Stalin González septiembre de 2014
El país requiere recuperar la calidad
democrática, recuperar el ejercicio deliberativo tanto dentro de la Asamblea
Nacional como fuera de ella
Dadas las características de nuestra
democracia, según lo que consagra la Constitución, nuestras instituciones
políticas deben hacer especial énfasis en la participación ciudadana y la
principal vía para que esto sea posible es la transparencia.
El acceso a la información,
fundamental para un ejercicio transparente y democrático, tiene muchos
obstáculos en las instituciones públicas venezolanas. Al hablar de la Asamblea
Nacional, el orden del día, los créditos e incluso el diario de debate resulta
para un parlamentario en funciones (al menos de la oposición) complicado de
acceder, por lo que a un ciudadano común conseguir información le resulta casi
imposible.
La falta de agenda posibilita
anteponer los intereses del partido, de la bancada y del presidente a los
intereses nacionales. Asimismo, la falta de fiscalización nos ha llevado a un
crecimiento exagerado del gasto público, tanto que este año gastaremos el doble
de lo que gastamos el año pasado y ninguno de los venezolanos sabrá a ciencia
cierta el destino de todos esos recursos.
El deber de los parlamentarios debe
ser ejercer un contrapeso al gobierno ejecutivo, pero actualmente es la
audiencia dócil del líder de turno, el ejercicio dialogante es cada vez más
sordo y el Poder Legislativo cada día está más sometido al líder del partido
oficial.
La opacidad gubernamental posibilita
un poder sin control y ello no es democrático ni participativo ni protagónico.
La labor del legislativo es legislar, controlar y ser la correa de transmisión
de la sociedad civil. El país requiere recuperar la calidad democrática,
recuperar el ejercicio deliberativo tanto dentro de la Asamblea Nacional como
fuera de ella.
Un país que se denomina participativo
y protagónico debe perfilar sus instituciones a la inclusión de la sociedad
civil en sus deliberaciones, debe poder acceder a su agenda, a sus gastos y a
sus responsabilidades. De la apertura de la Asamblea depende retomar el control
del gasto y la gestión pública y la recuperación de la institucionalidad
legislativa es la vía para lograrlo.
Creo que tenemos una deuda por delante
con el sistema democrático venezolano y la participación ciudadana es el
escenario real y más cercano posible para recuperar lo que hoy está en manos de
la opacidad.
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