total
de los sufragios, equivalente a 5.494.356 de votos, mientras que el PSUV y sus
aliados alcanzaron el 48,69%, es decir, 5.213.190. Léanse estas cifras de
manera directa y sencilla: la mayoría de los venezolanos no está con el PSUV ni
con el “madurismo”.
En las pasadas elecciones
parlamentarias, como se recordará, los candidatos de la oposición democrática
obtuvieron 52% de los sufragios, pero el amañado sistema de distribución
circuital de los votos transformó esa mayoría en apenas algo más de una tercera
parte de los integrantes de la A.N. Quien obtiene mayoría de votos no debe
elegir menos representantes. Ahora bien, es verdad que el PSUV obtuvo mayor
número de alcaldías en municipios con más baja densidad poblacional, mientras
la oposición cantó victoria en las ciudades más grandes de Venezuela.
Hubo derrotas que preocupan
profundamente al régimen, como las que le propinó la oposición en dos grandes
ciudades como Barquisimeto y Valencia. En la primera de ellas el PSUV dio todo,
porque quiere defenestrar a Henry Falcón. De su lado, Valencia es la tercera
plaza electoral más importante, luego de Caracas y Maracaibo, y a Cocchiola le
dieron hasta con el tobo, lo han amenazado con cárcel y con allanar su
inmunidad parlamentaria, lo vilipendiaron y sus empresas familiares fueron
atacadas, pero Cocchiola le echó Cocchiola y los derrotó con cómoda ventaja.
También en Baruta los ciudadanos reaccionaron contra el ensañamiento del
régimen, que hizo cambiar de candidato varias veces a la oposición, haciendo
del aparato judicial un instrumento electoral. La indignación de la gente llevó
al candidato oficialista Winston Vallenilla a una vergonzosa paliza.
Arrebatarle a la oposición la Alcaldía
Metropolitana, y dejar por fuera a Ledezma, fue empeño del régimen que involucró
todo el poder del Estado a favor de Ernesto Villegas, violando descaradamente
normas electorales y practicando un ventajismo delictual, no obstante no
pudieron con Antonio, pa’lante hermano.
Petare le dolió en el alma al régimen
y su potro resultó un poni, Ocariz, que tenía un solo concejal a su favor, hoy
cuenta con una sólida mayoría (9 de 13) que le permitirá gobernar mejor. El
avance en Los Andes es evidente, en Trujillo no había una sola alcaldía
opositora, ahora no solamente hay varias sino que sumamos Valera,
poblacionalmente superior a la capital. En Mérida se ganó en la capital y en
numerosos municipios; en Táchira la oposición alcanzó la mayoría de las
alcaldías (17 de 29), entre ellas la capital, San Cristóbal. Por su lado en
Miranda, donde el régimen tiene como punto de honor hacer leña de Capriles, la
suma de votos por candidatos de la oposición supera a los recibidos por el PSUV
y sus aliados, si bien el oficialismo conservó la mayoría de los municipios de
menor población.
La joya de la corona, en el “Día de la
Lealtad a Chávez” fue el triunfo en Barinas, donde los barinenses votaron
contra el chavismo. ¿De qué lealtad hablará el régimen?
Por supuesto que el resultado
electoral tiene muchas otras lecturas. De mi parte ofrezco reflexiones reposadas
para enero, ya que con lo de hoy cierro el ciclo de 2013, al entrar en receso
navideño en mi oficina. Hablaremos de la necesidad de apretar el paso y tomar
la calle. Me detengo acá para desear a todos Feliz Navidad, a pesar de las
dificultades. Tengamos un mejor 2014, el posible con el esfuerzo de todos y la
bendición del Niño Dios.
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