Quienes suscribimos, ex Rectores de la
Universidad de Los Andes y coordinadores del espacio de discusión de los
problemas del país conocido como “LA TERTULIA DE LOS MARTES”, consideramos un
deber expresar nuestra solidaridad con TODOS los venezolanos privados de
libertad por razones políticas, con énfasis especial en los más jóvenes que
pertenecen al movimiento estudiantil.
El gobierno actual de Venezuela, en la medida
en que pierde apoyo popular por su pobre gestión de los asuntos públicos del
país, se desploma en caída libre por la pendiente de la represión contra
quienes critican el modelo que encarna, se oponen a sus maneras de conducir al
estado y reclaman sus derechos, respeto a la Constitución, a las leyes y a los
principios consagrados universalmente en
favor de la dignidad de los seres
humanos. Por la pureza de las intenciones de los jovenes, porque no tienen
intereses creados, porque no hay manera de comprarlos y porque siempre han sido
la brújula para identificar los males de la sociedad, a la cabeza de las
protestas históricamente han estado los estudiantes. Y eso no lo perdonan los
regímenes autoritarios.
Más allá de los errores políticos cometidos,
de las acciones sociales desproporcionadas y de la parsimonia o tozudez en
comprender los cambios sociales que se han operado en la nación, a las fuerzas
democráticas opositoras no se les ha podido comprobar ningún plan concreto para
derrocar al gobierno o asesinar a los responsables del Estado. En
contrapartida, desde que el régimen actual se estableció se ha caracterizado
por su sectarismo y exclusión, y por el empeño de dividir arbitrariamente a los
venezolanos en amigos y enemigos del gobierno. A estos últimos se les ha negado
la sal y el agua y hoy en día, también, la libertad. La oposición democrática en
Venezuela no es responsable de los límites inauditos a que ha llegado la
inseguridad en el país; no es tampoco culpable de la loca e irrefrenable carrera
alcista de los precios de todos los productos, ni de la escasez de casi todo lo
que se necesita para subsistir o del incremento del desempleo. Las fuerzas democráticas
no pueden ser responsabilizadas del deterioro de los hospitales, de la escasez de
medicinas o de las epidemias y muertes causadas por el dengue, el paludismo y la
chikungunya. Tampoco de la injerencia de Cuba y China que nos está haciendo
perder nuestra soberanía. Los demócratas venezolanos no son los propiciadores de
la emigración de más de millón y medio de compatriotas, en su gran mayoría con un
buen nivel profesional, que han tenido que dejar el país; ni del deterioro de
las universidades autónomas y de los demás niveles de la educación nacional. La
oposición no es culpable del aumento de la deuda pública, de la pérdida de la
capacidad productiva de PDVSA, de la ruina de ese emporio de riqueza que fue
Guayana, ni de la destrucción del aparato productivo del sector privado. Y
nadie puede enrostrarle a los demócratas de este país el criminal despilfarro
de recursos, en la época en que más recursos hubo, ni del obsceno
enriquecimiento con que se han beneficiado los jerarcas del poder y sus amigos
Estas son las razones de las protestas
sociales y políticas en Venezuela. Estas son las verdaderas causas de que miles
de ciudadanos venezolanos, con los estudiantes a la cabeza, hayan asumido la
vanguardia y la vocería de los que no pueden hablar y protestar en el país. Por
eso están presos. Se han convertido en voz, bandera y consigna de millones de compatriotas y se les quiere
acallar para atemorizar al resto de los venezolanos.
Invitamos a las Autoridades Universitarias a
asumir su responsabilidad, como historicamente ha sido, en la defensa activa de
los miembros de la Comunidad Universitaria detenidos por razones políticas.
Mientras se crean las condiciones democráticas para liberar a todos los presos polÍticos
hay que hacer del sacrificio de los que están presos el escudo de entereza
moral que permita relevarlos con la misma dignidad de ellos. Gritar muy fuerte,
en el país y ante el mundo, que en Venezuela hay presos políticos porque la
justicia se ha convertido en el último eslabón de la cadena represiva del gobierno.
Mérida Septiembre 2014
Néstor López Rodríguez
Miguel Rodríguez V
Genry Vargas Contreras
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