CATALINA LOBO-GUERRERO 24 de septiembre de 2014
El Gobierno se enfrenta
a la comunidad médica en medio de un aumento de casos de chikungunya
Hace un mes y medio, Jixon Rivas, un
empleado de la fábrica de envases de Aragua, empezó a tener fiebre, dolores
articulares y un sarpullido en la piel. En la empresa van más de 40 enfermos.
En su familia todos lo han contraído y dice que en su cuadra, en el sector de
Coromoto, en Maracay, hay alguien enfermo en cada casa. Se cree que eschikungunya,
una enfermedad de origen africano que llegó al Caribe el año pasado y
ha causado unos 10.000 afectados, según la Organización Panamericana de Salud.
En Venezuela hay casi 400 casos
confirmados de esta dolencia, y más de 1.200 sospechosos, según cifras
oficiales, pero los médicos estiman, utilizando modelos matemáticos, que habría
entre 65.000 y 120.000 afectados. La disparidad no solo tiene que ver con las
cifras: en las últimas dos semanas, el Ejecutivo ha pasado de acusar de
terrorista al médico que alertó de que se habían producido ocho muertes en
Maracay y denunciar un ataque bacteriológico a instalar un Estado Mayor
Nacional y lanzar un plan especial contra el dengue y elchikungunya con
epidemiólogos venezolanos y cubanos. El nerviosismo entre los ciudadanos, entre
la contradicción y la desinformación, no ha parado de crecer.
En Maracay, capital del estado Aragua,
a dos horas de Caracas, se alarmaron el 11 de septiembre, cuando el presidente
del Colegio de Médicos, Angel Sarmiento, alertó que ocho pacientes habían
muerto en el Hospital Central de Maracay. En las redes sociales se decía que
además delchikungunya y el dengue —endémico en esta región y con más de
45.000 casos en todo el país— podía haber una bacteria, un virus desconocido o
ébola. Sarmiento recomendó a la gente abstenerse de ir al hospital hasta no
saber qué estaba sucediendo con pacientes que entraban con altas fiebres,
presentaban hemorragia y fallecían a las pocas horas.
El gobernador de Aragua, Tareck El
Aissami, y luego el
presidente, Nicolás Maduro, acusaron a Sarmiento de “terrorismo
psicológico”, lo tildaron de fascista y ordenaron una investigación penal en su
contra. Maduro incluso señaló que en el hospital de Aragua habrían intentado
meter un virus como parte
de una “guerra bacteriológica” contra su Gobierno, que acusa el
desgaste del desabastecimiento y la escasez de productos hospitalarios y
medicamentos, tanto en la red pública como privada. Diputados opositores
pidieron a la Fiscalía que le exijan pruebas a Maduro de sus acusaciones. “Aquí
lo temerario y peligroso es que el presidente diga que hay una inoculación de
un virus para producir muertes masivas en el Estado Aragua”, señaló el diputado
Ismael García.
El director de Corposalud —el
departamento de Sanidad— de Aragua, Luis López, defiende que es justificable
señalar a Sarmiento de terrorismo, ya que la gente que está enferma, en vez de
acudir a buscar ayuda había dejado de ir al hospital, que atiende a 3.000
personas diarias y que hasta el pasado viernes tenía a 26 personas en
“vigilancia epidemiológica”. Sobre los ocho fallecidos allí, solo dos estaban
infectados con chikungunya. Añadió que todos murieron por otras
enfermedades y no por el virus, que solo produce la muerte en menos del 1%.
Más allá de las divergencias de
opinión médica frente a la causa de muerte de esos pacientes en ese hospital
específico, la situación epidemiológica en el país, la capacidad de respuesta
del Gobierno y su actitud preocupa al gremio médico.
El presidente de la patronal
Conindustria, Eduardo Garmendia, dijo en una entrevista que la producción
nacional se había resentido por el absentismo laboral de infectados
porchikungunya. Maduro informó que por esas afirmaciones fue detenido y
sometido a interrogatorio por la Fiscalía.
En las últimas semanas, según cifras
del Ministerio de Salud,
se han disparado los casos de fiebre a niveles tres veces por encima de lo
esperado para esta época del año en todo el país. Los Estados más afectados son
Miranda (donde está Caracas), Aragua y Carabobo. La falta de atención y de
remedios, y de reactivos para hacer los diagnósticos, incrementan las
posibilidades de que estas enfermedades se compliquen. Por eso algunos médicos
piden que se decrete una emergencia epidemiológica y sanitaria.
Las declaraciones del doctor Sarmiento
y la reacción del Gobierno, en vez de aclarar la situación sobre lo que sucedía
en el hospital y sobre tantos casos de fiebre, solo aumentaron la zozobra
colectiva. “La gente no sabe si creernos a nosotros o al Gobierno”, dice el
doctor Féder Alvarez, del Colegio de Médicos de Aragua. El martes Sarmiento fue
citado ante el Concejo Legislativo de Aragua a que presente pruebas de sus
declaraciones. “No soy un terrorista, soy médico, soy venezolano”, dijo
Sarmiento por teléfono, quien dice estar en algún lugar de Venezuela y
dispuesto a asumir las consecuencias de la denuncia que en su contra presentó
el gobernador El Aissami.
Los familiares de los fallecidos
esperan un diagnóstico certero de los médicos y otra actitud del Gobierno. “No
me interesa el asunto político, con eso no me devuelven a mi hija”, dice
Yaniret Carmona, madre de Marielvis Gabriela, una niña de dos años y ocho meses
que hablaba lo suficiente para quejarse de dolores en el cuerpo y fiebre, y que
el lunes habría asistido por primera vez al jardín infantil.
“No hay medicinas, pero nadie lo dice”
El responsable de Salud del Estado de
Aragua sostiene que la red pública de la región tiene un 85% de productos
hospitalarios garantizados. Sin embargo, al preguntar en la FarmaAragua frente
al hospital de Maracay si tenían acetaminofen, la droga que todos andan
buscando para bajar la fiebre, la respuesta fue negativa. Yuly Fossi, hermana
de Franklin Fossi, uno de los pacientes que falleció en el hospital la semana
pasada dice que la familia tuvo que salir a conseguir bolsas de orina para la
sonda y un medicamento intravenoso para bajar la fiebre porque tampoco había.
En algunos ambulatorios y centros de
atención de la ciudad, los pacientes deben esperar varias horas para ser
revisados, incluso madres que llegan con niños ardiendo en fiebre. En un núcleo
de atención primaria del barrio 19 de abril atienden hasta a 40 personas
diarias, que esperan en sillas plásticas y sin aire acondicionado a que los
revisen, pero es poco lo que pueden hacer por ellos. “No hay medicinas, pero
nadie se atreve a decir que no hay”, asegura Luisa Moreno, presidenta del
Comité de Salud de ese centro.
Entre tanto, la población comparte
remedios y recetas caseras para enfrentar la fiebre de moda: sopa de patas de
pollo, verbena, planta mataratón, jugo de caña, agua de piñón, baños de mango,
pero sobre todo, litros de agua de coco para hidratarse.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico