Omar Barboza Gutiérrez septiembre de 2014
El pasado martes 23 de septiembre los
líderes mundiales se comprometieron en Nueva York a incrementar sus esfuerzos
para frenar la creciente amenaza que representa el calentamiento global para la
población del planeta. Dicha cumbre sobre el Clima fue organizada por la
Naciones Unidas.
A pesar de la afirmación de Ban
Ki-moon, Secretario General de la ONU en el sentido de que el cambio climático
es la cuestión crucial de nuestra era, la expectativa de limitar el
calentamiento global generado por la emisión de gases de efecto invernadero no
se vio respaldada por compromisos concretos por parte de países fundamentales
por ser ellos los principales emisores. Por ejemplo, China e India que junto a
los Estados Unidos están entre los principales, no se hicieron presentes a
través de sus Jefes de Estado sino por otros funcionarios con menor capacidad
decisoria.
Este es un compromiso que para que sea
eficiente debe ser asumido por todos los países del mundo, fundamentalmente por
los más desarrollados cuya voluntad de cumplir se debe medir por los
resultados, sin dejarse influenciar por predisposiciones ideológicas. Entre los
de mayor desarrollo, es justo reconocer los esfuerzos de los países europeos en
esta tarea, tanto en acciones concretas como en los planes para la
concientización de sus pobladores y convertirlos en colaboradores en la gran
misión de asegurar la habitabilidad futura del planeta.
En ese escenario se volvieron a oír
Jefes de Estado con discursos de contenido ideológico repetitivo que
generalizan contra todos los que no se identifican con sus ideas, señalándolos
como responsables del desequilibrio ambiental, sin poder demostrar alguna
acción concreta de su respectiva gestión gubernamental para contribuir desde su
país con los objetivos de un ambiente sano. Ese fue el caso del Presidente de
Venezuela, Nicolás Maduro, cuando se refirió a las potencias contaminadoras
diciendo que se quieren disfrazar con las mismas fórmulas capitalistas, tomando
las banderas de los movimientos ambientalistas.
El Presidente Maduro habló ante esa
calificada audiencia reunida en Nueva York, confiado en el hecho de que sus oyentes
desconocían que recientemente él había eliminado en su país al Ministerio del
Ambiente después de 37 años de existencia, para crear el Ministerio para la
Vivienda, Hábitat y Ecosocialismo, unificando lo ambiental con una actividad
depredadora como lo es la construcción, creando así más incertidumbre sobre la
negativa gestión del gobierno en esa materia, la cual se representa desde el
punto de vista presupuestario, cuando en el año 2012 se le destinó al
Ministerio del Ambiente solo el 1% del presupuesto nacional, y para el 2014
redujo esa asignación al 0,4%.
Ese tratamiento en la asignación de
recursos toma mayor importancia si se tiene en cuenta que el Ministerio en
cuestión, ha estado encargado de la administración ambiental del 67% del
territorio nacional, dentro del cual están incluidos el 70% de las reservas
hidrológicas del país, además de que, de ese Despacho depende la administración
de 43 parques nacionales. Apoyamos, con la mayor convicción, la solicitud que
le están haciendo importantes grupos ambientalistas al Presidente de la
República para que derogue el Decreto que elimina el Ministerio del Ambiente.
Es por ello que rechazamos la conducta
hipócrita del Presidente de la República, al intentar aparecer ante la opinión
internacional como un defensor del equilibrio ambiental en el mundo, cuando la
gestión de su gobierno es contraria a garantizar un ambiente sano para los
habitantes de nuestro país; no solo por la falta de apoyo y eliminación del
Ministerio al cual le corresponde esa misión, sino por conductas
complementarias que no dejan dudas de su falta de sensibilidad por esta
prioridad para los seres humanos.
Para ilustrar con ejemplos la
afirmación anterior, citaremos los siguientes: El problema de los montones de
basura acumulada en toda Venezuela, es ya una amenaza para la salud pública,
esta situación la encontramos en Alcaldías donde los Alcaldes son oficialistas,
pero se agrava más aun en donde los Alcaldes son de la oposición, porque el
gobierno les niega los recursos para enfrentar esta calamidad; otro ejemplo, es
el de los lagos de Maracaibo y de Valencia, abandonados a la peor contaminación
a pesar de la importancia estratégica de ambos. Igual ocurre con la
depredación, con complicidad oficial, de las zonas del Estado Bolívar donde se explota
por nacionales y extranjeros de manera ilegal nuestras reservas de oro. También
el abandono de las cuencas hidrográficas. Y así podemos hacer una lista tan
larga como la de los males del país en esta hora oscura de nuestra Venezuela.
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